Tras una Lectura
Algo cae sobre mí, que me despista
de las luces de la ciudad
alejándome del ruido transitar
de unos pasos caídos.
En la noche.. mientras leo,
Algo me dice al oído
que olvide los días que llegaste,
Algo me hace pensar que jamás
viniste a buscarme.
Puedo ver la soledad en las viejas calles
las cargas de la gente,
el llanto de las aves.
Entender como amé,
tus pies sobre la tierra,
y el viento sobre tu cabeza,
de las luces de la ciudad
alejándome del ruido transitar
de unos pasos caídos.
En la noche.. mientras leo,
Algo me dice al oído
que olvide los días que llegaste,
Algo me hace pensar que jamás
viniste a buscarme.
Puedo ver la soledad en las viejas calles
las cargas de la gente,
el llanto de las aves.
Entender como amé,
tus pies sobre la tierra,
y el viento sobre tu cabeza,
(Ay, Emily presiento tu angustia, y me acechan tus palabras)
Pesa dar al tiempo
La espera de un momento.
Francamente,
algo me impulsa
al deseo de llamarte
Pero miento,
si mi voz te anuncia,
es el eco de una hora pasada.
Ven, acércate
dejaré sobre la mesa,
el retrato de unos besos,
una flor algo marchita,
una copa con vino seco,
un tintero,
unas hojas,
y mi corazón en blanco.
La espera de un momento.
Francamente,
algo me impulsa
al deseo de llamarte
Pero miento,
si mi voz te anuncia,
es el eco de una hora pasada.
Ven, acércate
dejaré sobre la mesa,
el retrato de unos besos,
una flor algo marchita,
una copa con vino seco,
un tintero,
unas hojas,
y mi corazón en blanco.
Más Allá.
Más allá, donde el amor es
risueño
y la verdad no es pasajera,
se alza un beso.
Más allá, donde la pasión brota
y emerge el deseo,
pernocta el misterio quemándome las horas.
Más allá, donde el perdón promete,
y el silencio habita en medio de la espera.
revive un verso.
Más allá, donde te invoca el recuerdo
colgándose de la luna
diseño el bosquejo
de mi habitual soledad.
Más allá, donde el incierto no alcanza
y se abraza al miedo la locura de mis días,
se ensambla un olvido.
Más allá del equilibrio, y los golpes sin dolor,
más allá de la esperanza, de la lealtad,
de la razón.
Más allá de las piedras en el camino,
de los bosques, de los prados de azahares,
del cantar de los ángeles y las auroras boreales.
Más allá de los cetros derruidos
y las culturas conquistadas,
de los reinos gobernados
y las espadas caídas.
Más allá del mismo sol,
están las hebras de un corazón
hilándose con el fulgor de tus ojos;
bordando mi destino,
escribiendo una canción.
y la verdad no es pasajera,
se alza un beso.
Más allá, donde la pasión brota
y emerge el deseo,
pernocta el misterio quemándome las horas.
Más allá, donde el perdón promete,
y el silencio habita en medio de la espera.
revive un verso.
Más allá, donde te invoca el recuerdo
colgándose de la luna
diseño el bosquejo
de mi habitual soledad.
Más allá, donde el incierto no alcanza
y se abraza al miedo la locura de mis días,
se ensambla un olvido.
Más allá del equilibrio, y los golpes sin dolor,
más allá de la esperanza, de la lealtad,
de la razón.
Más allá de las piedras en el camino,
de los bosques, de los prados de azahares,
del cantar de los ángeles y las auroras boreales.
Más allá de los cetros derruidos
y las culturas conquistadas,
de los reinos gobernados
y las espadas caídas.
Más allá del mismo sol,
están las hebras de un corazón
hilándose con el fulgor de tus ojos;
bordando mi destino,
escribiendo una canción.
Luna
Quisiera, Luna, encontrarme en la plenitud
de tus noches.
Huir de mi, para aislarme en tu ser.
ser consciente y ampliarte en las pupilas,
Rebobinar tu imagen
y volver a nacer.
Quisiera, luna, ser tu espejo
Tus alas de hada,
tu vocecita calmada.
Poesía de un viernes,
de un cuarto menguante
donde el fresco de tu marea,
recorren mi cintura
remojan
mis pies.
Quisiera, luna, ser la estrella que te
adorna
el ciprés que te mece, la luz que te
alcanza
Quisiera ser, la constelación que te abraza
el gravitar de tus gestos, hasta el cielo
me alza
tu peñasco dulce, a las olas desplaza
y entre periodos intensos eclipsas mi piel.
Y entre periodos intensos, me calmas.
Quisiera, luna, ser tu cielo, y nacer.