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domingo, 28 de enero de 2024

¿Por qué se le llama Pisco?

Pisco es un palabra QUECHUA
Su significado es ave... "páxaro, generalmente. Si nos vamos a la parte histórica el nombre o topónimo es prehispánico. Los Incas al conquistar los llanos o zona costera, cerca al mar o hurin, lo hicieron siguiendo la ruta del cóndor. Empezaron por Vilcashuamán, luego Huaytará, en ese entonces entraron por Ticrapo, siguieron bajando y encontraron el inmenso valle que denominaron cóndor. El cóndor fue el primer pájaro gigante que dio el apelativo al valle. Linguísticamente se identificaba al cóndor con el pájaro andino, los naturales del lugar, los yungas, ya bastantes quechualizados, lo llamaron pisco, haciendo el vocablo extensivo a las muchas aves terrestres y marinas de la región iqueña. El valle del cóndor se convirtió en el valle del pájaro gigante o el valle de los pájaros menores, que abundan en la playa y el mar.
Entre 1824 y 1827, recorre el país Hugh S. Salvín, en 1829 el inglés publica sus vivencias. En el "Diario del Perú", texto considerado como primer documento escrito en el que se consigna al aguardiente de uva con el nombre del puerto que le daba salida. "La ciudad de Pisco, casi a una milla de la playa, está construida como todas las ciudades del Perú: una gran plaza en el centro, con calles que emergen en ángulos rectos. Este distrito es conocido por la fabricación de un licor fuerte que lleva el nombre de la ciudad; se le destila de la uva en el campo, hacia la sierra, a unos cinco a seis leguas de distancia"....



jueves, 18 de agosto de 2022

CONFESIÓN, un cuento de Daniela Belén

 

CONFESIÓN


Ella lo abrazó, sus lágrimas llegaron a caer al suelo, él no supo que hacer. Tenía 10 años trabajando en medio de un arenal, nunca había escuchado la voz retenida de una niña, la palabra encarcelada por parte de la familia y vecinos del Centro Poblado.

-          Llora, te hará bien hijita, le dijo tembloroso

Luego vino un largo silencio, los niños jugaban, era la hora del recreo, ellos estaban enfrascados en un tema que no era ficción, hablaban de algo que no pudo ser  portada de periódico. Llegando a casa pensó que lo confesado por la niña era mentira y que el verdadero culpable de su desdicha era su propio padre.

Después del Dengue y la pandemia, habían empeorado las relaciones entre el padre y la madre, los diálogos eran cada vez más tensos, la niña estaba habitando un infierno entre los llanos candentes, territorio yunga. Ella vivió la etapa más hermosa de su niñez en Qosqo, mantenía en su memoria las nubes blancas, la lluvia y su mejor compañía era el río al cual iba con sus animalitos día a día. Ahora abrazada a su perro Sultán cargaba una cruz, sostenía un excesivo peso, difícil de soltar, el crucifico estaba atado sobre ella como las imágenes que colgaban como hilos y no se separaban de su cabeza, las secuelas quedaron atrapadas en silencio sobre su frágil mente.

El Maestro desde hace mucho tiempo se relacionaba con la soledad, su última compañía fue la perrita Luna, que murió de vejez. Fue enterrada bajo una planta de warango cuya producción se asemeja al pelaje que tuvo en vida el animalito ; pero al igual que la planta seguía siendo eterna por estos lugares, ya que caminaba por la ciudad detrás del dueño dando pequeños saltos entre la vereda y la pista, encogiendo sus orejas ante tanto ruido de las bocinas. El perrito también advertía en su mirada los gritos de la gente, ellos peleaban por pequeñas cosas, la sociedad estaba muy sensible, hombres y mujeres caminaban con el cuerpo separado del alma, ante un pequeño ademán el otro escupía al suelo o la cara del prójimo. Él se conoció con ella comentando un libro cuyo título era “Agua”, la eterna conversación de las personas que aman a la Villa de Valverde, alguien dijo que era un pueblo que buscaba agua sobre el arenal.

-           ¿Crees que el chaucato es el agua subterránea de Ica?

-          Pienso que sí, su canto sale del corazón, no lo vemos pero lo sentimos, es el idioma de las profundidades, es poesía que refresca al viento.

Ahora ambos sentían su canto, se contagiaban del celeste cielo del mediodía, Ica ardía y esa rabia ante tal afrenta crecía como la duna Saraja. Aunque el Maestro quiso denunciar el hecho ante la autoridad educativa, fue impedido por sus propios colegas para evitar el qué dirán. Le recordaron la frase: “Pueblo chico infierno grande”, siendo amenazado por desconocidos cuando iba a sacar agua del pozo. La tierra prometida aún no contaba con agua potable, siendo la única forma para abastecerse del líquido elemento jalar un balde, que sostenían tres palos del cual colgaba una rondana que chirriaba en el subir y bajar.

Ella, la inocente urpicha venida de los andes contaba con trece años de edad, cuando tenía ocho reaccionó ante la violenta arremetida de su tío con una mirada fija, sin cerrar los ojos. En tono íntimo rezaba el padre nuestro, de esta forma se rompía el afecto guardado, volaba en medio de una paraca y el dolor le golpeaba la cara. Pasado unas horas llegó mamá a casa, la señora sospechaba lo que había ocurrido con su hija y su hermano. De inmediato quiso ocultarlo todo para proteger en secreto los hechos ocurridos en la sala, según la confesión de la niña fue mirando la televisión, los relojes marcaban las cinco de la tarde, de un día que no podrá olvidar en toda su vida.

El tiempo pasaba como las nubes pasan al este, la amistad entre el Profesor y la niña no pasaba, al contrario crecía a través de los libros, ella leía para evitar que las imágenes de la violación aparecieran encima de sus ojos, ambos habían encontrado en los libros la forma de evadirse de la realidad, cuando cerraba el libro se envolvía en una melancolía, por eso evitaba leer en las noches, se despedía del libro a la hora en que el sol se ocultaba entre las dunas, entonces, en ese momento, el canto de los grillos tomaba por asalto el inmenso arenal camino a Comatrana.

Una tarde después de sus labores decide llevar la confesión al padre de la púber, el padre sorprendido por la presencia del Profesor en su casa decide escucharlo.

-          Algo de lo que me dice, lo siento en el corazón al ver la truncada felicidad de Urpi.

-          Lo siento amigo, no debieron ocultarle nada y oportunamente recibir ayuda todos en el hogar.

-          Me siento culpable al no proteger a mi niña, nunca debí abandonarlos.

La madre ausente y la niña sumergida en sus lecturas, no pudieron enterarse ni contener la ira del señor Darío Pomasoncco, quién creyendo en la versión del Maestro salió en busca del cuñado con el machete en mano. La tarde enrojecida por la muerte buscaba descanso en el desierto, muy cerca de la playa se desataba una tormenta para seguir ocultando los hechos, el machete fue dejado al lado de la cabeza del difunto en un hoyo más profundo. Mientras que el cuerpo, gracias al viento, se desenterraba para ayudar en la putrefacción, pudiendo ser visto desde la carretera.

Ella lo abrazó, sus lágrimas llegaron a caer al suelo, él no supo qué hacer. Tenía 15 años trabajando en medio de un arenal.

-          Llora, te hará bien hijita, le dijo tembloroso.

