jueves, 29 de mayo de 2014

Fragmento de "Canción del Silencio"

   

Eran aproximadamente las seis de la tarde; un repique de campanas alborotó a los comuneros del pequeño pueblo. Fue tan desconcertante que el sonido del agua se ausentó, dando paso a un tañer misterioso. Algunos pensaban que se trataba de una invasión; otros, unos niños, imaginando a extranjeros, recordando el día maravilloso que vivieron en contacto con la naturaleza. Aquel día la clase se hizo entre piedras y arena. ¿Habrán venido por el agua, reserva vital para el futuro? comentó su maestro; algún día tomaran sus territorios, sin pensar en la tierra, desde el ojo Siwincha hasta Luccumayocc. En Siwincha brotaba el agua por entre las rocas; aquel torrente hídrico llenaba la acequia principal que conducía al valle, y todavía sobraba. El caudal del río poseía vida propia hasta El Ingenio; a pesar de su paso por la mina de oro de Otoca, el líquido vital no era contaminado. El tema, escrito en quechua, decía: “El agua, fuente de vida”. Todos los alumnos participaron, en la pizarra se observaba la palabra “yaku”, salieron de las cuatro paredes; caminaron por el río. Los alumnos se mostraban tan alegres y comunicativos, ¡hasta el mudo se llenó de palabras!, no dejaron de conversar con su maestro. Los niños descubrieron un lugar donde el agua se perdía entre las rocas, ignorando su destino. Regresaron pensando haber descubierto el punto de inicio de los famosos acueductos de los Nascas. Dejaron de recordar y volvieron a la realidad, y esta les dirigió los ojos hacia el reservorio; por ese lugar bajaban hombres cubiertos con pasamontañas. Eran amigos de la noche, en ella se movilizaban envueltos con el manto protector del anonimato; con seudónimos que hacían imposible ubicarlos en los registros que, además, habían sido borrados. Los Municipios eran el blanco preferido, sobre todo sus archivos.  Algunos se habían adelantado y conducían a las personas hacia el local del Concejo Municipal; los niños eran reunidos en la escuela, en donde, como nunca, se había encendido un potente “Petromax”, traído por los visitantes para aquella ocasión. Todo estaba organizado con anticipación, el único que no se había enterado era el maestro Magno. Él, después de actuar en el pueblo vecino, descansaba en su cuarto. Era el mes de julio y el país celebraba el día de la independencia. En la víspera del veintiocho tendría visita. Mientras escuchaba una radio capitalina y se informaba del acontecer nacional, escuchó el sonido de las campanas. Quiso salir, pero las noticias económicas lo retuvieron. Los locutores hablaban de cultura y citaban una estadística:
-  Si una revista cultural valía, en 1980, nada menos que trescientos soles; hoy, después de ocho años, cuesta ciento cincuenta intis -completaba el interlocutor.
-  Al año siguiente Caretas valía siete mil intis…
   Esto fue lo último que pudo escuchar; el cansancio lo venció, quedándose dormido.
   El día amaneció gris, con un viento frio que penetraba la calamina. La naturaleza presagiaba el final. Toda la noche un centinela alto y enjuto observó el recinto donde vivía Magno. Él no había salido en la noche, no necesitaba salir. Era una persona que tenía el alma blanca, y le gustaba enseñar; sus únicos defectos eran ser dipsómano y practicar el deporte más popular. Tomando y jugando era feliz. Tocaron la puerta; habían pasado cincuenta minutos desde las cinco de la mañana; el pueblo estaba callado. De pronto, el perro Acca, bastante anciano, aullaría tristemente como un niño. De inmediato dio un salto, sentado sobre la cama divisó una sombra por la rendija. No estaba tan entusiasmado por la visita, ya que sabía que “los compañeros” estaban en el pueblo, en tal sentido, tenía que obedecer. Poco a poco su mente se iba llena de dudas y afirmaciones; se sentía raro, como estar a tiro de un penal. Sin poder calmarse completamente abrió lentamente la puerta. El hombre que entró en la habitación, acompañando a una dama, se mostraba amable; ella lo miraba desafiante. Ambos le pidieron que los acompañara a la plaza. Caminaron dos cuadras sin pronunciar palabra alguna, nuevamente el silencio volvía a inquietar la mente del profesor. Llegando a la esquina del campanario, vio gran cantidad de comuneros: la reunión iba a empezar con su llegada. Su cabeza analizó con frialdad lo que venía ocurriendo en el mundo: a fines del año pasado se realizó la tercera Cumbre Soviético-Norteamericana; los presidentes Mijaíl Gorbachov y Ronald Reagan hablaron de paz, de pasos para el cese de la carrera armamentista e iniciar el desmantelamiento nuclear. Sin embargo, China y Rusia, tardíamente, tenían sus pleitos en el Perú. No me agrada nada eso de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Me gustó el poder de convencimiento de Mao; quería culminar sus estudios y persuadió a su padre diciéndole “continuando mis estudios, puedo ser más provechoso para la familia que trabajando en la granja”. Haber leído su biografía me condujo hacia el magisterio; abandoné también a mi familia y encontré a otra, este año, en Uchumisca. Sé que la educación es lo más importante.
   Levantó la cabeza, el sol llegó a besar su rostro; miró a su lado izquierdo, se encontraba junto a él doña Irene, una mujer chismosa, especializada en crear intrigas; también actuaba a veces de celestina, cuando existía dinero de por medio; se defendía de otra mujer llamada Jesusa, ambas se acusaban mutuamente de manera furibunda. Una mujer minusválida, apoyándose en un bastón, consultó a los comuneros. El pueblo debía elegir “democráticamente” cuál de las dos damas debía de morir. En ese instante cantó un ave tres veces, nunca lo hacía de esa forma el pájaro conocido como Carpintero; Magno entendió que se trataba de una equivocación, una homonimia tal vez. Recién se convenció que iba a correr la misma suerte de las señoras chismosas. A una de ellas se la habían llevado, la otra permanecía atada en el suelo; para que no grite le habían amarrado la boca, se esforzaba y golpeaba su cabeza con la piedra enorme traída del corral de don Abraham. Era la mañana del veintiocho de julio, día de la patria; la hora, nueve con treinta del día. El maestro fue acusado de ser borracho y mujeriego; se decía que, a veces, tomaba y dejaba a sus alumnos solos, como era el único profesor sus hijos no recibían clases; se iba a cobrar hasta Ica un viernes y regresaba un miércoles; que dentro de su escritorio guardaba siempre una botella de cachucho, que eso era un mal ejemplo para los niños. De la primera acusación salió bien librado, con la intervención de sus colegas y algunos comuneros que abogaron por él; es más, cuando trabajaba en Huackalla, sus alumnos ocuparon los primeros lugares en el último concurso realizado por la Coordinación del Distrito. Todo eso lo sabían los cumpas. Era un buen profesor sin duda, el hecho de beber no lo iba a condenar. En eso, entre la multitud, aparece su colega Betty, una docente que había estudiado en el colegio Nuestra Señora de las Mercedes en la ciudad de Ica. Nunca supieron en aquél pueblo, de rostro pálido, cómo aprobó los cursos de Lenguaje y Matemáticas en el último año de sus estudios secundarios, si no dio los exámenes de aplazados en el mes de enero; luego, desapareció de la costa. Suponían que su certificado de estudios presentados en la Zona de Educación, con sede en Lucanas, eran falsos; pero fue nombrada interinamente, con cuarto año de secundaria, en el barrio de Chaupi, en la capital de la provincia de Lucanas. Así se conseguía trabajo en la sierra, no era necesario terminar de estudiar la universidad o el pedagógico. Mientras lloraba, se cubría el rostro con una toalla de color crema. Betty -corpulenta, de anchos brazos y cabellos lacios, un perfil romano, labios resaltantes a simple vista, ojos que miraban siempre hacia abajo, por vergüenza o por ocultar algo-, estaba comprometida con un joven del lugar. Ambos se habían conocido buscando trabajo; ella lo consiguió, pero él no. Ella y la toalla estaban mojadas completamente. Negó todo encuentro carnal con su colega, señalando a sus hijas y diciendo:
-  Mírenlas, son igualitas a su padre José; además, pertenezco a una de las familias notables de Huackalla, y si me ven salir algunos días del cuarto del profesor, es porque me ayuda a elaborar mi carpeta de trabajo; otras veces, a realizar la diversificación curricular. ¡Por favor, estoy diciendo la verdad! -y cayó desmayada sobre el piso empedrado de la plaza.
   Todo venía direccionado desde Puquio, el tal “Víbora” había hilado fino. Era bien conocido por no dar puntada sin hilo, y decía que, con Magno ausente, su padre ganaría en el litigio contra doña Nicolasa por algunos echaderos en la puna. En esos precisos momentos le envuelven la cabeza con una capucha. El llanto de la mujer recién le hizo perder la tranquilidad; se resistió, gritó su inocencia; ocho hombres y dos mujeres llegaron a tumbarlo al suelo y controlarlo. Los golpes lo mantenían en el piso. En ese instante, su imaginación vuela hacia su cuarto y encuentra su cuaderno de canciones. Canta en silencio un poema escrito a su amada Natalia:
Chiquilla linda eres la alegría:
tu ternura calma la herida.
Sonríe siempre mi palomitay,
pues yo me voy, sin besar tu piel.

