JOSÉ DOLORES
Era un joven alto y de cuerpo bien
proporcionado, fuerte en la pegada y la asimilación. Aproximadamente el año
1923, se comenzaba a practicar el futbol en el valle de Mala; pero la pelea de
los guapos siguió siendo el deporte favorito entre los hombres. Entonces el
futbol solo era un pretexto para estos eventos de golpes varoniles.
José Dolores se convirtió en unos de los
valientes del valle, cuando el pueblo de Flores fue invitado a jugar futbol al
otro lado del río, en Tutumo. Ahí residía un peleador, que había acabado con
los más bravos luchadores de la margen izquierda del valle, mientras José
Dolores empezaba a dar sus primeros golpes en Flores.
El propósito de los organizadores del partido
de fútbol fue dar oportunidad a su ídolo de peleas, para que logre otra
victoria ante el florino Dolores, ya los tenía acostumbrados a verlo ganar en
cada combate. Cuando los florinos llegaron a Tutumo, la gente preguntaba por
José Dolores, porque a ellos no le interesaba el fútbol, sino el choque de estos
hombres.
Desde que comenzó el partido de fútbol, ambos
defendían ardorosamente los colores de
su cuadro, hasta que degeneró en insultos, el joven peleador no aguantó. Se
paró en seco cuando avanzaba con el balón, y aceptó el duelo de pelear con su
desafiante. El partido de fútbol se interrumpió, terminó para dar paso a la
pelea.
De inmediato, el público se fue acercando al
centro del campo y formó un círculo humano. En medio de ellos los dos hombres
pusieron en juego todo su coraje, también todos sus recursos de lucha. La pelea
era todo un espectáculo, se prolongaba demasiado, porque ninguno de los dos se
rendía. Hasta que por fin José Dolores quedó dueño de la cancha, ante la
sorpresa de propios y extraños.
El vencedor sangraba de una oreja pero se le veía
feliz. Entonces pidió un espejo y una tijera. Al verse roto parte del pabellón
de una oreja, por el cobarde mordisco de su contendor, (parecido a la mordedura
de Mike Tyson a Evander Holyfield, en junio de 1997) él con mucha estética se
dio un corte, y para emparejarlo con la otra oreja, se cortó igual.
Desde ese momento, José Dolores exhibió con orgullo y como señal de triunfo, sus
orejas cortadas. José Dolores Chumpitaz, volvió a Flores como un héroe, fue
ídolo de los jóvenes, más tarde un ciudadano notable del pueblo.
Recopilado el 2024, “Los peleadores y otros
relatos florinos” José García Conde.
(Pertenece al libro Cuentos con historia 2025)