 

 

 

Seudónimo: Ave de abril

sábado, 27 de marzo de 2021

ES QUE SOMOS MUY POBRES

Aquí todo va de mal en peor. La semana pasada se murió mi tía Jacinta, y el sábado, cuando ya la habíamos enterrado y comenzaba a bajársenos la tristeza, comenzó a llover como nunca. A mi papá eso le dio coraje porque toda la cosecha de cebada estaba asoleándose en el solar. Y el aguacero llegó de repente, en grandes olas de agua, sin darnos tiempo ni siquiera a esconder aunque fuera un manojo; lo único que pudimos hacer, todos los de mi casa, fue estarnos arrimados debajo del tejabán, viendo cómo el agua fría que caía del cielo quemaba aquella cebada amarilla tan reciente cortada. Y apenas ayer, cuando mi hermana Tacha acababa de cumplir doce años, supimos que la vaca que mi papá le regaló para el día de su santo se la había llevado el río. El río comenzó a crecer hace tres noches, a eso de la madrugada. Yo estaba muy dormido y, sin embargo, el estruendo que traía el río al arrastrarse me hizo despertar en seguida y pegar el brinco de la cama con mi cobija en la mano, como si hubiera creído que se estaba derrumbando el techo de mi casa. Pero después me volví a dormir, porque reconocí el sonido del río y porque ese sonido se fue haciendo igual hasta traerme otra vez el sueño. Cuando me levanté, la mañana estaba llena de nublazones y parecía que había seguido lloviendo sin parar. Se notaba en que el ruido del río era más fuerte y se oía más cerca…Se olía, como se huele una quemazón, el olor a podrido del agua revuelta. A la hora en que me fui a asomar, el río ya había perdido sus orillas. Iba subiendo poco a poco por la calle real, y estaba metiéndose a toda prisa en la casa de esa mujer que le dicen La Tambora. El chapaleo del agua se oía al entrar por el corral y al salir en grandes chorros por la puerta. La Tambora iba y venía caminando por lo que era ya un pedazo de río, echando a la calle sus gallinas para que se fueran a esconder en algún lugar donde no les llegara la corriente. Y por otro lado, por donde está el recodo, el río se debía de haber llevado, quien sabe desde cuándo, el tamarindo que estaba en el solar de mi tía Jacinta, porque ahora ya no se ve ningún tamarindo. Era el único que había en el pueblo, y por eso nomás la gente se da cuenta de que la creciente esta que vemos es la más grande de todas las que ha bajado el río en muchos años. Mi hermano ya yo volvimos a ir por la tarde a mirar aquel amontonadero de agua que cada vez se hace más espesa y oscura y que pasa ya muy por encima de donde debe estar el puente. Allí nos estuvimos horas y horas sin cansarnos viendo la cosa aquella. Después nos subimos por la barranca, porque queríamos oír bien lo que decía la gente, pues abajo, junto al río, hay un gran ruidazal y solo se ven las bocas de muchos que se abren y se cierran y como que quieren decir algo; pero no se oye nada. Por eso nos subimos por la barranca, donde también hay gente mirando el río y contando los perjuicios que ha hecho. Allí fue donde supimos que el río se había llevado a La Serpentina, la vaca esa que era de mi hermana Tacha porque mi papá se la regaló para el día de su cumpleaños y que tenía una oreja blanca y otra colorada y muy bonitos ojos. No acabo de saber por qué se le ocurriría a la Serpentina pasar el río este, cuando sabía que no era el mismo río que ella conocía de a diario. La Serpentina nunca fue tan atarantada. Lo más seguro es que ha de haber venido dormida para dejarse matar así nomás por nomás. A mí muchas veces me tocó despertarla cuando le abría la puerta del corral, porque si no, de su cuenta, allí se hubiera estado el día entero con los ojos cerrados, bien quieta y suspirando, como se oye suspirar a las vacas cuando duermen. Y aquí ha de haber sucedido eso de que se durmió. Tal vez se le ocurrió despertar al sentir que el agua pesada le golpeaba las costillas. Tal vez entonces se asustó y trató de regresar; pero al volverse se encontró entreverada y acalambrada entre aquella agua nueva y dura como tierra corrediza. Tal vez bramó pidiendo que la ayudaran. Bramó como solo Dios sabe cómo. Yo le pregunté a un señor que vio cuando la arrastraba el río, si no había visto también al becerrito que andaba con ella. Pero el hombre dijo que no sabía si lo había visto. Solo dijo que la vaca manchada pasó patas arriba muy cerquita de donde él estaba y que allí dio una voltereta y luego no volvió a ver ni los cuernos ni las patas ni ninguna señal de vaca. Por el río rodaban muchos troncos de árboles con todo y raíces y él estaba muy ocupado en sacar leña, de modo que no podía fijarse si eran animales o troncos los que arrastraba. Nomás por eso, no sabemos si el becerro está vivo, o si se fue detrás de su madre río abajo. Si así fue, que Dios los ampare a los dos. La apuración que tienen en mi casa es lo que pueda suceder el día de mañana, ahora que mi hermana Tacha se quedó sin nada. Porque mi papá con mucho trabajo había conseguido a La Serpentina desde que era una vaquilla, para dársela a mi hermana, con el fin de que ella tuviera un capitalito y no se fuera a ir de piruja como lo hicieron mis otras dos hermanas las más grandes. Según mi papá, ellas se habían echado a perder porque éramos muy pobres en mi casa y ellas eran muy retobadas. Desde chiquillas ya eran rezongonas. Y tan luego que crecieron les dio por andar con hombres de lo peor, que le enseñaron cosas malas. Ellas aprendieron pronto y entendían bien los chiflidos, cuando las llamaban a altas horas de la noche. Después salían hasta de día. Iban cada rato por agua al río y a veces cuando uno menos se lo esperaba, allí entraban en el corral, revolcándose en el suelo, todas encueradas y cada una con un hombre trepado encima. Entonces mi papá las corrió a las dos. Primero les aguantó todo lo que pudo; pero más tarde ya no pudo aguantarlas más y les dio carrera para la calle. Ellas se fueron para Ayutla o no sé para dónde; pero andan de pirujas. Por eso le entra la mortificación a mi papá, ahora por la Tacha, que no quiere que vaya a resultar como sus otras dos hermanas, al sentir que se quedó muy pobre viendo la falta de su vaca, viendo que ya no va a tener con qué entretenerse mientras le da por crecer y pueda casarse con un hombre bueno, que la pueda querer para siempre. Y eso ahora va a estar difícil. Con la vaca era distinto, pues no hubiera faltado quien se hiciera el ánimo de casarse con ella, solo por llevarse también aquella vaca tan bonita. La única esperanza que nos queda es que el becerro esté todavía vivo. Ojalá no se le haya ocurrido pasar el río detrás de su madre. Porque si así fue, mi hermana Tacha está tantito así de retirado de hacerse piruja. Y mamá no quiere. Mi mamá no sabe por qué Dios la ha castigado tanto al darle unas hijas de ese modo, cuando en su familia, desde su abuela para acá, nunca ha habido gente mala. Todos fueron criados en el temor de Dios y eran muy obedientes y no le cometían irreverencias a nadie. Todos fueron por el estilo. Quién sabe de dónde les vendría a ese par de hijas suyas aquel mal ejemplo. Ella no se acuerda. Le da vuelta a todos sus recuerdos y no ve claro dónde estuvo su mal o el pecado de nacerle una hija tras otra con la misma mala costumbre. No se acuerda. Y cada vez que piensa en ellas, llora y dice: “Que Dios las ampare a las dos”. Pero mi papá alega que aquello ya no tiene remedio. La peligrosa es la que queda aquí, la Tacha, que va como palo de acote, crece y crece y que ya tiene unos comienzos de senos que prometen ser como los de sus hermanas: puntiagudos y altos y medio alborotados para llamar la atención. - Sí - dice- , le llenará los ojos a cualquiera donde quiera que la vean. Y acabará mal; como que estoy viendo que acabará mal. Esa era la mortificación de mi papá. Y Tacha llora al sentir que su vaca no volverá porque se la ha matado el río. Está aquí, a mi lado, con su vestido color de rosa, mirando el río desde la barranca y sin dejar de llorar. Por su cara corren chorretes de agua sucia como si el río se hubiera metido dentro de ella. Yo la abrazo tratando de consolarla, pero ella no entiende. Llora con más ganas. De su boca sale un ruido semejante al que se arrastra por las orillas del río, que la hace temblar y sacudirse todita, y, mientras, la creciente sigue subiendo. El sabor a podrido que viene de allá salpica la cara mojada de Tacha y los dos pechitos de ella se mueven de arriba abajo, sin parar, como si de repente comenzaran a hincharse para empezar a trabajar por su perdición. JUAN RULFO (Mexicano) 1953

lunes, 1 de marzo de 2021

EL DIOS DEL REVÓLVER

 