Fue en silencio nuestra agonía,
creció muriendo en la lejanía.
Triste sonido dame la vida,
no quiero olvidar el atardecer.

          Ahora tú, mi palomitay, volarás errante en lluvia eterna;
            Mojada en llanto encontrarás, tu libertad, tu libertad.
Lluvia eterna (MÚSICA latinoamericana)

jueves, 22 de mayo de 2014

MANUAL PARA SER NIÑO (Gabriel García Márquez)


 Aspiro a que estas reflexiones sean un manual para que los niños se atrevan a defenderse de los adultos en el aprendizaje de las artes y las letras. No tienen una base científica sino emocional o sentimental, si se quiere, y se fundan en una premisa improbable: si a un niño se le pone frente a una serie de juguetes diversos, terminará por quedarse con uno que le guste más. Creo que esa preferencia no es casual, sino que revela en el niño una vocación y una aptitud que tal vez pasarían inadvertidas para sus padres despistados y sus fatigados maestros.
Creo que ambas le vienen de nacimiento, y sería importante identificarlas a tiempo y tomarlas en cuenta para ayudarlo a elegir su profesión. Más aun: creo que algunos niños a una cierta edad, y en ciertas condiciones, tienen facultades congénitas que les permiten ver más alla de la realidad admitida por los adultos. Podrían ser residuos de algún poder adivinatorio que el género humano agotó en etapas anteriores, o manifestaciones extraordinarias de la intuición casi clarividente de los artistas durante la soledad del crecimiento, y que desaparecen, como la glándula del timo, cuando ya no son necesarias.
Creo que se nace escritor, pintor o músico. Se nace con la vocación y en muchos casos con las condiciones físicas para la danza y el teatro, y con un talento propicio para el periodismo escrito, entendido como un género literario, y para el cine, entendido como una síntesis de la ficción y la plástica. En ese sentido soy un platónico: aprender es recordar. Esto quiere decir que cuando un niño llega a la escuela primaria puede ir ya predispuesto por la naturaleza para alguno de esos oficios, aunque todavía no lo sepa. Y tal vez no lo sepa nunca, pero su destino puede ser mejor si alguien lo ayuda a descubrirlo. No para forzarlo en ningún sentido, sino para crearle condiciones favorables y alentarlo a gozar sin temores de su juguete preferido. Creo, con una seriedad absoluta, que hacer siempre lo que a uno le gusta, y sólo eso, es la formula magistral para una vida larga y feliz.
Para sustentar esa alegre suposición no tengo más fundamento que la experiencia difícil y empecinada de haber aprendido el oficio de escritor contra un medio adverso, y no sólo al margen de la educación formal sino contra ella, pero a partir de dos condiciones sin alternativas: una aptitud bien definida y una vocación arrasadora. Nada me complacería más si esa aventura solitaria pudiera tener alguna utilidad no sólo para el aprendizaje de este oficio de las letras, sino para el de todos los oficios de las artes.

