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domingo, 19 de enero de 2025

CRÓNICA DEL ORIGEN DEL NOMBRE SANTA CRUZ DE FLORES

 

CRÓNICA DEL ORIGEN DEL NOMBRE SANTA CRUZ DE FLORES

El año 1987, hace su aparición el primer texto titulado “Los peleadores y otros relatos florinos”,  escrito por José García Conde. Desde ahí se menciona que el pueblo tiene como nombre el apellido de un sacerdote español. Pero los florinos nombran a su pueblo como Santa Cruz de Flores, desde cuando un arzobispo pasó en visita pastoral, él puso al pueblo bajo la advocación de la Santa Cruz, debido a los numerosos relatos de apariciones, encantamientos producidos en La Ollería y el cerro Chicha, todos relacionados con el oro poseído por el demonio. Un dato relevante que muestra el folleto es: Santa Cruz de Flores tiene el privilegio de haber sido cuna del “Hombre de La Palapa”, que vivió hace ocho mil años antes de Cristo, en las lomas florinas de La Palapa y Azpitia. En la contratapa nos muestra una apreciación del lugar de parte de Luis Alayza y Paz Soldán a su paso por Flores, buscando datos para escribir su libro “Mi país”, producto de esa visita y atraído por la campiña escribió: Dios bendijo a Flores en forma de pájaros cantores y dulces frutos.

El primer florino en investigar sobre la historia de su pueblo es sin duda Don Orlando Germán, el año 2010 aparece un texto “Mitos Relatos y Leyendas de Santa Cruz de Flores”, en aquella época estaba como alcalde Don Fortunato Modesto Montoya, en realidad fue un concurso que llevó a cabo la Municipalidad para promover la cultura en el Distrito.

Orlando Germán, corrigió los trabajos y realizó un acertado enfoque interpretativo de los mismos, basado en Luis Guillermo Lumbreras, María Rostworowski y otros eminentes historiadores, quienes concuerdan en afirmar que la historia no puede hallar verdades sin recurrir a los mitos en los que subyacen referencias históricas comprobables en el plano racional e histórico. Desde este punto de vista es innegable la importancia de rescatar, antes de que pasen al olvido, los mitos y leyendas de los pueblos. Los relatos que se reunieron en esa colección, no tenían antecedentes escritos, tampoco pensaron que el libro editado por la Municipalidad sea el definitivo, estaban muy conscientes de la existencia de otros muchos relatos reclamando ser llevados a la escritura, antes que la estocada de las fuerzas foráneas los deforme en su estructura o en sus mensajes profundos. Llevar a la escritura estos textos de la tradición oral constituye una forma de salvar una característica del florino. Las recopilaciones hechas se referían con más recurrencia al Cerro “La Ollería” “Los cerros poseen espíritu y pueden contactar con seres humanos reconstruyendo el pensamiento panteísta aborigen de épocas pre-incas e incas”

El año 2013, la gestión del alcalde Pedro Riega Guerra, publicó “Santa Cruz de Flores para el mundo”, en su presentación consideran a la cultura como el eje transversal del desarrollo social, político y económico, en lo que concierne al nombre se puede leer: “Sus más antiguos pobladores, dicen que el nombre le viene dado por la acción del reverendo sacerdote apellidado Flores, el año 1865 colocó y bendijo la Cruz Misionera al ingreso de la población. Es un texto completo que abarca desde investigaciones arqueológicas, pasando por la gastronomía, folklore, la industria vitivinícola, fiestas religiosas, hasta algunas tradiciones orales.

El marzo 2014 la Revista Profesional (RP), presenta como invitado especial al maestro Félix Chumpitaz Camacho. En la revista manifiesta que “es conocido por todos los pobladores que el nombre tiene su origen en el apellido de un sacerdote español, fue él quien se esmeró en que la feligresía construyera su iglesia, apelando a un sin número de actividades para obtener fondos económicos para lograr tal fin. Dio ejemplo de perseverancia, de trabajo, esfuerzo y unidad, por eso, todos los consideraban, lo respetaban y le siguieron el propósito sin desmayar. Al parecer fue él quien propuso como patrón del pueblo a la Santísima Cruz”. Hipótesis que se contradice con la publicación florina de 1987, en ella manifiesta que se nombra al pueblo Santa Cruz de Flores, desde cuando un arzobispo, que pasó de visita pastoral, puso al pueblo bajo la advocación de la Santa Cruz. No manifiesta José García Conde que el cura español Flores construyó la iglesia, permaneciendo por un tiempo considerado, sino que un arzobispo pasó de visita pastoral. Hechas las averiguaciones con personas del lugar, nunca ha existido cura o sacerdote con ese apellido.