Era la época del bandolerismo iqueño. De Lima venían refuerzos para proteger la escasa dotación de gendarmes acantonados en la Provincia. El tren era resguardado por parejas de guardias a fin de impedir los asaltos que constantemente se sufría. Los camioneros se juntaban para trasladarse en convoy y así hacer frente a cualquier agresión. Era la etapa de la ley del revólver. Del revólver que imponían esos fieros hombres marginados de la sociedad y que contestaban, sin contemplaciones, los agentes del orden. Un policía muerto hoy en Chanchajalla, otro en Guadalupe, dos por la pampa de Los Castillos y al mismo tiempo, represalias y muerte de un asesino y cuatro o cinco campesinos inocentes.
Dícese que José Morón, el bandolero más famoso de toda la comarca, había decretado el exterminio de los custodios del orden, saqueo, y la captura vico de “Llamita” Campos, un soplón de la policía uniformada. Había ofrecido Morón, no solamente cincuenta reses del mejor ganado, cereales, vino y carneros de su majada, sino además mil pesos de plata, al integrante de su banda, o al de cualquier otra, que se lo diera vivo.
¿Quién era Llamita Campos? ¿Qué había hecho para merecer tanto, siendo apenas un detestable soplón como cualquier otro? ¿Qué significaba para Morón, si era solo otra pieza más del ajedrez de sus perseguidores? Cierto que Llamita – un repugnante hombrón, inescrupuloso, cobarde y vil – era conocido por sus bajezas, sensualidades y atropellos; pero, ¿podría Morón tirar la primera piedra de inocencia en esto mismo? Claro que él se envanecía de ser un valiente, de esos que matan de frente, de esos que afrontan el peligro, de esos que roban de día y luchan contra el fuerte y protegen al débil, de esos que no abusan de niños ni mujeres… ¡sobre todo de mujeres!...
Y es que ha oídos del rey del desierto, del amo de caminos, del Dios del revólver, había llegado la noticia que, durante el allanamiento por la policía, de una de sus casas en Ica, un hombre gordo y salvaje, al que apodaban Llamita, había abusado de Narda una de sus mujeres, después de golpearla brutalmente al negarse a sus requerimientos. Esta mando a decírselo y desde entonces el perseguido decretó esa siniestra, terrible, implacable orden.
II
“La Voz de Ica”, diario regional, no cesaba en noticiar de los frecuentes asaltos que eran víctimas, en el trayecto a la ciudad, tanto para Lima como para Nasca, innumerables arrieros, camioneros que se quedaban aislados debido a un desperfecto mecánico, o ricos hacendados de la zona. Sobre todo éstos. Habían hecho causa común frente al peligro, organizando sus resistencias y formando una bolsa de muchos pesos, a fin de colaborar con la policía en los gastos que demandase la represión. Se daba cuenta asimismo, del curioso hecho que durante algunos asaltos, los bandidos no robaran nada, pudiendo hacerlo, y solo se conformaban con comprobar la identidad de la gente que viajaba. Evidentemente estaban tras las huellas de alguien. Olfateaban a alguien…
Y el hallazgo no se hizo esperar mucho. “La Voz de Ica” volvió a noticiar diciendo que un grupo de dos policías uniformados y dos civiles, habían sufrido una emboscada de los bandoleros sureños y tras de una feroz refriega, fueron muertos dos policías y capturado uno. Se trataba del investigador Campos, conocido con el apelativo de Llamita.
Y en efecto en dicha emboscada había caído el hombre tan buscado, ese sobre el que se otorgaba grande gratificación. Vendado y con los brazos atados a la espalda, fue conducido a un solitario paraje, disimulado entre las primeras estribaciones de los contrafuertes andinos. Era una covacha miserable, más de cubil que de casa. Una palmera vencida por las hojas la cubría en buena parte y un montículo, que daba paso a una pampa arenosa, le servía también de camuflaje.
Puesto ahí desvendado pero con ataduras, un bandido le dijo:
- Duerme, mañana temprano te verás con Morón.
III
- Escoge – le dijo Morón, mostrándole sobre la mesa dos revólveres.
- Uno tiene tres balas, el otro ninguna.
Llamita vaciló, ojeó con reticencia las armas cachas blancas, cuyos tambores estaban cubiertos por pañuelos, y lanzándole una mirada de crudelísima ironía, exclamó:
- ¿Y desde cuándo un bandido es caballero?
Morón rugió:
- ¡Desde hoy! ¡escoge si no quieres que te mate como un perro! ¡No me dará lástima tu cobardía!
Campos dudó, tentó, cogió tras brevísimo palpar un arma, y la señaló:
- ¡Esta!
- Tienes suerte… es el revolver cargado, bien sal a la pampa ahora, y si disparas antes de que estemos al frente morirás. Pero si luchando me matas, he dispuesto que te dejen libre.
Y salieron. Era un mediodía esplendente, sobre el yermo, el sol se fundía en un abrazo de lascivia, quemaba la arena. No había “paraca”, pero en cambio se erizaban los pelos y la sangre. Como a diez metros de separación, dos hombres, revolver en mano, se retaban. No habían defensas. La arena tan solo. En el centro dos guardaespaldas, también armados, esperaban dar la señal. De pronto…
- ¡Fuego!
Campos se lanzó hacia Morón. Apuntándole, disparó su primer tiro. Dio este un salto tigresco y escapó al balazo. Lo persiguió Llamita. Morón corría en semicírculo, como una danza macabra, evitando ser blanco fijo. Y sonó el segundo balazo. ¡Nada!. El móvil blanco seguía rodando sobre la arena, adonde se habría tirado, ágil como un puma para evitar el plomo. Y cuando Campos se aprestaba a dispararle el tercero, un hondo dolor sintió en la mano a punto que le hizo arrojar el arma. Morón le había lanzado como artero proyectil su propio revolver. Y al advertir que su contrincante quedaba ahora inerme, se lanzó sobre él trenzándose en singular combate cuerpo a cuerpo.
Era ahora la lucha de dos colosos. Campos pugnaba por aprehender su revólver. Estaba a menos de un metro. El otro el vacío, a treinta centímetros, pero ese no importaba. El brazo de Campos se alargaba hacia su ansiado medio, arañando tan solo la arena caliente. La potente fuerza de Morón se lo impedía. Lograron erguirse. Morón cogió a sus contendor, y con suprema fuerza lo arrojó en la tierra, luego se abalanzó sobre Campos. Rodaron. Y al rodar lo hicieron sobre ambos revólveres. Sonó un disparo. El cuerpo de Campos se empapó de sangre.
Los bandidos allí presentes se miraron vis a vis. Nadie había disparado el tiro. El asombro cundió en todos los ojos, cuando al incorporarse Morón, unas volutas de humo aún enroscaban su Smith Wesson cacha blanca.
- El arma se ha disparado sola – dijo uno.
- ¡Asombroso! – replicó el otro.
- ¡El dios del revolver! – corearon todos.
Cuento de: RAÚL ESTUARDO CORNEJO
(Del libro Sangre en el Yermo, Ica 1971)

domingo, 1 de noviembre de 2020

EL PRIMER CEMENTERIO DE ICA

 


