jueves, 24 de noviembre de 2016

ÓSCAR GILBONIO, en Canción del Silencio.

Hoy llegó un mensaje, pienso que es un comentario atinado, recuerdo la construcción de la novela, lo vuelvo a leer y regresan al oído las canciones de la época, los espacios por donde camina Cirilo, la cárcel (...). Aquí la gran capacidad de síntesis y conocimiento de los problemas de la sociedad actual, ¡muchas gracias! Óscar Gilbonio.



Estimado Juan.


En primer lugar agradezco que me hicieras llegar un ejemplar de “Canción del silencio” y así conocer de tu escritura.
Estoy de acuerdo con las palabras de Jorge Luis Roncal que condensan el espíritu de la novela: “visceralmente comprometido con las vicisitudes de los despojados”. Un lector avisado puede descifrar lo que brilla entre líneas respecto a los ochenta. El niño que sería hijo de la poetisa Edith, transitando un fresco de ese periodo, pintado con signos y hechos significativos, identificables.
Emula la ternura que Arguedas profesa al campesinado. El Oscar del Tambor de Hojalata, es un niño de la guerra que no crece. El tuyo es uno hecho adulto por el conflicto. Es un personaje que desearíamos multiplicar porque representa una forma de esperanza, la madurez de una nación.


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