El apellido Flores viene del quechua Huayta (flor) o del Aymara Tika (Flor). Santa Cruz de Flores “tiene el paisaje de la Arcadia” definido así por Luis Alayza y Paz Soldán. Otras de las hipótesis que lanza Félix Chumpitaz Camacho es: “De todos los viajes realizados por el italiano Antonio Raymondi, vio admirado el verdor de la campiña y la llamó Miraflores”. Se puede colegir que siempre fue admirado el paisaje florino, por estar llena de colores, ni que decir de sus frutos.

Al llegar la ocupación inca el lugar se llamaba “Huayiata” - Traducido al castellano es flor o flores - desde ahí controlaron y administraron el área local, la producción, almacenamiento y redistribución de los recursos (Aquí la fuente “Santa Cruz de Flores para el mundo”, página 20, Raymondi 2012) Entonces es verdad que los españoles pasaban al castellano los nombres o apellidos difíciles de pronunciar, ejemplo: Wassi a Casas, Tikka a Flores o de la Flor, Mayu a Ríos, Pachicu a Pacheco, en ese sentido Huayta del quechua Flor paso a Flores, la prueba de ello es que existe el apellido Flores en quechua y castellano.

Volvemos al estudio de Orlando Germán, cuando cita a Lumbreras y Rostworowski (La historia puede hallar verdades cuando recurre a los mitos y leyendas). Felix Chumpitaz Camacho ya había trabajado un texto “Mitos y Leyendas” de la zona norte de Cañete (Chilca, San Antonio, Santa Cruz de Flores, Mala, Calango, Coayllo), dentro del aquel texto se encuentra la leyenda “El oro de la Ollería”, la cual nos relata la resistencia del guerrero “Tika”, para no ceder y dar información sobre el filón de oro oculto por los incas. Ya está escrito el relato “El secreto del reloj de la Plaza de Armas” la estudiante tendrá más de 20 años, su nombre: Estrellita Cuya Acuña. Según esta versión el túnel se inicia en la plaza de armas y desemboca en La Ensenada, todo indica que hasta el momento existe ese túnel, ya que los pobladores más longevos afirman que esa versión es conocida desde muy antiguo. En ambos casos concuerdan en el nombre actual de “Flores”, sea Tika o Huayta. La leyenda que nos dio a conocer Don Félix Chumpitaz, nos da una pista por el lado de la lengua aymara.

 

“Del libro relatos con historia” 2025  “Cañete tiene su norte” 2026











 

 

lunes, 13 de enero de 2025

JOSÉ DOLORES (primeros boxeadores cañetanos)

 

JOSÉ DOLORES



Era un joven alto y de cuerpo bien proporcionado, fuerte en la pegada y la asimilación. Aproximadamente el año 1923, se comenzaba a practicar el futbol en el valle de Mala; pero la pelea de los guapos siguió siendo el deporte favorito entre los hombres. Entonces el futbol solo era un pretexto para estos eventos de golpes varoniles.

José Dolores se convirtió en unos de los valientes del valle, cuando el pueblo de Flores fue invitado a jugar futbol al otro lado del río, en Tutumo. Ahí residía un peleador, que había acabado con los más bravos luchadores de la margen izquierda del valle, mientras José Dolores empezaba a dar sus primeros golpes en Flores.

El propósito de los organizadores del partido de fútbol fue dar oportunidad a su ídolo de peleas, para que logre otra victoria ante el florino Dolores, ya los tenía acostumbrados a verlo ganar en cada combate. Cuando los florinos llegaron a Tutumo, la gente preguntaba por José Dolores, porque a ellos no le interesaba el fútbol, sino el choque de estos hombres.

Desde que comenzó el partido de fútbol, ambos defendían  ardorosamente los colores de su cuadro, hasta que degeneró en insultos, el joven peleador no aguantó. Se paró en seco cuando avanzaba con el balón, y aceptó el duelo de pelear con su desafiante. El partido de fútbol se interrumpió, terminó para dar paso a la pelea.

De inmediato, el público se fue acercando al centro del campo y formó un círculo humano. En medio de ellos los dos hombres pusieron en juego todo su coraje, también todos sus recursos de lucha. La pelea era todo un espectáculo, se prolongaba demasiado, porque ninguno de los dos se rendía. Hasta que por fin José Dolores quedó dueño de la cancha, ante la sorpresa de propios y extraños.