>En Ica, hasta 1837 se sepultaban cadáveres en los atrios y bóvedas subterráneas de las iglesias. El Hospital San Juan de Dios, Santa María del Socorro y la iglesia matriz, tenían camposanto, donde se abrían fosas para sepultar a la gente menesterosa. Los que se oponían a la creación de panteones eran los propios religiosos y la vanidad de la gente noble, que poseía en los templos sepulcros de familia, con diferentes privilegios y distinciones. El año 1829, el Subprefecto de Ica, Coronel José Manuel Meza, ordenó que los cadáveres sepultáranse sólo en San Juan de Dios, la pequeña área que hoy llega hasta el Hogar del Anciano, rápidamente se llenó de difuntos (para enterrar a un muerto, había que desenterrar a otro). Don Manuel Sáenz, un clérigo que era propietario del fundo "Añamía", propuso la construcción del cementerio actual de Saraja, "a expensas de su propio peculio", dicha iniciativa no fue escuchada. En 1835 el Padre Guatemala se decidió a proveer a Ica de su primer cementerio, buscó un lugar apropiado a las afueras de la ciudad, el camposanto edificado por el Padre Rojas, estuvo más o menos, en el sitio en que posteriormente se erigió la Fábrica "La Unión" (En esos tiempos detrás de la iglesia de Luren comenzaba el descampado). Con el apoyo de las autoridades y el concurso del pueblo, Fray José Ramón Rojas Rodríguez se propuso en levantar un panteón "de suficiente extensión para sepultar los cadáveres de todo el valle". Entonces aprovechó  la presencia en Ica, del Jefe Supremo General Salaverry, consiguiendo la expedición del Decreto de fecha 19 de octubre de 1835, mediante el cual el Padre Guatemala aseguraba fondos y trabajadores para la obra. Aquel documento no se pudo cumplir, debido a la guerra civil, que enfrentaba a Lima con el Alto Perú. Pese a las críticas, el Padre continuó trabajando la limpieza y explanación del terreno, trabajaban con gran entusiasmo, animando Fray Ramón a todos con la voz y el ejemplo. A trechos hacia entonar y cantar:  - ¡Al Trabajo!¡al trabajo! Cristianos venid.  -  "Oh Virgen de Guadalupe,      Tú eres nuestro amor y gloria......""Se inauguró en octubre de 1837, y la ceremonia fue sencilla. El primer cadáver que se sepultó fue el de don Manuel Filiberto, amigo de Fray Ramón, que repetidas veces había dirigido críticas al Padre y su obra". La tradición iqueña dice que cuando se bendijo el cementerio, el Padre Rojas conducía personalmente los cadáveres de San Juan de Dios a Luren. La Sociedad de Beneficencia tomó posesión de la obra del panteón, y en él se sepultaron hasta 1848 tres mil cadáveres. El cementerio viejo de Saraja, fue iniciativa de : José Manuel Aguirre y otros notables iqueños, en 1868, el lugar está situado al Noroeste  de la ciudad, siendo inaugurado en 1871.(La Voz de San Jerónimo de Ica Nº 71)Enrique Perruquet : "Fray Ramón en Luren" (La Voz de San Jerónimo Nº 28.)

