HILDEBRANDO
PÉREZ HUARANCCA, EDITH LAGOS Y JOVALDO
TEXTOS
DE COMBATE
Oscar Gilbonio
Agrupación
Cultural Ave Fénix
En
la perspectiva maoísta, se persigue que literatura y arte «encajen bien en el mecanismo general de la
revolución» y «se conviertan en un arma poderosa para unir y educar al pueblo y para
atacar y aniquilar al enemigo» en virtud de la necesidad de
«unidad de la política y el arte», así como entre «el contenido y la forma» (Mao,
1942).
Indagando la concordancia entre los
postulados y la práctica abordaré los textos de tres protagonistas (dos hombres
y una mujer) destacados por sus particulares producciones literarias:
Hildebrando Pérez Huarancca, Edith Lagos Sáez y José Valdivia Domínguez
(Jovaldo), combatientes todos del «Ejército Guerrillero Popular» del Partido
Comunista del Perú - Sendero Luminoso (PCP-SL) contra el Estado peruano, caídos
en diversos períodos del conflicto. El primero plasmó cuentos mientras que los otros eran poetas.
La producción cuentística de Pérez
Huarancca puede concebirse como diagnóstico previo al estallido del conflicto armado
en 1980, la poesía de Edith Lagos expresa el romanticismo revolucionario y el
sentimiento de una guerrillera en plena actividad en los primeros años del
despliegue subversivo (1980-82) y Jovaldo manifiesta una obra de carácter
popular, ceñida a una motivación didáctica y agitadora desde sus primeras rimas
hasta su desaparición en la cárcel de El Frontón en 1986, en la continuación de
la etapa más atroz de la guerra (1983-84).
Tomaré la definición de «neoindigenismo»
propuesta por el filólogo y literato peruano Tomas Escajadillo[1]
—en su tesis doctoral La
narrativa indigenista: un planteamiento y ocho incisiones
(1971)—, para situar la obra de Pérez Huarancca.
Además, en su ensayo sobre literatura
peruana (en 7 ensayos de interpretación
de la realidad peruana, 1928), el filósofo peruano José Carlos Mariátegui
asocia el autor a la evolución socioeconómica del país como el historiador
literario húngaro György Lukács analiza las relaciones entre arte, historia,
pensamiento y acción política concreta en la literatura alemana. Así, ubicaré
cada escrito en su contexto histórico social y, tal como lo planteó Lukács en Realismo en la balanza (1938), se trata
aquí de «ver la habilidad del arte en confrontar una realidad objetiva que
existe en el mundo». De este modo,
y sumado
al hecho de conocer el PCP-SL desde dentro, intentaré algunas asociaciones o
desencuentros entre el discurso del escritor y la línea política de la
organización donde militaron. Finalmente, desde la perspectiva de género[2],
incidiré en el abordaje de las mujeres en las composiciones.
En el 2003, los miembros de la Agrupación Cultural
Ave Fénix[3]
llevamos a cabo un conversatorio en el presidio de Canto Grande (Lima) para
debatir aspectos del panorama literario del Perú de entonces[4].
Una de las razones de fuerza, para los que convocaron a este evento, fue que en
el lado del movimiento insurgente, el problema era y sigue siendo complejo,
pues no había (y aún no está resuelto) un balance sobre arte y literatura en el
proceso de la guerra. Es decir, a partir de la recopilación y análisis de la
producción artística o testimonios de militantes, combatientes y masas
simpatizantes —en prisión o fuera de ella—, tendientes a desarrollar la guerra popular[5] durante el período 1980-92 —sin
soslayar el período preparatorio—, es menester despejar ciertas interrogantes:
1) cuál fue la significación y alcance de esta producción artística y su trascendencia
en la cultura nacional; 2) en qué
grado la organización maoísta practicó lo propugnado por Mao Tsetung en 1942: «La
cultura revolucionaria es para las grandes masas populares una poderosa arma de
la revolución. Antes de la revolución, prepara ideológicamente el terreno, y
durante ella, constituye un sector necesario e importante de su frente general»; 3) qué logros, innovaciones y aportes
se produjeron en arte y literatura; y como contraparte, qué problemas, errores
o limitaciones se expresaron ; 4) cuál
era la perspectiva y la orientación en el siglo XXI para desarrollar el trabajo
artístico y cultural, continuando la obra de José Carlos Mariátegui, César
Vallejo y José María Arguedas, tres hitos insoslayables en la formación de una
conciencia nacional.