El vencedor sangraba de una oreja pero se le veía feliz. Entonces pidió un espejo y una tijera. Al verse roto parte del pabellón de una oreja, por el cobarde mordisco de su contendor, (parecido a la mordedura de Mike Tyson a Evander Holyfield, en junio de 1997) él con mucha estética se dio un corte, y para emparejarlo con la otra oreja, se cortó igual.

Desde ese momento, José Dolores exhibió  con orgullo y como señal de triunfo, sus orejas cortadas. José Dolores Chumpitaz, volvió a Flores como un héroe, fue ídolo de los jóvenes, más tarde un ciudadano notable del pueblo.

Recopilado el 2024, “Los peleadores y otros relatos florinos” José García Conde.

(Pertenece al libro Cuentos con historia 2025)

LA SAPA QUE EMBRIAGÓ AL DIABLO

 

LA SAPA QUE EMBRIAGÓ AL DIABLO



Demonio que llega a Flores se va “al diablo”, si bebe pisco de este pueblo. Cierta vez Satán quiso llevarse a un florino pero no pudo, porque llevaba una sapa en la mano y una mona encima.

Antes se solía invitar a probar los chicharrones, a quienes habían ayudado apisonar las uvas en los lagares, cuando se destilaba el pisco en las falcas o alambiques. Se llama chicharrón al pisco que en alto grado comienza a destilar. Es agradable pero trepador. El que sabe solo lo prueba y espera que se ponga a punto, más o menos de 20° grados.

Cuando se retiraban los invitados, a cada uno le daban una sapa, o botella de pisco, como retribución a su colaboración. Todos volvían a sus casas a medianoche por el callejón que va al cementerio. Don Fred Caycho andaba medio retrasado en la hora, a mitad del camino vio a un hombre recostado a una pared. Al entablar conversación bebieron pisco de la sapa, caminaron un trecho no tan pequeño, el músico acompañado del extraño llegaba al pueblo, según creía él, cuando cayó a una zanja exclamando el nombre de Dios. El ocasional “amigo” desapareció dejando en el ambiente un olor a azufre quemado.

Fred, al incorporarse se vio solo, en un descampado lugar distante de Flores. Despavorido, con los pelos de punta, corrió rezando, saltando acequias, adobones de los huertos y cementeras, en dirección a sus casa.

José García Conde

(Folleto:  “Los peleadores y otros relatos florinos”)

domingo, 3 de noviembre de 2024

LA LAGUNA ENCANTADA

 

Ya está establecido que todos los pueblos de la costa peruana son milenarios, aquí se establecieron los primeros peruanos, antes que Los Inkas. La Mama Cocha, era la diosa de todas las aguas (El mar, los lagos, los ríos y todas las fuentes de agua). Lugares sagrados que a la llegada de los españoles, trataron por todos los medios de anular esta devoción inventando encantos. En los diferentes ríos del Perú existen estos relatos.

LA LAGUNA ENCANTADA

En Santa Cruz de Flores hasta ahora existe un lugar conocido como "La Yigua", se ubica exactamente en las tierras bajas del Distrito, a la altura del lecho del río Mala, ahí se había formado una laguna debido a las filtraciones de varios manantiales.

Los florinos que tenían sus chacras por esta zona, solo podían estar en sus terrenos hasta las cinco de la tarde porque más tarde sucedían cosas muy extrañas. Ya eran muchas las personas que habían desaparecido para siempre, incluso estudiantes que se hicieron la vaca. Muy cerca del lugar pasaba un camino de regantes, el sendero tenía un puente para pasar la acequia que desaguaba tal laguna, la gente que cruzaba por este puente después de las 17:00 horas (cinco de la tarde), solía ver un inmenso pez, un pejerrey de agua dulce, que muy bien podía medir un metro de largo, aletas finas que brillaban con la luz del atardecer. Nadaba tranquilo, haciendo pequeños remolinos en las diáfanas aguas, los que pasaban por el puente quedaban pasmados al observar al pez, algunos no medían el peligro, las consecuencias que traía al tratar de atraparlo, se bajaban al pozo de agua, tan igual como se iba el día, ellos desaparecían tragados por las aguas. La familia Balcázar decidió colocar una cruz en el lugar, ya que su abuelo músico de músicos, se fue sin dejar rastro alguno.

