La violencia sexual en las obras de José María Arguedas
Desde Warma Kuyay hasta El Sexto, la obra de Arguedas se ve marcada en
el abuso de poder, del patrón, el hermanastro, los estudiantes, el jefe(…)En los
últimos años con la violencia política los miembros del ejército y la policía
también cometieron hechos atroces contra la población indígena…Hoy otra figura
es el cura o integrantes de una organización religiosa católica denominada
Sodalicio de vida cristiana, disuelta recientemente por el Sumo Pontífice, Por
lo tanto, ayer fueron los religiosos unidos al poder de los gamonales, tema que también nos relata
Clorinda Matto en su novela “Aves sin nido” , hoy son las congregaciones o
sectas religiosas - cristianas. Tal vez los últimos acontecimientos de nuestra
historia reciente como fue la década de los ochenta. En este episodio fueron
confrontados dos mundos, en aquel choque cultural los habitantes del sur del
Perú contra los miembros de la policía y el ejército, jóvenes peruanos que
mayormente fueron a nuestros parajes andinos desde la costa. Según los miembros
de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, más de 5000 mujeres fueron
víctimas. El abuso del poder ocurre en todo el mundo, en épocas dictatoriales y
democráticas, ahí está “La fiesta del chivo” del Nobel peruano.
Empecemos por la jovencita Justinacha o Justina simplemente, la
terminación “cha” es un diminutivo quechua que le da la ternura al nombre
llamándola “Justinita”, personaje cuya descripción es la siguiente: “Ella era
bonita su cara rosada estaba siempre limpia, sus ojos negros quemaban; no era
como las otras cholas, sus pestañas eran largas, su boca llamaba al amor y no
me dejaba dormir”. En ese entender, los patrones seleccionaban a sus víctimas,
sobre todo por la edad y belleza. Don Froylán por la descripción de los
patrones, tienen hijos menores, calculándole una edad entre 40 y 50 años.
(Warma Kuyay – 1933).
Carmen María Pinilla, nos cuenta que José María Arguedas publica los
cuentos reunidos en “Amor Mundo”, libro influido por los consejos de su
terapista Lola Hoffmann, que lo instó a narrar sus traumas y obsesiones de
infancia. En “El horno viejo” existe el siguiente diálogo:
-
Levántate ,
acompáñame
El muchacho se levantó. Estaba vestido. Siguió al caballero
En el patio preguntó:
-
¿Adónde?
-
Adonde has de ser
hombre esta noche. ¿Cuántos años tienes?
-
El 17 de febrero
cumplí nueve
-
Temprano hay que ser
hombre. Duermes bien.
-
Duermo bonito.
-
Yo también voy a
dormir bonito. Ya verás.
Lo antes escrito es una conversación entre José María aún niño y su
hermanastro, joven pervertido, con poder, que violaba o abusaba de las indias, en una oportunidad
cometen el abuso borrachos y con música, ya que al arpista lo presenta el
narrador como ciego. Una de las cosas que tienen los hombres es demostrar que
son hombres, hecho que ocurre hasta ahora en nuestra sociedad, cómo lo deben demostrar, estudios de masculinidad afirman, teniendo sexo. En el cuento el narrador testigo tiene 9 o 10 años,
hecho que habría traumado al Tayta. (Amor Mundo – 1967)
En esa línea, ya en “Los ríos profundos” el niño Ernesto, nombre del
personaje, que debe ser por el nombre del Argentino Ernesto Guevara, empieza
enfrentarse a las distintas injusticias del mundo adulto del que empieza a
formar parte. Conoce a estudiantes rebeldes y abusivos del colegio, un chico de
Andahuaylas que toca la armónica y una chica llamada la demente, ella es
abusada por los estudiantes mayores, también por personas encargadas del
colegio donde la señorita trabaja. Además se termina enterando de cómo los más
grandes se aprovechan de los estudiantes pequeños, en ese contexto nadie hace
nada por ayudarlos, hecho que deja al narrador autobiográfico muy mal. En ese
sentido, Marcelina, la opa, es un personaje complejo. Su conexión con
elementos andinos, su papel en la resistencia cultural y su presencia en el
puente la convierten en un símbolo de la unión y la tensión entre dos mundos,
así como de la esperanza de redención y transformación. Casi al