La vocación sin don y el don sin vocación
Georges Bernanos, escritor católico francés, dijo: "Toda vocación es un llamado". El Diccionario de Autoridades, que fue el primero de la Real Academia en 1726, la definió como "la inspiración con que Dios llama a algún estado de perfección". Era, desde luego, una generalización a partir de las vocaciones religiosas. La aptitud, según el mismo diccionario, es "la habilidad y facilidad y modo para hacer alguna cosa". Dos siglos y medio después, el Diccionario de la Real Academia conserva estas definiciones con retoques mínimos. Lo que no dice es que una vocación inequívoca y asumida a fondo llega a ser insaciable y eterna, y resistente a toda fuerza contraria: la única disposición del espíritu capaz de derrotar al amor.
Las aptitudes vienen a menudo acompañadas de sus atributos físicos. Si se les canta la misma nota musical a varios niños, unos la repetirán exacta, otros no. Los maestros de música dicen que los primeros tienen lo que se llama el oído primario, importante para ser músicos. Antonio Sarasate, a los cuatro años, dio con su violín de juguete una nota que su padre, gran virtuoso, no lograba dar con el suyo. Siempre existirá el riesgo, sin embargo, de que los adultos destruyan tales virtudes porque no les parecen primordiales, y terminen por encasillar a sus hijos en la realidad amurallada en que los padres los encasillaron a ellos. El rigor de muchos padres con los hijos artistas suele ser el mismo con que tratan a los hijos homosexuales.
Las aptitudes y las vocaciones no siempre vienen juntas. De ahí el desastre de cantantes de voces sublimes que no llegan a ninguna parte por falta de juicio, o de pintores que sacrifican toda una vida a una profesión errada, o de escritores prolíficos que no tienen nada que decir. Sólo cuando las dos se juntan hay posibilidades de que algo suceda, pero no por arte de magia: todavía falta la disciplina, el estudio, la técnica, y un poder de superación para toda la vida.
Para los narradores hay una prueba que no falla. Si se le pide a un grupo de personas de cualquier edad que cuenten una película, los resultados serán reveladores. Unos daran sus impresiones emocionales, políticas o filosóficas, pero no sabrán contar la historia completa y en orden. Otros contaran el argumento, tan detallado como recuerden, con la seguridad de que será suficiente para transmitir la emoción del original. Los primeros podrán tener un porvenir brillante en cualquier materia, divina o humana, pero no serán narradores. A los segundos les falta todavía mucho para serlo -base cultural, técnica, estilo propio, rigor mental- pero pueden llegar a serlo. Es decir: hay quienes saben contar un cuento desde que empiezan a hablar, y hay quienes no sabrán nunca. En los niños es una prueba que merece tomarse en serio.



Las ventajas de no obedecer a los padres
La encuesta adelantada para estas reflexiones ha demostrado que en Colombia no existen sistemas establecidos de captación precoz de aptitudes y vocaciones tempranas, como punto de partida para una carrera artística desde la cuna hasta la tumba. Los padres no están preparados para la grave responsabilidad de identificarlas a tiempo, y en cambio sí lo están para contrariarlas. Los menos drásticos les proponen a los hijos estudiar una carrera segura, y conservar el arte para entretenerse en las horas libres. Por fortuna para la humanidad, los niños les hacen poco caso a los padres en materia grave, y menos en lo que tiene que ver con el futuro.
Por eso los que tienen vocaciones escondidas asumen actitudes engañosas para salirse con la suya. Hay los que no rinden en la escuela porque no les gusta lo que estudian, y sin embargo podrían descollar en lo que les gusta si alguien los ayudara. Pero también puede darse que obtengan buenas calificaciones, no porque les guste la escuela, sino para que sus padres y sus maestros no los obliguen a abandonar el juguete favorito que llevan escondido en el corazón. También es cierto el drama de los que tienen que sentarse en el piano durante los recreos, sin aptitudes ni vocación, sólo por imposición de sus padres. Un buen maestro de música, escandalizado con la impiedad del método, dijo que el piano hay que tenerlo en la casa, pero no para que los niños lo estudien a la fuerza, sino para que jueguen con él.
Los padres quisiéramos siempre que nuestros hijos fueran mejores que nosotros, aunque no siempre sabemos cómo. Ni los hijos de familias de artistas están a salvo de esa incertidumbre. En unos casos, porque los padres quieren que sean artistas como ellos, y los niños tienen una vocación distinta. En otros, porque a los padres les fue mal en las artes, y quieren preservar de una suerte igual aun a los hijos cuya vocación indudable son las artes. No es menor el riesgo de los niños de familias ajenas a las artes, cuyos padres quisieran empezar una estirpe que sea lo que ellos no pudieron. En el extremo opuesto no faltan los niños contrariados que aprenden el instrumento a escondidas, y cuando los padres los descubren ya son estrellas de una orquesta de autodidactas.
Maestros y alumnos concuerdan contra los métodos academicos, pero no tienen un criterio común sobre cuál puede ser mejor. La mayoría rechazaron los métodos vigentes, por su carácter rígido y su escasa atención a la creatividad, y prefieren ser empíricos e independientes. Otros consideran que su destino no dependió tanto de lo que aprendieron en la escuela como de la astucia y la tozudez con que burlaron los obstáculos de padres y maestros. En general, la lucha por la supervivencia y la falta de estímulos han forzado a la mayoría a hacerse solos y a la brava.
Los criterios sobre la disciplina son divergentes. Unos no admiten sino la completa libertad, y otros tratan incluso de sacralizar el empirismo absoluto. Quienes hablan de la no disciplina reconocen su utilidad, pero piensan que nace espontánea como fruto de una necesidad interna, y por tanto no hay que forzarla. Otros echan de menos la formación humanística y los fundamentos teóricos de su arte. Otros dicen que sobra la teoría. La mayoría, al cabo de años de esfuerzos, se sublevan contra el desprestigio y las penurias de los artistas en una sociedad que niega el carácter profesional de las artes.
No obstante, las voces más duras de la encuesta fueron contra la escuela, como un espacio donde la pobreza de espíritu corta las alas, y es un escollo para aprender cualquier cosa. Y en especial para las artes. Piensan que ha habido un despilfarro de talentos por la repetición infinita y sin alteraciones de los dogmas académicos, mientras que los mejor dotados sólo pudieron ser grandes y creadores cuando no tuvieron que volver a las aulas. "Se educa de espaldas al arte", han dicho al unísono maestros y alumnos. A éstos les complace sentir que se hicieron solos. Los maestros lo resienten, pero admiten que también ellos lo dirían. Tal vez lo más justo sea decir que todos tienen razón. Pues tanto los maestros como los alumnos, y en última instancia la sociedad entera, son víctimas de un sistema de enseñanza que está muy lejos de la realidad del país.
De modo que antes de pensar en la enseñanza artística, hay que definir lo más pronto posible una política cultural que no hemos tenido nunca. Que obedezca a una concepción moderna de lo que es la cultura, para qué sirve, cuánto cuesta, para quién es, y que se tome en cuenta que la educación artística no es un fin en sí misma, sino un medio para la preservación y fomento de las culturas regionales, cuya circulación natural es de la periferia hacia el centro y de abajo hacia arriba.
No es lo mismo la enseñanza artística que la educación artística. Ésta es una función social, y así como se enseñan las matemáticas o las ciencias, debe enseñarse desde la escuela primaria el aprecio y el goce de las artes y las letras. La enseñanza artística, en cambio, es una carrera especializada para estudiantes con aptitudes y vocaciones específicas, cuyo objetivo es formar artistas y maestros como profesionales del arte.
No hay que esperar a que las vocaciones lleguen: hay que salir a buscarlas. Están en todas partes, más puras cuanto más olvidadas. Son ellas las que sustentan la vida eterna de la música callejera, la pintura primitiva de brocha y sapolín en los palacios municipales, la poesía en carne viva de las cantinas, el torrente incontenible de la cultura popular que es el padre y la madre de todas las artes.