 

miércoles, 16 de octubre de 2024

EL BRUJO MAYOR DE COAYLLO

 

Coayllo es un pueblo misterioso por donde se le mire. Debido a su fama de brujos y demonios los occidentales construyeron una capilla en la cima de un cerro, no fue tal fácil reemplazarla por una cruz, según la adivina Lourdes la pequeña iglesia está allí para espantar los malos espíritus. Aún no está registrado el año, el día ni la hora de un cónclave de curanderos, algunos dicen que la sede fue en Santa Cruz de Flores, otros aseguran que fue en el valle de Calango.

 Pastor Chávez, un mestizo lector del libro de San Cipriano, fue el representante de la tierra de los nísperos, apareció por las calles seguido de una culebra, la presencia de dicho animal elevó la temperatura, haciendo que se quitaran la ropa los habitantes de ambos lugares. Los pueblos mantienen en su memoria aquél encuentro. Hasta hoy es comentado oralmente estos episodios  tenebrosos. Al término, uno de los acuerdos fue la construcción de la ermita. Era necesario porque el calor que producía la presencia del reptil, venia secando ríos y lagunas por Ukira,  pronto convertiría en infierno el pueblo de Pastor Chávez, dicho animal lo seguía como sigue un perro a su amo, despedía una baba como marcando el camino.

 Pastor, era el único hombre en dicha reunión, los demás representantes de cada pueblo eran todas mujeres, ellas tenían como mascotas gallos de plumaje negro, sapos gordos y bocones, lechuzas de ojos saltados infernales de color rojo. Las brujas siempre cuidaban de sus acompañantes, dejarlos sueltos era un peligro, ya que entre ellos se miraban con desprecio. El canto del gallo helaba a la serpiente, el ronquido del sapo le quitaba la voz al gallo, los ojos de la lechuza impedía que la lengua de la culebra se estirara. A ella nadie la quería, por eso salió a visitar los cerros, aquél día de su desaparición su amo durmió veintisiete horas seguidas. Bajar al río no le permitieron, trepó hacia las alturas… la maldita víbora no regresó hasta la actualidad.

Al tercer día, los niños contaron de la aparición de columpios en lugares desolados. En ese espacio existen hoy iglesias o cruces de madera. Pasado el tiempo la entonces niña Camila Arias, nos habla de los diálogos que tuvo con su abuelo Federico. Es tiempo de rezar hija le dijo acariciando su frente.

-          Es cierto papito que donde está la iglesia había un columpio empujado por el viento.

-          No era el viento Cami, mi padre que fue mecido muchas veces, me contó que el de su espalda le hacía preguntas  ¿Cómo está tu mamá Lupe? La buscaban por Azpitia y por todo el río, ella recitaba poemas montada en su burrito. Más que poemas eran oraciones contra ese maldecido viento que sopla en las tardes por toda la plaza.

Hoy con 60 años de existencia la niña Camila y su amiga Lourdes, caminan con la foto de su abuela Guadalupe, exponen el porqué nuestro Distrito se ubica en la otra orilla del pensamiento, volviendo a creer en su flores bellas, sus delicadas frutas, todas ellas bajo el amparo del Cerro Patrón, Apu que tomó el camino correcto de enfrentar al mal, él desde su cima nos cubre con su bendición.

 Es viernes, Don Victor me invita una copa de vino, el anciano chapa su bastón de cinco patas y me dice:

-          No crea en esas cosas Auxiliar, que si nos vamos al otro mundo, aquí en Flores seguirán peleando el día con la noche, el wayra aparecerá y desaparecerá llevándose una copa de Pisco, para brindar en el más allá.


miércoles, 9 de octubre de 2024

EL PROFESOR QUE LE CORTÓ EL PELO AL DIABLO

El maestro Lucho, antes que apareciera montado en sus motos altas y poderosas por los caminos de Flores y San Antonio, mucho más antes que fuera preparador de gallos, fue un gran peluquero. Sus días preferidos eran los sábados y domingos, cortaba el pelo a todas las edades, conversador con los niños, a quienes les cortaba como militar, despidiéndolos con un saludo castrense y chocando el puño de la mano derecha. Los martes y los viernes cambiaba a la mano izquierda, aún no sabemos el motivo.

Un día apareció un señor venido desde el Distrito de Coayllo, que por causas naturales tenía dos bultos en la cabeza tan bien distribuidos que daba la impresión de ser la mitra del diablo. La barbería se ubicaba frente al puesto policial. El Buen hombre llegó impecablemente vestido, lo que ahora dicen bien al terno negro, corbata roja y camisa celeste, saludó al profesor y se sentó en la silla giratoria blanca, pidiendo.