viernes, 22 de febrero de 2019

PARA SITUAR AMÉRICA LATINA



Escribe: Alberto Gálvez Olaechea

Alberto Gálvez Olaechea


América Latina sigue siendo territorio de cambios dramáticos de todo calibre. Desde el inicio republicano el siglo XIX se exploraron rutas y se desplegaron iniciativas, en gran medida activadas por las oscilaciones del mercado mundial. En momentos estelares surgieron proyectos que sacudieron al continente pero tarde o temprano fueron cercados y/o reabsorbidos. Pese a todo, el nuestro sigue siendo un espacio de aventuras y esperanzas.
A lo largo del siglo XX en América Latina se desarrollaron al menos cuatro revoluciones: la mexicana (1910), la boliviana (1952), la cubana (1959) y la sandinista (1979). Su común denominador fueron los cambios motorizados por la acción política de los sectores sociales históricamente excluidos. A su manera, produjeron repercusiones en los países aledaños, aunque solo fuera como reacción. De este modo a lo largo del siglo XX y de lo que va del presente, la corriente política llamada “izquierda” cumplió un rol esencial en la configuración del continente, como postura crítica, como expresión social o como proyecto estatal.
Sin embargo, la ola de gobiernos progresistas iniciada a fines del siglo pasado en varios países es un acontecimiento completamente inédito pues, no obstante sus diferencias, cambiaron el rostro de una región manejada por las derechas desde los albores republicanos, mostrado un nuevo talante que, pese a sus diferencias, mostraba similitudes en sus preocupaciones por lo social, la afirmación soberana y la recuperación del sentido de lo público, a contracorriente del privatismo neoliberal. Al entronizarse en países como Brasil, Argentina y Venezuela (un país petrolero), el progresismo de izquierdas tiñó al continente, compulsando a la potencia hegemónica y abriendo espacios de autonomía.
Sin embargo todo indica que el periodo está llegando a su fin. La victoria de Macri, el proceso destituyente de Dilma Rouseauff y la crisis venezolana dan cuenta de esto. Situar los acontecimientos en perspectiva histórica puede ayudar a comprender las limitaciones de hoy y a explorar posibilidades para el porvenir.
I
La Revolución mexicana de 1910 introdujo al continente en la geografía de las revoluciones del siglo XX. Combate democrático a la tiranía de Porfirio Díaz, devino en levantamiento agrarista. Con avances y retrocesos políticos y diversidad de actores sociales, fue una sucesión de alzamientos resultado de conflictos arrastrados desde el siglo XIX. El campesinado y los sectores rurales del sur y el norte fueron protagonistas en los ejércitos de Emiliano Zapata y Pancho Villa. Dirá Octavio Paz: La Revolución es una súbita inmersión de México en su propio ser. De su fondo y entraña extrae, casi a ciegas, los fundamentos del nuevo Estado.
A pesar de las ondas sísmicas y su significación, J. C. Mariátegui enunciará sus límites: Y ningún crítico circunspecto se arriesgaría hoy a suscribir la hipótesis de que los caudillos y planes de la Revolución Mexicana conduzcan al pueblo azteca al socialismo.
Sus ecos dieron impulso a la corriente nacional popular, del Apra a Sandino, configurando el triángulo Revolución Mexicana, Revolución Rusa y Reforma Universitaria, que produjo en los años veinte un ambiente sensible para imaginar sociedades más justas y soberanas.
II
La primera guerra mundial quebró no solo la Pax europea, sino que destruyó la idea de “progreso” sobre la que se había sostenido la civilización burguesa. Hija de esta guerra, la revolución bolchevique (1917) además de crear un estado que declaraba representar a los trabajadores, aspiraba a un nuevo orden mundial alternativo al capitalismo.
La ruptura en el socialismo internacional no fue solo entre reforma y revolución. La III Internacional significó la extensión de la mirada hacia el mundo colonial, a lo que se llamó la “cuestión de oriente”. Asia y América Latina entraron en este nuevo horizonte. Por eso la década de 1920 surgirían los Partidos Comunistas (México 1918, Brasil 1921, Chile 1922, Cuba 1927 y Perú 1928). Concebida como partido mundial, la III Internacional disciplinaba a sus miembros al libreto de Moscú. Perdida la idea de diversidad y originalidad de cada formación social, a pesar de su entrega y hasta de su heroísmo, los comunistas fracasaron en convertirse en fuerza de masas en casi toda América Latina.
III
La crisis de 1929 produjo una onda sísmica que sacudió todo el capitalismo, precipitando tensiones acontecimientos políticos de diverso signo, que fueron del triunfo del nacional socialismo en Alemania a las insurrecciones del tercer mundo. La caída brutal los precios de las materias primas y el colapso del comercio internacional alteró todos los anteriores equilibrios.
En América Latina, la década de 1930 se produjeron las insurgencias populares encabezadas por comunistas como las de Farabundo Martí en el Salvador y Luis Carlos Prestes en Brasil. En otros países los liderazgos correrán por cuenta de las corrientes nacional-populares, como el APRA, que encabezaría la insurrección de Trujillo de 1932.
En América Latina, entre los años treinta y cuarenta, lo crucial fue el surgimiento y consolidación de los nacionalismos populistas como movimientos de masas. El Apra en el Perú, el peronismo en Argentina (1946–1955), Getulio Vargas en el Brasil (1930–1945 y 1951 -1954), Rómulo Betancourt en Venezuela (1945–1948 y 1959 -1964), Rojas Pinilla en Colombia (1953–1957), desencadenaron procesos que, sea desde los movimientos sociales, sea desde el Estado, abrieron espacio a las clases subalternas movilizadas, primero por la crisis y luego por la coyuntura favorable que produjo la segunda guerra mundial, que tuvo a los imperios enfrentados entre sí.
(Chile es un caso excepcional. El fin de la táctica “clase contra clase” y la aprobación en el VII Congreso de la III Internacional (1935) de la política de Frentes Populares contra el fascismo, exitosa en Francia y España, permitió el triunfo del Frente Popular de Aguirre Cerda en 1938).
El populismo, que fue un intento de afirmación de soberanía y respuesta a las demandas populares sin cuestionamiento del capitalismo, significó un reconocimiento de derechos y redistribución, sin cambio radical de estructuras, lo que, a la vez permitía el empoderamiento popular, frenaba su desarrollo. El populismo hizo parte de la constitución de las identidades de los sectores subalternos y les abrió canales en las disputas por el poder, fue el modo de constitución de ciudadanía en América Latina la primera mitad del siglo XX y la manera de incorporación económica y política de la población, confrontando estructuras oligárquicas excluyentes.
IV
La revolución Boliviana de 1952 hija de la guerra del Chaco con Paraguay, fue un proceso del que surgieron medidas como el control obrero y derecho a veto en las minas, milicias armadas de campesinos y trabajadores, la destrucción del ejército (y la creación de uno nuevo), la reforma agraria, etc.
La Revolución es el hecho decisivo en la historia contemporánea de Bolivia, que hizo que surgiera una economía con gran peso estatal y una burguesía con tibios afanes por industrializar, pues su línea central fue la intermediación financiera y el comercio importador. Permitió una mayor articulación de la geografía nacional: el desarrollo del oriente boliviano es su producto. La reforma agraria (1953) eliminó el latifundio e inició la integración del campesino a la vida nacional, alterando las relaciones de poder en el campo. En lo político el voto universal cambió las reglas abriendo una mayor participación y una nueva composición social en la representación. Dio una legislación del trabajo y avanzadas leyes sociales. En lo cultural, clave fue el surgimiento una fuerte corriente indigenista aimara y quechua, que propugnó el respeto a la diversidad. Cambios que no llegaron a su plenitud, quedando truncos por sus limitaciones y la corrupción, pero el empoderamiento del campesinado y los trabajadores nunca pudo ser revertido del todo.
Dado el escaso desarrollo y su mediterraneidad, su repercusión internacional fue limitada. Sin embargo los primeros años, intelectuales progresistas del mundo visitaron el país interesados por la experiencia, especialmente la reforma agraria. Entre quienes asistieron a este país en ebullición, curioso y expectante, estuvo el joven Ernesto “Che” Guevara.
V
El otro acontecimiento que presenció el joven “Che”, que marcó la historia del continente y la suya, fue el golpe contra el presidente de Guatemala Jacobo Arbens, promovido por los EEUU en 1954.
En 1945 había sido electo presidente de Guatemala Juan José Arévalo, a quien los Estados Unidos, en los albores de la “guerra fría”, acusó de procomunista. En 1951 Jacobo Arbenz (ex ministro de Arévalo) lo relevó en el cargo y dió una tibia ley de Reforma Agraria. En este período de efervescencia social surgieron el Partido Guatemalteco del Trabajo y la Confederación General de Trabajadores de Guatemala, lo que era totalmente inaceptable para los gringos.