¿Con qué se comen las letras?
Los colombianos, desde siempre, nos hemos visto como un país de letrados. Tal vez a eso se deba que los programas del bachillerato hagan más enfasis en la literatura que en las otras artes. Pero aparte de la memorización cronológica de autores y de obras, a los alumnos no les cultivan el hábito de la lectura, sino que los obligan a leer y a hacer sinopsis escritas de los libros programados. Por todas partes me encuentro con profesionales escaldados por los libros que les obligaron a leer en el colegio con el mismo placer con que se tomaban el aceite de ricino. Para las sinopsis, por desgracia, no tuvieron problemas, porque en los periódicos encontraron anuncios como éste: "Cambio sinopsis de El Quijote por sinopsis de La Odisea". Así es: en Colombia hay un mercado tan próspero y un tráfico tan intenso de resúmenes fotostáticos, que los escritores armamos mejor negocio no escribiendo los libros originales sino escribiendo de una vez las sinopsis para bachilleres. Es este método de enseñanza -y no tanto la televisión y los malos libros-, lo que está acabando con el hábito de la lectura. Estoy de acuerdo en que un buen curso de literatura sólo puede ser una gema para lectores. Pero es imposible que los niños lean una novela, escriban la sinopsis y preparen una exposición reflexiva para el martes siguiente. Sería ideal que un niño dedicara parte de su fin de semana a leer un libro hasta donde pueda y hasta donde le guste -que es la única condición para leer un libro-, pero es criminal, para él mismo y para el libro, que lo lea a la fuerza en sus horas de juego y con la angustia de las otras tareas.
Haría falta -como falta todavía para todas las artes- una franja especial en el bachillerato con clases de literatura que sólo pretendan ser guías inteligentes de lectura y reflexión para formar buenos lectores. Porque formar escritores es otro cantar. Nadie enseña a escribir, salvo los buenos libros, leídos con la aptitud y la vocación alertas. La experiencia de trabajo es lo poco que un escritor consagrado puede transmitir a los aprendices si éstos tienen todavía un mínimo de humildad para creer que alguien puede saber más que ellos. Para eso no haría falta una universidad, sino talleres prácticos y participativos, donde escritores artesanos discutan con los alumnos la carpintería del oficio: cómo se les ocurrieron sus argumentos, cómo imaginaron sus personajes, cómo resolvieron sus problemas técnicos de estructura, de estilo, de tono, que es lo único concreto que a veces puede sacarse en limpio del gran misterio de la creación. El mismo sistema de talleres está ya probado para algunos géneros del periodismo, el cine y la televisión, y en particular para reportajes y guiones. Y sin exámenes ni diplomas ni nada. Que la vida decida quién sirve y quién no sirve, como de todos modos ocurre.

Lo que debe plantearse para Colombia, sin embargo, no es sólo un cambio de forma y de fondo en las escuelas de arte, sino que la educación artística se imparta dentro de un sistema autónomo, que dependa de un organismo propio de la cultura y no del Ministerio de la Educación. Que no esté centralizado, sino al contrario, que sea el coordinador del desarrollo cultural desde las distintas regiones del país, pues cada una de ellas tiene su personalidad cultural, su historia, sus tradiciones, su lenguaje, sus expresiones artísticas propias. Que empiece por educarnos a padres y maestros en la apreciación precoz de las inclinaciones de los niños, y los prepare para una escuela que preserve su curiosidad y su creatividad naturales. Todo esto, desde luego, sin muchas ilusiones. De todos modos, por arte de las artes, los que han de ser ya lo son. Aun si no lo sabrán nunca.

                                                                   Gabriel García Márquez

Editorial Imago: Juan Ojeda, una sombra ardiente

Editorial Imago: Juan Ojeda, una sombra ardiente: Por Hildebrando Pérez Grande UNMSM Aún no sé bien por qué extraña razón o vigencia de algún pacto secreto me ha tocado el duro oficio...

sábado, 17 de mayo de 2014

ICA, 50 AÑOS DESPUÉS..

Al iniciar la década, después de un siglo de arduo trabajo, las aguas de las lagunas Choclococha y Orcococha besaban suelo iqueño, aquél acontecimiento es el más importante para Ica, y debe ser recordado, debido a que seguimos siendo un pueblo que vive de la agricultura. En el campo educativo, la gestión más recordada es la creación de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga, Institución de nivel superior, que fue obra exclusiva de un pueblo, guiado por Don: Antonio Castillo Astorga, quien iba de casa en casa por toda la Provincia reuniendo firmas, para solicitar Universidad para Ica. El Colegio Abraham Valdelomar, fue el Centro Experimental de Aplicación, de la primera casa de estudios, fue fundado para dichos fines, por el Dr. César A. Caballero en 1963 (año de una de las inundaciones más devastadoras que tuvo la ciudad). Un año anterior se habían fundado las Instituciones Educativas: Julio C.Tello en San Joaquín y José Toribio Polo en la calle Maúrtua, todas se ubicaban en la periferia de la ciudad.
La década del 60, tal vez la mejor de nuestra vida Republicana, tenía a Ica como protagonista de la historia patria, se celebraban 400 años de Fundación española (1563 - 1963). En 1961 se publica el libro: "Origen y fundación del Colegio e Iglesia de San Luis Gonzaga" , cuyo autor fue Don: Cornelio, QUIJANDRÍA ALVAREZ, documento imprescindible , en el cual se encuentran todas las propiedades que heredó la actual Institución Secundaria. El año 1964, el Pbro. br. P. Alberto ROSSEL CASTRO, publica su libro "Historia Regional de Ica" (Época Colonial), mediante el cual, hace muchas precisiones en relación a lo antes escrito sobre historia de Ica, aborda los orígenes de las Provincias de la Región actual, excepto Palpa.Un año después (1965) siendo Alcalde del Concejo Provincial de Ica Don : José A. Oliva Razzeto, sale a luz el "LIBRO DE ORO DEL DEPARTAMENTO DE ICA". En 1968, el Profesor: Alejandro, PEZZIA ASSERETO presenta su libro "ICA Y EL PERÚ PRECOLOMBINO", en sus páginas se encuentran los estudios de las Expediciones Científicas de la Universidad de Columbia de New York; la Universidad de California en Berkeley, incluye a las Expediciones Científicas Nacionales dirigidas por el Dr. Jorge C. Muelle y el Dr. Toribio Mejía Xesspe.
Desde el año 1962, Israel Gonzales Herrera dirigía la revista semanal TIEMPOS, semanario de Literatura, Historia, Arte y Política. En el número tres (3), página 17, con el título de "Síntesis de hechos y fechas notables de la historia de Ica" dice: "El 01 de setiembre de 1534 - en Pachacamac - Don Francisco Pizarro entregó a su mejor amigo. Don Nicolás de Ribera, El Viejo, la Encomienda de Ica (Urín  - Ica) llamado también Ocachi. Han pasado 50 años y debemos hacer una revisión etimológica a su nombre, ya que, el vocablo CACHI significa "cerco" en el Idioma Pukina, en tal sentido, estamos hablando del entorno natural de la ciudad de ese entonces, un pueblo (valle) rodeado de cerros de piedra y de arena...

