LA SAPA QUE EMBRIAGÓ AL DIABLO
Demonio que llega a Flores se va “al diablo”,
si bebe pisco de este pueblo. Cierta vez Satán quiso llevarse a un florino pero
no pudo, porque llevaba una sapa en la mano y una mona encima.
Antes se solía invitar a probar los
chicharrones, a quienes habían ayudado apisonar las uvas en los lagares, cuando
se destilaba el pisco en las falcas o alambiques. Se llama chicharrón al pisco
que en alto grado comienza a destilar. Es agradable pero trepador. El que sabe
solo lo prueba y espera que se ponga a punto, más o menos de 20° grados.
Cuando se retiraban los invitados, a cada uno
le daban una sapa, o botella de pisco, como retribución a su colaboración.
Todos volvían a sus casas a medianoche por el callejón que va al cementerio. Don
Fred Caycho andaba medio retrasado en la hora, a mitad del camino vio a un
hombre recostado a una pared. Al entablar conversación bebieron pisco de la
sapa, caminaron un trecho no tan pequeño, el músico acompañado del extraño
llegaba al pueblo, según creía él, cuando cayó a una zanja exclamando el nombre
de Dios. El ocasional “amigo” desapareció dejando en el ambiente un olor a
azufre quemado.
Fred, al incorporarse se vio solo, en un
descampado lugar distante de Flores. Despavorido, con los pelos de punta,
corrió rezando, saltando acequias, adobones de los huertos y cementeras, en
dirección a sus casa.
José García Conde
(Folleto:
“Los peleadores y otros relatos florinos”)
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