-          Un corte a pura tijera por favor… su voz era ronca.

Rápidamente, Luis Flores alistó sus tijeras, que le había dejado como recuerdo su abuelo Rutilio, seguidamente colocó una tela blanca sobre el pecho del diablo, para luego empezar a cortar,  sus manos volaban sacando las puntas del cabello rojizo, color candela. Como nunca realizaba su trabajo en silencio, algo hacía presagiar lo hermético que estaba el visitante.

El breve tiempo transcurrido, logró que la tijera del maestro choque con uno de los cachos del señor diablo, el choque fue brutal, terminó con las manos, la mente y el cuerpo dolorido. El impacto y la impresión, lo llevó al piso, al ser auxiliado por los vecinos, sus ojos estaban blancos. Al pasar el tiempo, después de tres meses pudo volver a la normalidad, todos lo visitaban para preguntarle acerca de su encuentro con Satanás. Respondía con una leve sonrisa.

-      - Antes de desmayarme, pude notar que no era terno lo que llevaba el señor, recuerdo  era una piel de caballo que cubría su cuerpo flaco.

Hoy los niños corren detrás de la moto, celebran conocer a Lucho, el único profesor que le corto el pelo al diablo, él les sonríe y se declara su protector.



domingo, 29 de septiembre de 2024

SUPER MATECHÉVERE

 

Andrea escribiendo sobre el papel de sus maestros


Ya estaban acostumbrados a salir de sus salones para dirigirse al cerro a escribir o leer, era un día miércoles, el sol ardiente de verano se extendía sobre las flores del pueblo, llegaba con mucha nitidez hasta la ollería, en ese lugar los restos humanos se encontraban desparramados a cada paso. Los estudiantes estaban sentados conversando antes de recibir las indicaciones de su maestro, aún no se daban cuenta del sonido de la tierra, cuando empezó a temblar recién David lanzó un silbido y todos miraron en silencio el pueblo. La gente salió a la calle y los estudiantes de ambos niveles se apostaban en las zonas de seguridad.

 

Desde la tercera cruz de madera vieron una nube de tierra, no habían escombros, el movimiento telúrico fue leve, sin embargo sus miradas estaban en el centro de la plaza, en el corazón de Santa Cruz de Flores, ahí había caído el reloj de cuatro caras, desde el interior de la tierra se veía crecer una bestia desconocida, con enormes patas, manos con garras, cara de burro,  cabeza negra con pronunciada cabellera. La gente del pueblo huía hacía los cerros circundantes, los maestros subieron al cerro patrón para implorar junto a la maestra de religión la ayuda divina.

 

El Profesor Jhon Cusipuma se había quedado en el pueblo, antes de tomar esa decisión conversó con sus colegas, le había pedido al maestro de Computación encontrar señal para pedir ayuda a Lima o Cañete. Los demás colegas conocían bien la zona y decidieron acompañar a la comunidad desde diversos lugares, muy cerca al cementerio el maestro Richard y su hija trataban de tranquilizar a la gente; el profesor Miguel caminaba con dirección a San Antonio, en busca de ayuda; la docente Exilda suspendió su viaje a Mala para adentrarse a las chacras con los más ancianos.

 

La bestia daba pasos lentos pero con su peso aplastaba las viejas casas, algunas que eran dotadas de buen material servían de obstáculo en su movimiento. Todos seguimos el rumbo cansado del animal que mientras crecía, el sonido de sus gritos aumentaban de volumen, la tranquilidad de mi apacible pueblo estaba destruida con su presencia. Todos nos preguntábamos donde está el Profesor Jhoncito, capaz de resolver todos los problemas en la pizarra y en la vida, las matemáticas y una vara de madera (regla) eran su complemento exacto, en muchas oportunidades reía, era feliz como su apellido..

 

Él trataba de conseguir la honda dejada por el nieto de Pachacutec a su paso por Flores, convencía al señor Víctor Manco que se la proporcione para probar su magia, dicha arma hace poco, demostró su vigencia cuando comunidades alto andinas enfrentaron a helicópteros de las Fuerzas Armadas de Perú. Acarició la huaraca con su cara y manos, trepó la empinada cima del Apu tutelar del Distrito y desde la cumbre probó un primer disparo, el proyectil de piedra laja filuda impactó en la frente de la gigante bestia, haciéndola retroceder con dirección a Mala.