Después de medio siglo, ya no existen investigaciones científicas, los pocos que escriben sobre historia copian a los citados autores, algunos con más ganas a Alberto Casavilca, Ezequiel Sánchez Elías y José M. Vélez Picasso. El Museo Regional, que antes tenía objetos de gran valor, hoy los tiene en fotografías, desapareció el manto Paracas, los responsables de este robo todavía caminan libremente por las calles de la ciudad.Se tenían registrados 650 pozos tubulares y en funcionamiento, hoy están llegando a los dos mil. 
La inmensa masa estudiantil de la ciudad y la campiña, ahora estudia en Instituciones Privadas de muy baja calidad, absorbieron parte del alumnado de los mencionados Colegios, es muy complicado recuperar la jornada laboral completa (mañana y tarde) en las Instituciones Públicas, más complicado aún la dedicación exclusiva de los Maestros a sus alumnos.Se habla  que en Ica no hay pobreza.
Por último, preguntemos a los candidatos al Gobierno Regional ¿conocen de la existencia de dichos libros? seguro responderían al igual que un Alcalde que quiere ser Presidente del Perú: "Yo no leo".

El Género Lírico (Literatura)

Después de 50 años la Universidad Nacional "San Luis Gonzaga"  viene albergando a muchos estudiantes iqueños y de otros lares, principalmente de las zonas altoandinas. La presente generación de Poetas, ya egresados de sus aulas, continúan los pasos de la generación dos mil, siendo liderados por el joven Profesor: William Mitchel Siguas Suárez (Cañete - 1990). Vate que ha publicado el libro "EL HOMBRE TRIANGULAR SOBRE UNA PIEZA DE BARRO", posteriormente obtuvo una Mención Honrosa  "I Juegos Florales Nacionales de Huancayo" con su Poemario "COMO ERRANTE QUE NO QUIERE NADA". William es un hombre triangular, místico, actualmente labora en una Institución Cristiana; pero también es errante, su poesía va marcando su sendero, en cada paso deja una huella profunda, sobre todo en los lugares de su niñez, evoca con ternura la presencia de su Maestro, quien antes de iniciar sus clases leía con sus alumnos, sus abuelos y sus primeros libros leídos aparecen retratados en su versos. Sin duda su Infancia en PALPA es la que continúa jugando con su pluma.
La cantidad de producción literaria que se presenta a continuación , nos hace pensar y preguntarnos ¿Por qué los mejores alumnos no se encuentran enseñando en su Universidad?

LOS DEL 2010 ( EL ORIGEN DE SU POESÍA)

Las plaquetas tiene un origen francés (plaquette), este instrumento ha servido a la generación del 10 o el grupo de esta provincia a relucir o dar por lo menos en mínimo, un movimiento de cultura, pero también tenemos antecedentes como los poemarios de Helmut Jerí, César Panduro y Navale Quiroz, que han sido la influencia más cercana, sobre todo por sus lecturas, charlas y claro está los gustos literarios personales.
Hay diversas noticias y soy testigo de poemarios como: "Poemas de un grito" de Eduardo Moyano, "Amor en la villa" de Santos Morales Aroní, "Voz hazte ave" de Eddison Enciso, "Esperma de Dios" de José de la Roca, "A - las rosas" de Stefani Garayar, "Yo no quiero ser poeta" de Saúl Sivirichi, "Écy" de Juan Carlos García, "Susan li" de José Ramírez, este último un cuentario. Todo esto es un claro ejemplo que con defectos de ediciones en papel, la mano esquiva del destino los  hace crear a sus integrantes. Generación del 10 o como quieran llamarlo queridos lectores, siguen en camino y ya se encuentran lejos de las generaciones anteriores al  dos mil.

LOS GRUPOS

El Círculo poético Arawiy, saco a la luz en el 2011 una antología de poesía contemporánea, con sus integrantes que no pasaban los 25 años, estamos hablando de Martín Gala, José de la Roca, Sthefany Garayar, Santos Morales Aroní. El Círculo José Carlos Mariátegui que pese a sus escasos recursos, en el año 2009 publicó "Antología poética Iqueña", esta publicación pudo demostrar que: muchos escribían clandestinamente y hoy ya no le temen a que sus escritos sean criticados por criticones, de ambos grupos también ha nacido las charlas domingueras o sabatinas, lecturas que han servido ,sin duda, a que no estén en el anonimato. (bibliotecas, librerías, son testigos de todo ello).
Entiendan funcionarios de la palabra y la paleta, la palabra ya cambió desde hace mucho en Ica, lo pasado como historia y lo del mañana venga lo que venga será muy bien recibido.
William, con el Director Académico de la Facultad de Educación.

jueves, 15 de mayo de 2014

JAVIER HERAUD





Nació en Lima (Miraflores) el 19 de enero de 1942. Estudió en el colegio Markham y en la Universidad Católica del Perú.

En 1960 publicó su primer poemario “El Río” el cual lo reveló como una gran promesa de la poesía peruana, ese mismo año ganó con César Calvo el premio “El poeta joven del Perú.