final de la novela, la epidemia de Tifu viene a causar su muerte. Es en esta
novela donde el poder y la clase alta se envuelven en injusticias y
contradicciones morales. (Los ríos profundos – 1958)
En la novela El Sexto abordan casos como el de "Clavel", quien es sometido a repetidas
violaciones por diferentes presos, y cómo su cuerpo se convierte en objeto de
intercambio y pelea entre ellos. La violación en
"El Sexto" no es un fenómeno aislado, sino que "está intrínsecamente
ligada al sistema capitalista, hoy neoliberal y a la estructura de poder dentro
de la cárcel, hecho que se puede evidenciar hasta nuestros días". Es una
manifestación de la opresión y la desigualdad que se vive en la sociedad
peruana de 1950, tal vez ese sea el propósito, la intención de escribirla, para
mostrar el mal a fin de evitarlo, también de describir toda una época. En "El Sexto", la violación se
presenta como una herramienta de poder y control dentro de la prisión,
utilizada para degradar y deshumanizar a los reclusos, especialmente a aquellos
que desafían el sistema. La novela muestra cómo la violencia sexual es una
práctica común, donde los presos más fuertes someten a los más débiles, y cómo
las autoridades penitenciarias a menudo lo toleran o incluso lo facilitan. Dentro de la experiencia personal de José María Arguedas, él
es un narrador del naturalismo, la crudeza que describe al penal donde estuvo
preso es aterradora, de ahí su frase: En la cárcel conocí a lo mejor,
refiriéndose a los presos políticos, como los Apristas y Comunistas, y lo peor
del Perú, como los violadores, asesinos y demás delincuentes que habitaban ese
espacio inhumano, que hoy ya no existe como centro penitenciario en nuestra
capital. En esta novela notamos la frecuencia en que presenta Arguedas estos
episodios de abuso de poder, tan recurrentes en sus obras. (El sexto – 1961)
La novela “Zorros de arriba y
Zorros de abajo”, aunque no se centra en la violación como evento explícito, sí
presenta una atmósfera de tensión y violencia que podría interpretarse como una
forma de degradación humana. La transformación de Chimbote en un centro
pesquero industrializado y la llegada de personas de diferentes orígenes crean
un ambiente de conflicto y desequilibrio, donde se evidencian las luchas de
poder y las consecuencias de la modernización forzada. Estos elementos
pueden ser vistos como formas de violencia simbólica, que aunque no son
explícitamente sexuales, contribuyen a la sensación de deshumanización y
pérdida de valores presentes en la obra.
Quiero concluir el presente ensayo,
dando a conocer las palabras del escritor Oswaldo Reynoso: “Desde el colegio
nos han enseñado que el Perú es un país pacífico y eso es mentira. Eso es
totalmente falso. Durante la colonia hubo grandes levantamientos indígenas que
rechazaban la cultura dominante… toda la historia del Perú está jalonada por
grandes rebeliones e innumerables matanzas, ¿no? Lo que pasa es que esa
historia es una «historia secreta»… ¡Es una sociedad hipócrita!”. Al comenzar a
escribir mi ensayo para el concurso, no pensaba en descubrir a través de las
obras del Tayta José María Arguedas, esa historia secreta de la que nos habla
Oswaldo. La violencia sexual unida a la pobreza, más la violencia política han caminado de la mano
en las diferentes etapas de nuestro país, desde 1932 en Trujillo, Las
guerrillas del 63, el levantamiento armado de los 80, la matanza reciente en el
sur del Perú, tras la asunción del mando de la Presidente Dina Boluarte, todos
estos hechos, no son nada a lo que sucede diariamente en nuestra sociedad
actual, seguro mientras escribía ocurrían violaciones y muertes. Estas muertes
han llevado a hablar de trata de personas, minería ilegal, pasando por las bajas pasiones en el Congreso actual y el irrespeto a la mujer hasta matarla, figura denominada feminicidio. El poder político, el narcotráfico y la corrupción aceleran la violencia en nuestra débil sociedad peruana.
Seudónimo: Warmi Soncco
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