Recordemos que Mariátegui en sus 7 ensayos había puntualizado: «Vallejo
es el poeta de una estirpe, de una raza. En Vallejo se encuentra, por primera
vez en nuestra literatura, sentimiento indígena virginalmente expresado».
Arguedas expresó lo propio particularmente en la novela. Ambos erigieron su
obra arraigados en nuestra cultura ancestral. Es muy expresivo que Arguedas
confesara la importancia de la directriz de las ideas para lograrlo: «Yo
declaro con todo júbilo que sin Amauta,
la revista dirigida por Mariátegui, no sería nada, que sin las doctrinas
sociales difundidas después de la Primera Guerra Mundial tampoco habría sido
nada»[6].
Retomando las
circunstancias del conversatorio: el 2003 no conocíamos estudios (ensayos,
monografías, artículos, etc.) de miembros de la organización —donde la crítica
que excediera los linderos de los postulados partidarios era incipiente— ni de
terceros —debido al aislamiento carcelario— que sirvieran para dilucidar las
interrogantes. Por tanto, debíamos aportar soluciones o intentarlas. Similar
espíritu nos motiva hoy, y queriendo contribuir a una mayor comprensión de lo
que fue el conflicto armado interno, creemos necesario recopilar y apreciar la
obra dispersa de quienes participaron en la insurgencia.
Pérez Huarancca, Lagos y Jovaldo son tal vez los
personajes literarios más emblemáticos del proceso de la guerra hasta su primer
lustro, sin que se haya dado hasta hoy una opinión valorativa de su obra por
parte de la dirección del PCP-SL.
Es usual y conveniente que una organización destaque
sus valores con el fin de construir un imaginario y cohesionar a sus miembros:
los organismos superiores son los primeros llamados a hacerlo, pero en el caso
del PCP-SL resulta sintomático que dicha labor —cuando existe— se haya
impulsado por lo general desde miembros de base —o incluso ajenos— y por
iniciativa no oficial. Esto se
explica en la medida que se impuso como orientación política una única figura a
relievar: la de Abimael Guzmán[7].
Tuvo que ser un estudioso norteamericano, Mark Cox,
quien demostrara la endeblez de las imputaciones de la Comisión de la Verdad y
Reconciliación (CVR) (2003) contra Pérez Huarancca, respecto a la conducción de
la masacre de Lucanamarca[8]
en La verdad y la memoria: controversias
en la imagen de Hildebrando Pérez Huarancca (2012).
Varios poemas de Lagos, en distintas versiones,
circulan por internet. Dos, aparecidos el 30-11-82 en El Diario, proporcionados por el profesor y compositor Ranulfo
Fuentes, se incluyeron por escritores que se pueden calificar como democráticos[9]
en la antología Di tu palabra (Arteidea: 1998).
De la poesía de
Jovaldo se conocen tres publicaciones: una recopilación de sus textos impulsada
por el grupo de arte y editorial Kusikusum (2005), un homenaje en la revista Culturales 1.° de Mayo (2010) y otra compilación mayor de sus
poemas (2011), por camaradas que lo
conocieron, encauzada por el Grupo Literario Nueva Crónica[10]
en colaboración con su familia.