Fue profesor de inglés en el Colegio Guadalupe y de literatura en la Gran Unidad Escolar “Melitón Carvajal”.
En 1961 se afilió al Movimiento Social Progresista (MSP). Participó en las manifestaciones contra la visita del vicepresidente norteamericano Richard Nixon al Perú. Estuvo cada vez más influenciado por las ideas revolucionarias y anti-imperialistas.
Viajó a Moscú representando al MSP, allí fue influido por el comunismo. Viajó a China, Paris y Cuba donde conoció a Fidel Castro.
En 1963 regresa al Perú y renuncia al MSP e inicia una guerrilla con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).  Como guerrillero era de armas tomar, en una interesante investigación - la mejor - que realiza Jan Lust "Lucha revolucionaria Perú, 1958 - 1967". Se puede notar los problemas que tuvieron el MIR y el ELN (Pág.176) en esta pregunta:"Compañero Fernández Gasco, yo quisiera saber si en determinado momento ya en el Perú y en acción, nosotros tenemos un objetivo, por ejemplo un fuerte militar a tomar y por ahí nos encontramos en las inmediaciones el MIR y el ELN ¿podrían ustedes coordinar con nosotros una acción para tomar ese cuartel?. La respuesta fue no. (un grupo era de la Juventud Comunista y el otro apristas rebeldes) "
El 15 de mayo de 1963, cuando se dirigía a Puerto Maldonado en compañía de Alaín Elías (Iqueño) fue acribillado por policías de la Guardia republicana del Perú. Murió en el río Madre de Dios, tenía 21 años de edad. El poeta ya había presagiado su muerte en un poema. Años después Elías relató lo siguiente:"En el año 1963 entramos por Puerto Maldonado porque el Partido Comunista Boliviano, en coordinación con el partido peruano, nos distrajeron, nos mandaron por la selva porque el partido peruano no quiso que entráramos. Entonces ellos escogieron una ruta que no habíamos escogido nosotros, porque queríamos pasar por La Paz, Puno, por toda la sierra directo, sin dar toda esta vuelta increíble". Ambos estaban en una canoa, los revolucionarios estaban entre dos fuegos. La bandera blanca en señal de rendición no causó ninguna impresión. Durante aquel tiroteo Javier Heraud murió y Alaín Elías fue gravemente herido. Se dice que la orden de un capitán, era matar a los dos. Las balas utilizadas para este objetivo fueron las que normalmente se disparan a las bestias.
Con la muerte de Heraud, perdimos a uno de los grandes poetas de su generación y a un gran intelectual.
Entre sus obras se encuentra: El río (1960), El viaje (1961), Poesías completas y homenaje (1964), Poema a dos voces (1967) con César Calvo.

martes, 13 de mayo de 2014

Ocaña - Perú ( Primera parte o apunte)

Ahora en Ica , con menos tiempo que allá, al leer encontré demasiadas coincidencias en relación a sus primeros pobladores, voy a empezar citando al Maestro Luis E. Valcarcel: " Los antiguos peruanos formaron en las bocas de los ríos núcleos de población (...)comienza entonces el trabajo agrícola desde las playas del mar pacífico para remontarse por el curso del río hasta sus cabeceras. Cada valle costeño viene a ser de este modo un jardín que cuelga de la montaña y se extiende por los llanos hasta tocar el océano. En el mismo libro titulado "Ruta cultural del Perú", nos habla del poblador de América Latina, en el capítulo PERÚ EN LA AMÉRICA ANTIGUA escribe:" Es muy probable que la primera de estas corrientes pobladoras la integraran hombres de cráneo alargado, que fueron ocupando todas las zonas geográficas". "La segunda inmigración parece más bien constituida por sujetos de cabeza ancha" ¿Tuvo conocimiento del lugar Sonconche?, les muestro las evidencias, donde se demuestra, que es la ocupación más antigua de la zona denominada "Las Cabezadas" y de la Región.
"Un nuevo estudio de decenas de cráneos de la zona centro-sur de los Andes examinó la práctica de la trepanación, o la extirpación quirúrgica de una parte del cráneo. Los investigadores teorizan que la práctica surgió a raíz de la caída del Imperio Wari alrededor del año 1000, que pudo haber traído el incremento de problemas de salud y violencia que requerían nuevo y, a veces radical tratamiento. El estudio muestra que los hombres principalmente adultos fueron elegidos, que el raspado ofrece mejores resultados que la perforación, y que algunos cráneos fueron utilizados para la práctica después de la muerte. -Samir S. Patel"







San Pedro de Sonconche , se ubica en  el Distrito Ocaña, Provincia de Lucanas, al sur de la Región Ayacucho.

Cráneo Markulla.
De lo primero, debo manifestar que ya está comprobado la presencia de los Paracas y Nascas en Sonconche, como lo demuestra el cultivo de la calabaza, incluso para elaborar instrumentos musicales como la quena.
Se puede ver en el museo de la Institución  Educativa Secundaria.(Sonconche)

El Período Lítico Peruano o Cazadores Nómades. Forma parte del período precerámico, época donde no se había desarrollado la cerámica. Se denomina período lítico al período comprendido entre 15,000 a 7,000 a.C. Es el momento en que llegan al territorio andino los primeros cazadores y recolectores, que utilizaban puntas de piedra, conocían el fuego y vivían en cuevas. En los andes se alimentaron de animales pequeños y camélidos americanos. En la costa recolectaron fauna de las lomas y del mar. La característica principal de la zona denominada "Las Cabezadas", es la existencia de dos grandes cuencas hidrográficas, una se inicia en Laramate y la otra en Sonconche. El pueblo sabio lo dice "Donde hay agua , hay vida"
Puntas de obsidiana (cuchillos)
Los ilustres visitantes del presente año 2,014, deberán tener en cuenta el enorme esfuerzo desplegado por los estudiantes , profesores y comunidad, para mostrar parte de su legado, al mismo tiempo aprovecho para pedir el apoyo de las autoridades de la región Ica y Ayacucho, con la finalidad de contribuir en una investigación macro, con financiamiento, hecho que permitirá reconocer el Museo Escolar por el Ministerio de Cultura. Sonconche está de fiesta, admire toda su belleza.
Foto Ambar Gavilán

miércoles, 7 de mayo de 2014

José Toribio Polo


http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/historica/article/view/8698/9070
José Toribio Polo
 El sabio José Toribio Polo Valenzuela, nació en Ica el 4 de mayo de 1841. Tuvo una infancia triste porque perdió a su madre y luego a su padre. Fue criado por su hermano mayor.

Logró convertirse en un profesor muy reconocido, enseñó en la Escuela Normal Central y en colegios de Lima, Callao, Huanuco y Huaraz.

En su juventud estudió en el seminario de Santo Toribio y estuvo presente en el combate del 2 de mayo de 1866. Durante la guerra con Chile participó en la batalla de Miraflores. Durante la ocupación chilena emigró a Panamá.

Muchos lo han confundido con Ricardo Palma, tiene cierto parecido físico y tienen varias cosas en común: ambos son estudiosos del pasado peruano, asimismo Ricardo Palma fue director de la Biblioteca Nacional y recomendó a José Toribio Polo para ser subdirector de la biblioteca entre (1884 y 1885). Un año después Polo renunció a este cargo, nunca se supo la razón, se dijo que fue porque le pagaban muy poco. Ricardo Palma nunca se pronunció sobre este episodio. Al parecer ambos no pudieron llevarse bien. Después de la renuncia de José Toribio Polo el cargo de subdirector fue suprimido.

Polo era un gran erudito y sabio, se le encargó organizar el archivo del Ministerio de Hacienda y del Tribunal Mayor de Cuentas. 

