El "Cantor de América" en Ica
El lunes 7 de agosto de 1922 arribó al puerto de Pisco el poeta, vino del sur en el vapor peruano "Urubamba". En ese entonces era Prefecto de Ica Julio Rodriguez y el Alcalde César A. Baiocchi. Según informaciones de la época, fue recibido con aplausos en el muelle, luego recorrio la ciudad, haciendo tiempo hasta la partida del tren extraordinario a las 4:30, al llegar a Ica a las 8 de la noche fue declarado Huésped Ilustre.
Él se encontraba delicado de salud y dadas las referencias de Huacachina dijo: "probaré de sus aguas, que quizá hagan el prodigio de una cura radical". Ese día recibió durante el día en su residencia del hotel Ferrocarril, la visita de personas importantes de la ciudad, escritores y periodistas. Al mediodía Chocano se dirigió en automóvil al Balneario de Huacachina.
El primer recital, se llevó a cabo en el Teatro Piccone (Hoy Centro Social de la Plaza de Armas), eran las diez de la mañana, inició su presentación recitando un poema de su libro "Oro de Indias", los diarios publicaron " El éxito es enorme, sin precedentes en el Teatro Piccone, obtenido ayer por Chocano, quien no requiere este triunfo para aumentar el brillo de su nombre ponderado en el Continente", no sabemos si las conferencias de Abraham Valdelomar dadas en el mismo lugar, alcanzaron la misma atención del pueblo iqueño.
En su último recital del 17 de agosto, figuró el poema Nocturno del Viaje, que el ilustre huésped escribió en la ciudad y era su más reciente producción, se despidió con el propósito de regresar, por la buena impresión de Ica y del efecto saludable de las aguas de Huacachina, manifestó.
La composición inspirada sobre la laguna de Huacachina, la leyó el 5 de noviembre de 1922, en Lima. El 14 de noviembre, el diario LA VOZ DE ICA, publicó Huacachina (Romancero Imperial - Fantasía Preincaica). A continuación transcribo un fragmento, el texto casi completo lo pueden leer actualmente en la laguna.
HUACCA - CHINA
Sale de su baño palpitante y fria;
se envuelve en la sábana, en que todavía
resaltan las curvas de su gallardía;
y al verse en su espejo descubre un espía,
ya que a espaldas de ella surge un cazador
La princesa entonces huye a la mirada
del cazador, que hubo de ver como un hada
burlóle la presa (¿La fuga encantada trócose en un vuelo de garza real?)
La sábana a poco quedóse enredada
en un ágil brinco por sobre el zarzal...
La princesa en fuga siguió desolada;
y mientras corría sin fijarse en nada,
la sábana abierta se hizo un arenal...
La princesa huía con su espejo en alto...
El zarzal cruzóla...Dar quiso un salto...
Tropezó...Del puño ya de fuerzas faltó,
se escapó el espejo...fue una conmoción
Y el espejo roto se volvió laguna;
y, al fin, la princesa transformóse en una sirena,
que hoy sale, las noches de luna, a cantar a veces su antigua canción.
JOSÉ SANTOS CHOCANO
JOSÉ SANTOS CHOCANO