La aplicación de Reforma Agraria a terrenos apropiados por la United Fruit convirtió el conflicto larvado en guerra abierta. El Departamento de Estado convocó a la agresión a sus cómplices de Nicaragua y Honduras. El 18 de junio de 1954 Carlos Castillo Armas, financiado por la CIA, invadió Guatemala desde Honduras y Arbenz fue violentamente derrocado. El Che debió partir a México con la lección aprendida: para los EEUU democracia y la soberanía son meramente instrumentales, apelan a ellas conforme sus intereses. En México conoció a Fidel Castro y se embarcó en el Granma.
VI
En Cuba, lo que comenzó en 1953 como una rebelión anti-dictatorial, culminó con el ingreso de los rebeldes a la Habana en enero de 1959. Luego, la dinámica de la polarización interna y la confrontación al intervencionismo de los EEUU, iría radicalizando un proceso de democratización que devino en revolución socialista. Corrían tiempos de “guerra fría”, cuando enfrentar a uno de los poderes empujaba hacia el otro polo.
La Revolución aplicó medidas de gran implicancia social y política: reforma agraria, nacionalización de empresas estadounidenses y campañas de alfabetización, etc. Las agresiones agigantaron el liderazgo de Fidel y radicalizaron a las masas. Cuba se la jugó como solo lo hizo antes la naciente revolución de octubre. Fidel Castro en la ONU y el Che en la OEA fueron imagen y verbo inflamado, desafiante, de una revolución joven y hecha por jóvenes. El intento de invasión de Bahía Cochinos fue aplastado, pero persistió el afán desestabilizador y el sabotaje. El ciclo guerrillero que propiciaron en el continente, fue parte de una grandilocuente vocación heroica, que entraría en crisis con la muerte del Che en Bolivia en 1967.
El poderoso del norte nunca perdonó la insolencia. Cuba devino en nación acorralada y acosada. Mal ejemplo de dignidad y soberanía que debía ser castigado. Se le impuso el bloqueo económico y el aislamiento político, por el que paga aún hoy altísimo precio. Solo México y Canadá resistieron la presión de romper relaciones diplomáticas. La Alianza para el Progreso fue una de las respuestas para frenar revoluciones, la otra fue el encuadramiento de las FFAA de los países, adiestrándolas en la Escuela de las Américas instalada en el Canal de Panamá.
Cuba fue la línea demarcatoria en muchos sentidos. Políticos e intelectuales debían condenarla para obtener la credencial “democrática”. Cuestionada desde la democracia liberal, nadie, sin embargo, puede negar las formidables conquistas sociales en campos como la salud, la educación o la seguridad. No obstante las críticas que puedan hacerse, el saldo es positivo y un balance cabal de la revolución solo será posible cuando se tenga suficiente perspectiva histórica.
VII
Entre tanto, en Brasil el general Castelo Branco dio un golpe de estado al populista Joao Goulart en 1964. El general Juan Carlos Onganía hizo lo propio en Argentina contra Arturo Illia en 1966. Se inició así un ciclo de dictaduras militares que asolaría el continente los siguientes tres lustros. Con ellos se ejecutó la doctrina de “seguridad nacional” de la Escuela de las Américas: desarrollismo económico y políticas de contención social con represión y autoritarismo.
Esta orientación se desplegó en otros países. En Bolivia en agosto de 1971 el general Hugo Banzer Suarez (apoyado por el MNR) derrocó al general Juan José Torres y empezó un régimen militar y represivo que acabó en 1978. En Uruguay en junio de 1973 el entonces presidente Juan María Bordaberry disolvió las Cámaras de Senadores y Representantes y dio su auto-golpe en alianza con los militares.
VIII
Juan Velasco, Salvador Allende, Omar Torrijos, Héctor Cámpora y Juan José Torres inauguraron gobiernos que iban contra la corriente. Pero mientras los dos últimos fueron episodios de transición más o menos efímeros, los tres primeros marcaron la historia de sus países y del continente.
Velasco significó un corte decisivo en la historia de la república peruana; quebró la hegemonía oligárquica, su reforma agraria empezó el proceso de ruptura de la servidumbre rural, y sus otras reformas fueron un intento de soberanía y autonomía del Perú. Para Panamá, Torrijos representó el gran momento de afirmación nacional de este pequeño país desgajado de Colombia a inicios del siglo XX por los EEUU (para apropiarse del Canal), el cual pudo recuperar gracias al tratado con Carter en 1977. En Chile, Salvador Allende llevó hasta sus últimas consecuencias el proyecto de una vía pacífica al socialismo, el cual fue contestado por la derecha alentada por los EEUU, desencadenándose un intenso proceso político que concluyó con el golpe de estado de Augusto Pinochet el año 1973.
IX
Mientras el cono sur del continente americano entraba en la noche oscura de las dictaduras, en América Central el movimiento revolucionario ganaba impulso. El Frente Sandinista de Liberación Nacional derrocó en 1979 al dictador Anastacio Somoza, aprovechando el momento de incertidumbre de los EEUU tras su derrota en Vietnam en 1975. El gobierno revolucionario impulsó medidas como la alfabetización, la reforma agraria, etc. La victoria sandinista incentivó a otras insurgencias centroamericanas, especialmente en El Salvador y Guatemala, donde años después se producirían procesos de negociación para la paz.
Sin embargo “la contra”, movimiento armado que actuaba desde Honduras y era financiado por los EEUU, gobernado desde 1980 por Ronald Reagan, prolongó el conflicto. Una larga guerra de desgaste al “sandinismo” que lo forzó a convocar a unas elecciones que perdería en 1990.
La derrota electoral del sandinismo coincidió con otro hecho crucial para las izquierdas: el fin de los “socialismos reales”. Se alteraba el equilibrio mundial y la correlación de fuerzas de modo estratégico, se rompían paradigmas y el sentido común progresista hasta entonces hegemónico era desplazado por el nuevo consenso neoliberal.
X
El trauma de la derrota de Vietnam había impuesto al imperio norteamericano la urgencia de redefiniciones. Aquí es cuando aparece Jimmy Carter (1977) y su discurso sobre derechos humanos y democracia, que reorienta la política de los EEUU en América Latina. Empieza el fin de las dictaduras, debilitadas sin el patronazgo yanqui.
Pero la década del ochenta fue también escenario de la crisis de la deuda externa, cuando los organismos internacionales imponían políticas de ajuste para asegurar que países en bancarrota siguieran pagando a los bancos a costa del sufrimiento de sus pueblos. Así se construyó la década perdida.
Las democracias volvieron en el continente y con ella las viejas elites políticas expulsadas por los militares recuperaron el poder e impusieron el proyecto neoliberal emanado del consenso de Washington. Pero ¿cómo combinar un modelo político de derechos con un modelo económico social de exclusiones? Es difícil construir un sistema democrático cuando al mismo tiempo se margina y empobrece a amplios sectores de población.
No perdamos nunca de vista, y esto es clave, que fue el fracaso del neoliberalismo en América Latina, el que abrió el camino a una izquierda a la que, tras el derrumbe del muro de Berlín, se consideraba definitivamente inviable.
XI
La izquierda latinoamericana que ganó protagonismo desde inicios del nuevo siglo asumió formas específicas en cada país: a partir de la peculiaridad de las herencias neoliberales, del lugar más o menos protagónico de los movimientos sociales y de la trayectoria histórica de sus izquierdas. La diversidad de izquierdas y discursos políticos y los subsecuentes regímenes, resultaron de amplias convergencias político-sociales que articularon movilización popular con la asunción de vías electorales.
De regreso del radicalismo insurreccional de los 60s y 70s, nuevas estrategias empezaron a formularse con éxito. Estas izquierdas asumieron la dimensión nacional como punto de partida para la inserción negociada en lo global. En nombre del interés nacional reivindicaron los recursos naturales. Revalorizaron al Estado como ordenador de la diversidad social y factor clave de la articulación externa. También regulador de aquello que el mercado ni resuelve ni es competente.
En 1998 irrumpió Hugo Chávez. Ganó ampliamente las elecciones y asumió el gobierno en febrero de 1999. Lo hizo a su estilo pugnaz y confrontacional. El chavismo como huracán tropical sacudió Venezuela y el continente. La experiencia nacionalista bolivariana fue producto de la revuelta popular contra el viejo régimen corrupto, y Chávez fue su expresión política. El antecedente crucial fue el “Caracaso” de 1992 de resistencia al plan de ajuste neoliberal implementado por el régimen corrupto de Carlos Andrés Pérez.