La vida del historiador Polo fue difícil, pues no era un intelectual de familia acomodada, siempre vivió con estrechez económica, vivía prestándose dinero en una casa alquilada. Felizmente pudo obtener una pensión del gobierno que le permitió vivir decentemente.
Vivió sus últimos años dedicado a la investigación histórica, visitando la biblioteca nacional. A pesar de sus graves problemas a la vista, no dejaba de leer. Siempre recibió la visita de su amigo Manuel Gonzalez Prada. Polo falleció el 4 de setiembre de 1918.
Sus estudios históricos han sido olvidados. José Toribio Polo estudió el castillo de Chavin y bautizó como “Lanzón monolítico” a la famosa piedra. Estudió a los uros, pueblo de Perú y Bolivia. Criticó la obra histórica más importante de la época: el diccionario histórico-biográfico del general Mendiburu. Estudió las memorias de los virreyes, las epidemias en el Perú, los obispos de Trujillo, la historia de la minería peruana, las momias de los incas, los temblores y volcanes del Perú ( un gran número de apuntes biográficos). El historiador Joseph Dager investigó a este intelectual olvidado en su tesis de licenciatura, que fue publicada el año 2000. En Ica, su tierra natal, una Institución Educativa lleva su nombre.


(Juan José Pacheco Ibarra)





miércoles, 30 de abril de 2014

P. LUCHO ZAMBRANO

ROSTROS TORIBIANOS


Lucho, con "Canción del Silencio"
Luis Zambrano nació en Ica; estudió en el Seminario Sto Toribio secundaria, filosofía y pedagogía, en donde obtuvo el título de profesor, luego continuó la teología, pero no lo quisieron ordenar por sus ideas progresistas. Trabajo como profesor en Ica y comenzó a estudiar periodismo, consiguió una beca y el año 1977, estando de profesor en el Colegio "José Toribio Polo",viajó a Austria para estudiar postgrado en teología en Innsbrucky, luego el doctorado en la U. de TÜBINGEN en Alemania (1982).
Ese mismo año regresó al Perú, pero como no lo aceptaron en la diócesis de Ica, viajó a Puno en donde Mons. Jesús Calderón era obispo (había sido obispo de Ica cuando Lucho estaba en el seminario y ya lo conocía). Lucho comenzó a colaborar como agente pastoral y dos años después, el 04 de agosto de 1984 fue ordenado sacerdote.
Desde antes de su ordenación realizó una labor social que continuó siendo sacerdote. Fundó dos albergues, en uno de ellos proporciona abrigo a personas desamparadas como alcohólicos y locos, dándoles comida, en el que también existe un taller de carpintería y el otro es para viajeros.
También fundó la vicaria de la Solidaridad (octubre de 1986), institución que velaría por la defensa de los derechos humanos, especialmente de los más vulnerables y de los que tenían menos posibilidades de ser escuchados y respetados.
Al mismo tiempo ha escrito y publicado artículos en revistas peruanas y europeas, tiene editados diez libros, cinco de ellos de poesía. Varios libros han sido reeditados en castellano y traducidos al inglés y alemán. 
En Dinero y Sacramentos afirma que cobrar por las misas y otros sacramentos no es parte del evangelio, y que la iglesia tiene que cambiar el sistema de cobros, buscando un apoyo más solidario y voluntario, como generar un autofinanciamiento.
Durante varios años fue profesor de Eclesiología e Historia de la iglesia en el Seminario Mayor Nuestra Señora de Guadalupe (Chucuito) Actualmente está encargado de la Parroquia Pueblo de Dios, en Juliaca. No cobra ni por misas, ni por la administración de ningún sacramento. Vive de su sueldo como profesor.
Ante esta actitud la gente lo quiere y acude mucho a su parroquia, participa y colabora en las diferentes actividades. Sin embargo, algunos párrocos vecinos no lo miran bien. Lucho dice: "Intuyo que un día la Iglesia caerá en la cuenta de que los cobros por sacramentos no tienen sustento en la Buena Nueva de Cristo. Un día este sistema será suprimido oficialmente por la Iglesia. ¿Por qué no empezar ahora? ¿Por qué esperar hacerlo alguna vez obligada por las circunstancias y presiones externas y no ahora por convicción y con la libertad de los hijos de Dios (Rom 8, 21) que nos enseñó el apóstol Pablo con su ejemplo y su palabra?
Dentro de su prédica menciona que la fe siempre tiene una repercusión social y también política, considerando que un discurso sobre las necesidades de la población es política, así como también el silencio es política.
La profundización del conocimiento y práctica de la Biblia, la participación activa de los laicos, gratuidad de los sacramentos y la autofinanciación, son los pilares de su trabajo pastoral.
El Papa Francisco avala estas actitudes (EG 198): "La opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre para nosotros, para enriquecernos con su pobreza. Por eso quiero una iglesia pobre para los pobres."
Tomado de la Revista CUMBRES (Asociación de Ex Alumnos del Seminario Santo Toribio)



En la presentación de su libro "En el nudo del tiempo", con  Teresa Carbonel.
RESURRECCIÓN

Era un papel
botado en la pista
arrugado
triste
muerto de hambre y de pena
abandonado a su suerte
entre harapos.


Era un papel
sin rumbo
golpeado por el viento
herido por la lluvia
cansado de vivir
ya sin líneas
y sin nombre
agonizante.


Cayó sobre él
un verso
y echó a volar.

Luis Zambrano (Ica - 1949)

lunes, 21 de abril de 2014

Los ojos de Rodrigo





"no paraba de hablar de lo bonita y delicada que era, de sus ojos marrones, sus labios grandes, y sobre todo de que tuviéramos cuidado en notar la belleza de su cabello"