 

Todo fue rápido como un sueño, ya eran las cinco de la tarde, crecía la preocupación por comer y dormir. Cada grito que escuchábamos eran los certeros disparos de la honda, al ser manejada por el super matechévere transformaba su potencia al 100%, poco a poco la bestia fue llegando al río. En el décimo quinto disparo cayó patas arriba en pleno cauce, el huayco de diciembre la arrastró al mar. Seis de la tarde, con luces y sonidos de sirenas, se acercaban los refuerzos de Lima, 18 tanquetas quedaron en San Antonio. Diciembre nos dejaba, era el año en que el Profesor Jhon se retiraba del pueblo que lo albergó diez largos años, como guardián del Colegio y del valle, todos se acercaron al día siguiente llevándole pisco y vino, yo le fui a pedir que me dejará la honda para cuidar a mi pueblo, en un próxima amenaza.

Andrea Martínez

miércoles, 10 de julio de 2024

COLORETE

 


 9 de la noche. Cantina del japonés. En la radiola la guaracha Marina.

(Estoy enamorado de Marina una muchacha bella alabastrina como ella no hace caso de mis cuitas y yo me vuelvo loco por su amor)

Humo. Luz naranja y guaracha. Cubiletes y cebada para todos. ¡Ay Juanita, Juanita, Juanita! Estoy enamorado de Juanita. Una muchacha bella alabastrina. ¿Qué será alabastrina?

(El día que la encuentre sola, sola entonces le diré que la quiero)

Es su fiesta. Su cumpleaños. Y esta noche sin falta le caigo. De todas maneras. Sin pierde. Es su fiesta.

(y por un beso que pondré en su boca sabrá que yo la quiero de verdad)

Bailaré con ella. Solo. Solo. Y no podrá decir que no. ¿Quieres ser mi gila? Bueno. Beso. Sí. Su guaracha preferida. Carambola lo contó. En ropa de baño guarachaba en Agua Dulce. «Carambola, si supieras lo de recuerdos que me trae esa guaracha». Pero a mí, la guaracha me pone triste. Pero triste de triste. Triste de no sé qué. Parece que las maracas revolvieran en el fondo de mi pecho una culebra ardiente. Y luego una como espada de fuego se me clavara en la garganta. Y apenas si puedo decir tu nombre. Juanita. Juanita. Juanita. Y lo digo como si tomara un poco de miel quemante.

Juanita. Juanita. Pero la guaracha me pone triste. Sufrido.

—¿Qué pasa, Colorete, te has comido la singüeso?

—Déjalo, que está templado.

—Ves lo que te pasa por cirio.

— Colorete, chupa y di que es menta.)

Juanita. Juanita. Cuando te veo sufro. Cuando no, también. No sé qué hacer. Esta noche te saco a bailar. Guaracha, no. Bolero. Bolero. Me apretaré a tu cuerpo. Te oleré de cerca. Y si puedo, te beso. Palabra.

(Marina, Marina, tu boca yo quiero besar)

Quiero ser como Carambola. O como Natkinkón. Ellos ríen y se alegran con guarachas. En los tonos son de triana. En cambio yo me pongo corto. Tímido. Y me la paso chupando. Las muchachas arregladas y bonitas que van a los tonos dan miedo. Meten miedo. Imposible hablarles: tembladera y tartamudeo. Y si miran como diciéndome: ¿Por qué no me sacas a bailar? Tiemblo y me escondo. Mi campo es la calle. La collera… Ahí soy atrevido. En la calle soy el capazote Colorete. Pero en los tonos me achico. Soy un cobarde.

(Marina, Marina, Marina, contigo me quiero casar)

       Pucha, si estás en la luna.

       ¿Qué te pasa, Colorete?

       No le hagan caso. Antes de los tonos siempre se pone así.

Esta noche no podrá decir que no. Estará alegre. Es su cumpleaños. Y estoy bien firme. Mi peluca está recortada. No hay caso, Manos Voladoras: un artista. Mis zapatos de gamuza. Estreno pilcha azul y corbata de seda italiana bien bacán. La cara está que arde. Claro, si no había nada que afeitar. Pero este señor tuvo que afeitarse para estar presentado. Le llevo un regalo. Un prendedor de plata. Caro. Caro. El doctor ese es buena gente. Me dio mosca. Le dije: para mañana necesito azules. No es para mí, aclaré: es cumpleaños de mi gila. La próxima semana tendré que ir a su casa. ¡Qué se le va a hacer!