El proyecto bolivariano, el llamado socialismo del siglo XXI, desplegó una política que cuestionó la forma excluyente de reparto de la renta petrolera, permitió el despliegue de una amplia movilización social popular, la politización de las FFAA y tuvo una enorme vocación de incidencia en la política continental, apostando por la soberanía frente al imperio. La apuesta y sus alcances continentales eran enormes, lo eran por lo tanto también los riesgos.
Tempranamente se desató contra Venezuela una guerra de baja intensidad. El 11 de abril del 2002 un intento golpista de la cúpula militar, la derecha política y el empresariado, proclamó presidente de la República a Pedro Carmona, el cual fue reconocido de inmediato por los EEUU. Derrotado por la movilización popular, el golpe fue más bien un detonador que permitió al chavismo pasar a la contraofensiva. Fue el momento de quiebre, aún más importante que la propia victoria electoral de 1999 iniciándose la etapa de auge del chavisno, que se vio favorecida con el alza de los precios del petróleo.
Pero la derecha golpista se reorganizó y, con el auspicio de los EEUU, empezó la larga marcha del desgaste económico y la presión política que, sumados a los propios errores del proceso, condujeron a Venezuela a la crisis económica y política.
En similar perspectiva se sitúan Evo Morales, quien recupera la tradición nacionalista y popular de Bolivia y Rafael Correa en Ecuador, quien logró sacar a su país de una inestabilidad política arraigada. Sus apuestas son por la transformación en democracia, capitalizando el desgaste de las viejas clases políticas y la dinámica de los movimientos sociales, asumiendo la democracia más como una forma de organización social igualitaria que como mecanismo institucional. Aceptan los riesgos de la globalización, refuerzan el rol Estado en la producción y la redistribución, y reivindican los recursos naturales para financiar las políticas públicas.
De otro lado, el PT brasileño, el socialismo chileno, el Frente Amplio uruguayo y el peronismo argentino, venían de luchas contra dictaduras militares, lo que los distanció del viejo discurso de izquierda, internalizando la democracia como eje central. Su apuesta era configurar alternativas al neoliberalismo hegemónico, en un contexto de globalización. Pragmatismo en lo económico y énfasis en lo social: políticas de crecimiento para asegurar programas sociales. Aprovecharon el ciclo de alza de precios de las materias primas que produjo bonanza fiscal. Una nueva visión de los procesos de regionalización e inserción de América Latina en el mundo globalizado, les hizo impulsar mecanismos de integración regional, la complementación energética y productiva y la coordinación de la política exterior. Asumieron la lucha contra la exclusión social evitando — no siempre con éxito- el choque frontal con la derecha. Aceptaron las reformas neoliberales reconociendo sus limitaciones y propusieron programas contra la pobreza y la exclusión. Si un logro de esta izquierda fue reconocer la complejidad de los escenarios en que debían aplicarse las grandes ideas, el precio de dejar el ideologismo fue abandonar principios esenciales, pasando del pragmatismo al oportunismo.
Por su significación, el PT merece mención aparte. De sus banderas y luchas originarias de un perfil más socialista, queda poco, consumidas entre acuerdos con el gran capital, medidas de ajuste y burocratización. El PT se asoció a corporaciones petroleras, constructoras, capitales agroindustriales y entidades financieras para afianzar el liderazgo de Brasil en América Latina. Su crisis empieza el 2013 con movilizaciones juveniles y las huelgas que mostraban un descontento social que la derecha aprovechó. El PT jugó a la negociación por arriba y una de las consecuencias de esta política fue bajar la intensidad de la movilización social y política por abajo. Salpicado por la corrupción, el PT enfrenta hoy el cerco de una ofensiva mediático-jurídica de la poderosa derecha brasileña y que es auspiciada desde los EEUU, que sabe que para desmontar el entramado progresista construido en América del Sur, Brasil es la pieza clave.
XII
Tras una década a la defensiva las derechas del continente rearticularon sus fuerzas a partir de los bastiones de poder que conservaron casi intactos, particularmente en los grandes medios de comunicación, desde los cuales fueron estableciendo agendas, deformando realidades y preparando el terreno para la contraofensiva.
La crisis del 2008 precipitó los reacomodos de fuerzas. La economía mundial se ralentizó, y aunque el gigante chino mantuvo un tiempo capacidad de arrastre respecto a América Latina difiriendo la caída, la disminución de la demanda mundial de materias primas golpeó nuestras economías, cuyas matrices productivas no han sido modificadas en sus fundamentos. El problema fue entonces cómo redistribuir en economías que no crecían. Venezuela entró en trompo y Brasil empezó a tener problemas serios. La crisis erosiona al gobierno de turno, sea cual fuere su signo ideológico.
De otro lado, los Estados Unidos no podían permitir que el Mercosur se afirmara como proyecto sub-regional autónomo. Sus TLC o TPPs, diseñados en favor de las transnacionales y los estados poderosos, no armonizan con los proyectos de soberanía económica. Por eso promovieron un Acuerdo del Pacífico contrapuesto al Mercosur en el cual alinearon a sus Estados incondicionales, México, Colombia, Chile y (lamentablemente) Perú. Obviamente tampoco les agradaba UNASUR como espacio de soberanía política.
América Latina, convertida en otro territorio de la disputa hegemónica entre EEUU y China, exigía a los primeros socavar los proyectos autónomos, pues su diseño estratégico, al haber perdido la batalla comercial, se concentra en lograr los posicionamientos y alineamientos político-militares geoestratégicos. Para lograrlo alienta a las derechas retrógradas y sin proyecto nacional a recuperar el control de los estados.
Un tema que requeriría de análisis aparte es el de las clases medias. En Venezuela estuvo opuesta casi desde los inicios al chavismo, pero fue radicalizando su rechazo, conforme la situación económica las empobrecía. En Argentina en cambio, el Kitchnerismo dio oxígeno a una clase media en cuidados intensivos, la que, una vez salida del coma al que la llevó el neoliberalismo, se puso de a la cola de la derecha macrista.
Un último y crucial problema es el de la corrupción. Real y contundente, fue resultado no solo y no tanto de las vocaciones de enriquecimiento de los individuos, como de la misma naturaleza de la democracia liberal, anclada en costosas campañas, maquinarias publicitarias y clientelaje, todo lo cual requieren ingentes recursos. Convenientemente publicitada por los medios de comunicación de la derecha, la corrupción produjo el desgaste de gestiones de gobierno prolongadas y que pasaban por dificultades.
XIII
Al reflexionar sobre el ciclo que parece llegar a su fin y lo que nos dejan como grandes lecciones, es bueno tener en cuenta algunos elementos.
El primero es que se trató de exploraciones sobre nuevas vías más no recetarios o modelos a ser aplicados. Es fácil ahora señalar sus limitaciones e incongruencias respecto a eventuales paradigmas ideológicos, pero es indiscutible que permitieron la construcción de sujetos sociales, empoderaron a los de abajo y variaron los sentidos comunes. Podría decirse que adquirió sentido aquello anunciado por Fidel Castro en la II Declaración de la Habana: “Ahora sí la historia tendrá que contar con los pobres de América”.
Lo segundo es que el cambio se da en medio de una crisis capitalista, con otra situación de los aparatos estatales y regímenes poco sólidos económicamente y con menor control sobre los movimientos sociales. Desmontar lo avanzado por los años de gobiernos progresistas no será fácil ni sin resistencias. Si la derecha gana las elecciones en Brasil ¿Cómos sería ese régimen? Débil, inestable, enfrentando luchas sociales. La fuerza social que dio sustento al progresismo y los sectores populares que buscan el cambio siguen actuando, y continuarán expresándose en los mismos u otros proyectos políticos.
Lo tercero es que no solo se trata de la disputa entre modelos económicos. El capitalismo imperialista es mucho más que una economía. En su etapa actual de crisis hegemónica y de acumulación expoliadora es un sistema que funciona como una guerra contra los pueblos, como un modo de acumulación por exterminio, basta ver como ha dejado el oriente medio para entender de lo que hablamos. Ese futuro no nos es ajeno. México es un espejo en el que deberíamos mirarnos. Los miles de muertos y desaparecidos no son una desviación, sino su núcleo, cuyas partes integrantes, de la justicia al aparato electoral, de la escuela a la academia, le son funcionales. Los hechos de Ayotzinapa y Nochixtlán muestran cómo funciona hoy el sistema.