[1] El propio
Escajadillo prefiere que un colega suyo –Antonio Cornejo Polar– sintetice sus
planteamientos: «El neoindigenismo se definiría por la convergencia de los
siguientes caracteres:
a) El empleo de la perspectiva del realismo mágico,
que permite revelar las dimensiones míticas del universo indígena sin aislarlas
de la realidad, con lo que obtiene imágenes más profundas y certeras de ese
universo. b) La intensificación del lirismo como categoría integrada al relato.
c) La ampliación, complejización y perfeccionamiento del arsenal técnico de la
narrativa mediante un proceso de experimentación que supera los logros
alcanzados en este aspecto por el indigenismo ortodoxo. d) El crecimiento del
espacio de la representación narrativa en consonancia con las transformaciones
reales de la problemática indígena, cada vez menos independiente de lo que
sucede a la sociedad nacional como conjunto» (1989).
[2] Las iniciales aproximaciones
del presente trabajo las formulamos en el primer coloquio internacional sobre
el conflicto armado interno: Clase,
género y construcción de la paz en el Perú, que tuvo lugar en Ayacucho el
2014: http://blogs.mediapart.fr/edition/decouvrir-mediapart/article/130814/cronica-del-primer-coloquio-peruano-sobre-el-conflicto-armado-interno
[3] Colectivo de prisioneros
conformado por iniciativa propia en el penal de Canto Grande a mediados de los
noventa –afrontando un sistema punitivo de aislamiento absoluto, vejaciones y
restricciones–, con el objetivo de promover arte y literatura en el presidio y
plasmar una versión de los insurgentes en las letras peruanas: http://fenixperu-trilceur.blogspot.com
[4] Asistieron al evento los
escritores Gonzalo Portals, Miguel Idelfonso, Rodolfo Ybarra, Óscar Colchado y
Arturo Delgado. Véase lo tratado en:
http://fenixperu-trilceur.blogspot.com/p/blog-page_19.html
[6] Según actas del Primer Encuentro de Narradores Peruanos organizado en
1965 por la Casa de la Cultura de Arequipa en esta ciudad, calificado
por Arguedas como un «milagro dentro de nuestra cultura, pues, en toda la
historia de la creación literaria en el Perú, es la primera vez que nos
reunimos autores y críticos modernos». Reproducido en un libro del mismo nombre
(Alegría, 1986).
[7] Véase declaraciones de Guzmán en artículo «Nuestra Edith Lagos» de la
revista digital Viejo Topo: http://www.viejotopo.com/index.php?option=com_content&view=article&id=173:art-verdadedith&catid=58&Itemid=503
[8] Santiago de Lucanamarca es un
distrito de la provincia de Huancasancos en Ayacucho. Con su prédica inicial el
PCP-SL logró conformar allí un comité popular encabezado por Olegario
Curitomay. Según el PCP-SL: «un grupo de viejas autoridades derribadas,
licenciados, gamonalillos y secuaces, en un proceso de constante relación y
coordinación con las Fuerzas Armadas fueron agrupados y organizados
clandestinamente en mesnadas». Estos habrían quemado vivo a Curitomay bajo la
amenaza de que si la población no entregaba senderistas o se mostraba
activamente contraria a la guerrilla, sería arrasada por el Ejército. La
Dirección Central del PCP-SL acordó «responder medida por medida» y el 3 de abril
de 1983 fueron asesinados 69 pobladores, con equivalente crueldad. Para Abimael
Guzmán (Gonzalo) el aspecto positivo y principal de la acción fue constituir un
golpe contundente, en tanto el
negativo fue el exceso, el extremismo militarista. Según artículos
de la revista digital Viejo Topo,
para Augusta La Torre (Norah), segunda dirigente en jerarquía, esto constituyó
un baldón contra la guerra popular
(2015).
[9] Nos referimos a un tipo de
escritor identificado con luchas y anhelos de los pueblos, incluso en épocas de
mayor represión y autoritarismo como durante el gobierno de Fujimori.
[10] El segundo colectivo de
prisioneros que desenvuelve un trabajo literario. En el 2007, publicó Camino de Ayrabamba y otros relatos. Ha suscrito
guiarse por la línea oficial del PCP-SL, lo cual se manifiesta en sus
creaciones. Véase http://www.viejotopo.com/index.php?option=com_content&view=article&id=284:art-cuentrhin&catid=64&Itemid=508