(Mira cómo sufro tú debes amarme no debes martirizarme que esto lo castiga Dios)

Juanita, Juanita, por qué me desprecias. No me hagas sufrir, que Dios lo castiga. No soy feo, que digamos. Al contrario. Quién no quisiera tener mi pinta. Las gilas se me echan. Si vieras los ojos que ponen cuando me miran de frente. Pero yo me burlo de ellas. Mirándolas, me muerdo los labios. Cierro los puños. Suspiro.

(Mira cómo sufro tú debes amarme No debes martirizarme No, no, no…)

No. No podré olvidar el día que por primera vez te vi. Tú eras nuevita en el barrio. Reciencito te habías cambiado a la Quinta. De arriba abajo y de abajo arriba te la pasabas la tarde. Quince años tenías. Un día alguien me trajo un recado. Un paquete pequeño. Al abrirlo encontré un colorete y un papel escrito: « Te amo. J».

Pucha, si casi me muero de alegría. Pero como siempre tuve miedo. Tan solo te miraba de lejos. Cómo no me declaré. Ya hubieras sido mi gila. Soy un cobarde. Cuando llegó el verano, con Juanita, con sus amigas y con la collera me fui a Agua Dulce. Juanita, risueña y escandalosa, cantaba en el tranvía. Triste y callado, sufría de tan solo mirarla. En la playa, no sé por qué, quise verla desnuda. Cuando entró a su carpa, me eché en la arena y, despacito, levanté la lona. ¡Para todo tengo mala suerte! Se había venido con la ropa de baño puesta debajo del vestido.

En la playa, Juanita —dorada, color canela—, corrió y saltó sobre la espuma. Al fondo, el mar verde. Y aquí, sobre la arena caliente, sufría. Recuerdo que luego me puse de pie y entré a su carpa. Cogí su ropa. Tenía un olor suave, húmedo. No sé qué recuerdo de infancia me tomó por entero. Cerré los ojos y como un licor caliente sentí en mi cuerpo. Salí a la carrera, me metí en el mar. Al regresar, ya por la tarde, al barrio, no podía resistir sus ojos negros, negros, negros.

(—¿Jugamos la cebada? —¿Juegas, Colorete? —No, yo pago todo. Tengo plata.)

Juanita, ahora, estás muy cambiada. Pero yo sé que solo es cáscara. Estoy seguro de que basta una palabra mía para que seas la chicoquita de quince años. Ahora, siempre me arrochas. Los muchachos dicen que te has vuelto planera. Pero planera con otros. Con los que no son del barrio. Esta noche te abrazo. Te regalo el prendedor. Y te digo despacito: ¿Quieres ser mi gila?

(—¿Nos vamos?

—A lo mejor ya no alcanzamos pato.)

Baile. Baile. Baile. Vestidos de colores. Sudor y música. La habitación demasiado estrecha para tanta gente. Los viejos están chupa que chupa. La cocina se llena de comadres acomedidas, de vecinas intrusas, de gallinas en escabeche y de caldo de pollo. Humo de cigarro fino y brillantina. Perfume picante de axilas femeninas. Se baila alegre la guaracha. Triste, el bolero. Carambola está pegado a la mano de Alicia. El Príncipe los mira de reojo y se va a la cantina. El Rosquita, gracioso, como siempre, baila solo. Y Natkinkón dirige la orquesta del disco. Cara de Ángel busca a Gilda. No pudo venir, está un poco indispuesta, le dicen, y queda triste. Colorete espera a Juanita. Juanita sale del dormitorio del brazo de su tío.

Japiverdituyú…

Colorete se esconde. Terminan los aplausos y las vivas a la dueña del santo. Luego, solos, Juanita y su tío bailan un vals de Strauss. Colorete, sufre. Termina el vals y Colorete busca a Juanita.

—Feliz cumpleaños, Juanita.

— Gracias, Colorete.

—Te regalo.

— Gracias, después lo veré. Guárdamelo, ¿ya?

—¿Bai… bailamos?

—Disculpa, pero estoy cansada.

—Pero si recién, es que yo, yo…

 —Luego nos vemos, Colorete. Que te diviertas.

Juanita, sobre un taco, dio una vuelta en redondo y coqueta y ágil se dirigió a Javier Montero, estudiante de Derecho.

— Javier, ¿me enseñas ese nuevo paso de merengue?