jueves, 10 de noviembre de 2016

HUACACHINA

ESTADÍSTICA

ica
En Suiza, 60,000 personas mueren cada año
por consumir tabaco.

En Alemania, 35,000 personas mueren cada año
por ataque al corazón.

En África, millones de seres humanos
mueren de hambre.

En el Perú, miles de seres humanos
mueren en las pistas.

Y aquí en Huacachina, soy el único ser humano
que se muere de amor por ti.





                                                         

PAREDES DE PALABRAS


                                                                                                             A José Vásquez Peña

Por entonces, yo, vivía cerca de un estadio de fútbol; los domingos iba con los amigos a alentar el equipo de barrio. No me agradaba ver que de 22 personas dependiera el estado de ánimo de mucha gente, iba porque me gustaba ver a la gente de mi barrio feliz; las banderolas, cánticos, la alegría que todos ellos no tienen de lunes a sábado me hacían sentir bien. Había terminado un libro de poemas: la lectura de los pocos libros que tenía en casa me llevaron a escribir las palabras que no encontraba en ellos. Empecé con un poema dedicado a la chica de la esquina, que luego rompí al verla con otro muchacho. A los cuadernos les arrancaba las carátulas y ponía mi nombre y el título del poemario, me hacía ilusiones de que mi foto aparecería en el manual que el ministerio de educación nos regalaba al iniciar el año escolar. Nunca leí mis poemas a nadie; en clases mientras el profesor de literatura nos aburría contándonos la vida de los escritores escribía en mi cuaderno verde todo lo se me venía a la mente.
Cuando terminé de escribir el libro, vi en el periódico un aviso de una imprenta. La tarde en la que fui a esa imprenta fue una de las más tristes de mi vida; el dinero que me pedían para la edición era tanto que nunca lo hubiera reunido aunque trabajase toda mi vida.
Fui a la plaza a escuchar la bulla de los carros y los pájaros en los ficus gritando de hambre, defecando en el aire; esa tarde los muros de la ciudad sin flores me parecieron tan horribles que quise pintarrajearlos con toda la ira que un pobre puede albergar.
El domingo llegó con sus cerbatanas, la llamada a las puertas de las casas para salir e ir al estadio; la tristeza que tenía contrastaba con la algarabía de la gente. Mientras caminaba por el arenal junto a los demás, pensaba si mi poesía valía el dinero que la imprenta pedía. Tendría que buscar la forma de publicar mis versos, yo quería aparecer en la foto de los libros que leía en las clases de mi colegio.
Cuando llegamos al estadio observé que sus paredes tenían propaganda política que nadie leía, pero que estaban ahí esperando la otra campaña para ser borradas. Entonces se me ocurrió una idea : pintar las paredes de poesía.
Tendría que pintar las paredes de noche. Lo primero era conseguir pintura. Un amigo me regaló la pintura sobrante de las refacciones que había hecho en su casa. Empecé lunes 1, hasta ahora recuerdo el miedo que sentía por si se aparecería el vigilante o algún hampón. Las manos me sudaban, pero logré terminar rápidamente el primer poema, la pared silenciosa guardaba en su cuerpo las letras de mi cabeza:
Las nubes son las cartas
que envía la luna al sol
un cometa es un beso
volado del sol a la luna.
A la primera pinta la gente ni siquiera miraba de reojo la pared, pero a medida que iban apareciendo cambiando la fachada del estadio, pensaron que se trataba de una iniciativa de la municipalidad, o que algún colegio de la zona en una campaña a favor de la lectura había pintado las paredes.
La gente se paraba en el camino para leer, incluso los ómnibus que iban a la ciudad detenían lentamente su marcha ante la insistencia de los pasajeros que querían leer los poemas. Cada domingo, el comentario de la gente era de quién había escrito los poemas, algunos reían cuando se acordaban de ellos.
Ese año para sorpresa mía, el equipo de mi barrio salió campeón en la liga del distrito. Tuvimos que ir a otros estadios a alentar a los muchachos, y otros equipos tuvieron que venir al nuestro. Mientras hacían cola para entrar, leían los poemas, algunos reían, otros mas osados decían que eran cojudeces que se le habían ocurrido al alcalde.
El equipo seguía avanzando y la fama de los escritos iba a la par con él. Así fue avanzando mi libro, poco a poco se hizo parte del paisaje mental de la gente y del estadio; creo que las paredes estaban más a gusto con mis poemas que con las pintas que hacían los políticos cada vez que habían elecciones.
Tuve miedo de escribir los versos que le dediqué a mi madre porque estaba seguro de que ella al escuchar que hablaban sobre su hijo iba a delatarme, pero lo hice y puse:
Una vez una mujer
Me pidió un poema
y yo le di un espejo.
El equipo pasó a la etapa regional venciendo a todo rival con el que jugaba. Se enfrentaron a cuadros de Ayacucho y Huancavelica. Las gentes de esos lugares al llegar para hacer barra, sufrían la misma sensación de los demás visitantes al mirar los poemas. Que bueno que el alcalde haga esto, pero cómo se llamará el poeta que los ha escrito, será tradición popular.
El equipo pasó la etapa nacional. El alcalde del distrito, e incluso el de Ica venían al estadio. En toda la ciudad se hablaba del equipo de mi barrio y sus jugadores. Una ilusión se había posesionado del distrito.. Todo el mundo felicitaba al alcalde por darle a las paredes del estadio un marco cultural, por educar al pueblo. Al terminar los relatos de los partidos, los periodistas no solo se referían al triunfo de nuestro equipo, sino que decían: desde el estadio de los Molinos el único estadio cultural del Perú, transmitió para ustedes radio Saraja.
Llegamos a ganar la copa Perú. Ese año la gente de mi barrio se volvió loca cuando escuchamos por radio que el Atlético Pallares Verdes, había superado en calidad de visitante al César Vallejo de Trujillo, y que debido a este triunfo el departamento de Ica tenía otra vez fútbol profesional. Salimos a las calles a festejar el triunfo. Yo era poeta, no sabía alegrarme de esos triunfos, pero me sentía feliz por las caras felices de mis amigos, por la señora Josefa que vendió muchas cervezas esa noche, porque en un barrio pobre se pudiese celebrar con esa intensidad, olvidar que a veces se tenía que sacrificar un día de paga para comprar la entrada al estadio los domingos. Eso me alegraba, no me importaba que después vinieran jugadores de Lima a quitarles el puesto a José el defensa, que luego de jugar tenía que ir a amasar el pan en la panadería del presidente del club, o que a la estrella del equipo. Gabo que hacía goles hasta con las orejas, los jugadores que botaban del Alianza, o la U, lo dejaran sin trabajo. En ese instante no me importaba nada, solo la alegría que se celebra de verdad: la alegría de todos.
Cuando los chicos regresaron les hicimos una gran recepción, por supuesto que en el barrio, no en Ica, por que ahí hasta el presidente regional los saludó como héroes. Nosotros le dimos la bienvenida como siempre lo habíamos hecho: haciendo colecta, incluso don Julián el dueño de la orquesta de cumbia mas querida de la provincia nos regaló 4 horas de música; todos bailamos hasta el amanecer.
Pero el equipo ya estaba en la profesional, y tenía que ajustarse a las reglas de la federación peruana de fútbol. Tenían que cambiar de escenario porque el estadio de los Molinos era muy pequeño, así es que no les quedaba más que ir a jugar al estadio de Ica. La población del distrito en una sola voz dijo no. La gente que para nada se une, esta vez lo hizo para hacerse respetar. Fueron todos a la municipalidad a reclamar. El alcalde que era un demagogo político vio una excelente ocasión para asegurar su reelección. Improvisando un mitin prometió construir un nuevo estadio, y que el antiguo sería destruido para dar paso a uno moderno. Todos gritaron de alegría, menos yo. Pensé en mis poemas, en mi libro abierto, entonces salí corriendo de la plaza, quise abrazar al alcalde, rogarle que no derribara las paredes, inventar cualquier cosa con tal de salvar mi libro, pero yo solo era un poeta.
El proyecto se aprobó, el nuevo estadio con todos los adelantos tecnológicos iba a estar construido en solo tres meses. Nadie se acordaba de los poemas en las paredes, ya nadie se preguntaba quién los había escrito, ese misterio desapareció, como Gabo el goleador, José el defensa, entonces..., entonces no quería que mis poemas fueran derribados por esas máquinas. En un arrebato de justicia, una noche con una vara de fierro en las manos, destrocé todas las máquinas, eran tan duras que acabé con muchas ampollas en la mano. El odio me cegó, no pude ver a los vigilantes que vinieron a prenderme, me capturaron y me llevaron a la comisaría, los policías me agarraron a golpes. Como no respondía a sus preguntas por más que los golpes me dolían, optaron por declararme loco. Esa noche la pasé en la carceleta junto a un ladrón y una prostituta; la ventana daba al cielo, y en las estrellas podía leer los poemas de ese poeta loco que llaman Dios.
Como nadie abogó por mí, me mandaron aquí, a este hospicio; a veces tengo que hacerme el loco de verdad, nadie viene a visitarme. Como ya no tengo cuadernos, y las paredes del estadio fueron derrumbadas, el viento es una buena pizarra. No sé nada de mis poemas, solo sé que los leyeron muchos, que la pared de ladrillos fue el mejor papel que pude encontrar para ellos.

                                             César Panduro Astorga ( Ica - 1980)

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