 

A partir de tu lectura del cuento de Oswaldo Reynoso, responde:

 

1.      Si fueras Colorete, ¿Con cuál de los siguientes versos te identificarías? ¿De qué manera el verso seleccionado se relaciona con el cuento? Explica tu respuesta:

 

a.      “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!”. ("Los heraldos negros", CésarVallejo, 1918)

 

b.      “Todo mi afecto puse en una ingrata, / Y ella inconstante me llegó a olvidar”. ("Todo mi afecto puse en una ingrata" – Yaraví I, Mariano Melgar, )

c.      “Si eres nieve, ¿por qué tus vivas llamas? / Si eres llama, ¿por qué tu hielo inerte?” ("Al amor" en Antología Poética, Manuel González Prada, 1940)

d.      “Así, verte de lejos, y no decirte nada / ni con una sonrisa, ni con una mirada” ("Así, verte de lejos", José Ángel Buesa).

 

 

 

 

 

 

 

2.      La última oración del cuento es lo que Juanita le dice a Javier Montero: “Javier, ¿me enseñas ese nuevo paso de merengue?”. Imagina que eres testigo de tal escena. ¿Qué sentiste al leerlo? ¿Qué le dirías a Colorete?

 

 

 

 

 

 

 

3.   ¿Crees que esta historia se hizo más intensa y emocionante por haber sido narrada en primera persona? Si   tuvieras que           contar  una historia similar a este cuento, ¿lo harías en primera persona o en otra voz? Explica.

 

domingo, 28 de enero de 2024

¿Por qué se le llama Pisco?

Pisco es un palabra QUECHUA
Su significado es ave... "páxaro, generalmente. Si nos vamos a la parte histórica el nombre o topónimo es prehispánico. Los Incas al conquistar los llanos o zona costera, cerca al mar o hurin, lo hicieron siguiendo la ruta del cóndor. Empezaron por Vilcashuamán, luego Huaytará, en ese entonces entraron por Ticrapo, siguieron bajando y encontraron el inmenso valle que denominaron cóndor. El cóndor fue el primer pájaro gigante que dio el apelativo al valle. Linguísticamente se identificaba al cóndor con el pájaro andino, los naturales del lugar, los yungas, ya bastantes quechualizados, lo llamaron pisco, haciendo el vocablo extensivo a las muchas aves terrestres y marinas de la región iqueña. El valle del cóndor se convirtió en el valle del pájaro gigante o el valle de los pájaros menores, que abundan en la playa y el mar.
Entre 1824 y 1827, recorre el país Hugh S. Salvín, en 1829 el inglés publica sus vivencias. En el "Diario del Perú", texto considerado como primer documento escrito en el que se consigna al aguardiente de uva con el nombre del puerto que le daba salida. "La ciudad de Pisco, casi a una milla de la playa, está construida como todas las ciudades del Perú: una gran plaza en el centro, con calles que emergen en ángulos rectos. Este distrito es conocido por la fabricación de un licor fuerte que lleva el nombre de la ciudad; se le destila de la uva en el campo, hacia la sierra, a unos cinco a seis leguas de distancia"....



martes, 5 de septiembre de 2023

 AUTORIDAD FEMENINA EN GUARCO (HOY CAÑETE)

Antes de la llegada de los Incas, Cañete fue liderado por una dama.
Cuando los ejércitos inca se presentaron capitaneados por el entonces muy joven Tupac Yupanqui, el señorío Guarco resistió el asedio durante varias temporadas, siendo por lo general las luchas efectuadas durante el invierno costeño, para que las tropas serranas no tuvieran que soportar el calor de los meses de verano. Finalmente Guarco sería conquistado gracias a una estratagema inventada por la Coya, esposa del Inca. (María Rostworowski)

Acosta, Fray José y Cobo, P. Bernabé. Narran la resistencia de los guarcos y su derrota posterior. En aquel entonces era señora del valle una curaca que no quiso consentir que extraños se adueñaran de sus tierras. La Coya o reina solicitó al Inca que la dejase someter a la rebelde por medio de un ardid, a lo que el soberano accedió. Ella envió una embajada a la jefa de Guarco y le hizo saber el deseo del Inca de dejarla en su señorío, convenciéndola de celebrar una gran y solemne ceremonia en honor al mar para confirmar la paz. La curaca creyendo en la propuesta de la Coya ordenó los preparativos para la fiesta, el día señalado todo el pueblo se embarcó en balsas acompañado de flautas y tambores. Cuando los guarcos se hallaban en pleno océano, lejos de la costa de Cerro Azul, los ejércitos cusqueños entraron sigilosamente y se adueñaron del valle.

La construcción de varias fortalezas estratégicamente ubicadas, incluso una muralla envolvente, fueron escenarios de una gran resistencia, desde entonces en valle bendito continúa siendo codiciado por su río , clima y fértiles tierras...



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