A Oswaldo Reynoso

Rodrigo siempre tuvo la muerte en sus ojos. Recuerdo cuando el profesor de Biología preguntó qué clase de animal era un murciélago, y él, muy suelto de huesos y lengua, respondió: es una rata haciendo ala delta. Esa respuesta inesperada hizo que el maestro lo regañara de manera tan furibunda que pensamos que iba a golpearlo. Él no se inmutó, lo miró a los ojos con desafío y solo atinó a decir «lo siento».
En los recreos nunca dejaba su mochila sobre la carpeta. Como si los secretos no se supieran, cuidaba de que no viéramos ni sus cuadernos ni sus escritos. No fue un alumno aplicado, aunque tampoco flojo, casi todas las materias las aprobaba con bajísimas calificaciones, pero en literatura siempre sacó las mejores Yo veía su rostro enardecerse cuando el profesor nos leía poemas de amor o hablaba de la vida de los poetas. Para nosotros el curso era aburridísimo porque leíamos muchos libros.
Rodrigo siempre salía más temprano de lo debido. Antes iba al baño a lavarse la cara, peinarse y limpiarse los zapatos. Su pantalón plomo estaba siempre impecable, igual que la camisa blanca que cuidaba de mantener limpia y libre de arrugas. Nosotros solo nos preguntábamos adónde iba. Presuroso, tímido, sus pasos lo llevaban casi volando por la vereda. Miraba de vez en cuando hacia atrás para percatarse de que nadie lo siguiera.
Una vez vino muy contento a clase. Esa algarabía, con el pasar de los días, se intensificó. Nos daba curiosidad el motivo de su alegría.
 Hasta que nos dijo el porqué de esa felicidad: muchachos, tengo novia. Es la más bonita de su colegio, una princesa. Nosotros nos reímos. Pero mírenla, díganme si no es una reina, aquí tengo su foto. En efecto, la chica que estaba en la foto era muy hermosa. Me declaré hace dos semanas y me aceptó. Quiero que la conozcan.
 Durante un mes estuvo con la misma cantaleta, que vamos, que quiero que la conozcan. Lo que deseaba en realidad era alzar su ego y despertar envidia. La trasformación que sufrió por causa del amor fue increíble. Ahora que estás enamorado por fin te bañas, le decíamos, y él reía. Una vez se descuidó y dejó su mochila sobre la carpeta. Ni cortos ni perezosos, la abrimos para saber qué secretos guardaba con tanto misterio. Al sacar las cosas, varias cartas cayeron al suelo. Curiosos, las levantamos y nos pusimos a leerlas en voz alta. Las palabras que estaban sobre el papel eran hermosas. Poemas, epigramas, dibujos, corazones cruzados por una flecha, sin duda nuestro amigo era un poeta. Pero el encanto de la lectura se rompió al verlo entrar al salón y ya no tener tiempo de devolver ni la mochila ni las cartas a su sitio. Gritó,mentó la madre, quiso agarrarse a golpes con nosotros, le pedimos que se calmara, pero no entendía razones, ya las cosas iban a pasar a mayores, pero gracias a Dios entró el profesor de matemáticas y todo volvió a la calma.
Nos sentamos. Yo me moría de vergüenza, pero tampoco iba a permitir que nos tratara de esa manera. Le envié un mensaje en un papel a su carpeta; en él, le pedía disculpas y también le aclaraba que no era forma de tratar a sus compañeros.
Ya los números estaban a punto de provocar en nosotros un derrame cerebral, y como un milagro que todo colegial pide, el auxiliar tocó la puerta, pidió permiso para ingresar y comunicó que íbamos a salir antes de lo acostumbrado, que recogiéramos nuestras cosas y, eso sí, nos dirigiéramos directo a nuestras casas.
Ya fuera del salón, me acerqué a Rodrigo a esperar la respuesta de la nota que mandé. Ay, el amor; pensé que otra vez se pondría irascible y neurótico, pero no fue así. Los disculpo, pero ahora sí me acompañan a conocerla.Y como todo agravio tiene una expiación, tuvimos que obedecerle.
En el camino nos tuvo locos, no paraba de hablar de lo bonita y delicada que era, de sus ojos marrones, sus labios grandes, y sobre todo de que tuviéramos cuidado en notar la belleza de su cabello. Era la primera vez que yo iba a un colegio a mirar chicas. Me asombré de la cantidad de muchachos apostados en las esquinas adyacentes al colegio, reunidos como jaurías, a la espera de que alguna chica los mirara con ternura o que ocurriera el momento omnipotente de la mirada del amor.
Las muchachas coqueteaban, sonreían, murmuraban mientras pasaban delante de nosotros. Pasaban y pasaban, pero de la amada de Rodrigo ni su sombra. Los postes se encendieron, y con ellos, la preocupación de volver a casa. La calle se fue quedando sola, a oscuras, como un río que ya no resuena su temblor en la piedra. Del rostro alegre de Rodrigo con que venía en el camino no quedó un vestigio. Aguilar le dijo que ya era hora de regresar. Para justificar el bochorno que sentía, nos dijo que quizá le había pasado algo a la chica y que lo disculpáramos por hacernos perder el tiempo. Era evidente que no se sentía bien, pero no pudimos evitar burlarnos de él. Emprendimos el regreso. Volteamos por la esquina del complejo deportivo; la noche se hacía más noche que nunca; para cortar camino, tomamos la calle que desembocaba al parque Grau. Entre los ficus entrevimos una pareja de adolescentes que se besaban como si fuera a acabarse el mundo. Al mirarlos, sentimos cierta envidia (a veces nos cuesta aceptar la felicidad ajena); quisimos pasar cerca de ellos, cuando de pronto Rodrigo empezó a balbucir insultos, hasta que no pudo controlarse y gritó: puta conchetumadre. Los adolescentes se separaron asustados. La confusión se apoderó de todo. Por las descripciones que había hecho de la chica, intuimos que era ella. Rodrigo quiso golpear al muchacho. Tuvimos que intervenir, para que no se pelearan. Él no se calmaba.Gritaba, lloraba, le pedía explicaciones, pero la chica le increpaba que él no era nadie, que ella no era su enamorada ni él dueño de su vida. Yo le grité; nunca había insultado a una mujer, pero me dolió que tratara así a mi amigo. Ella se fue con el otro muchacho. Rodrigo se sentó en el filo de la vereda. Es muy triste cuando un hombre llora por una mujer, es el niño más niño de los niños. Lo llevamos a su casa. En el camino no hablamos. Antes de llegar a su cuadra, tiró la mochila a la pista. Su madre, muy preocupada, lo vio venir a través de la ventana con nosotros y al fin pudo tranquilizarse. Ese día llegué a las nueve de la noche. La incertidumbre de mi madre al no saber por qué tardaba hizo que fuera a la policía a poner una denuncia por mi desaparición. Yo tenía mucho miedo de llegar a casa, porque conocía las reacciones de mi madre. Estaba muy asustado, pero al verme me abrazó. Le expliqué el motivo de mi tardanza y me mandó a mi cuarto, sin derecho a ver televisión. No pude dormir esa noche, la cara de Rodrigo no se iba de mi cabeza, sus lágrimas y su pena eran mías. Cuando no podemos cerrar los ojos, ese silencio que grita en nuestro cuarto es el más horrible que se pueda escuchar. Al despertar, sentí un leve mareo, por lo que volví a echarme a la cama, pero ya mamá subía a levantarme para ir a trabajar con tío Fidel. Toda esa mañana pensé en mi amigo, en cómo le hablaría al verlo, si volvería a su mutismo, a su aislamiento en los recreos. La espera siempre mata al reloj; esas horas fueron largas. Mi tío me dejó en casa,almorcé; luego me puse el uniforme, arreglé los cuadernos en la mochila y me fui al colegio. Llegué al salón; el chisme ya lo sabían todos. Miré molesto a Ríos porque sabía que era un bocón. Todos se burlaban. La rabia que sentía al escucharlos hizo aparecer otra vez el mareo en mi cabeza. Rodrigo no aparecía por ningún lado. Yo lo comprendí, justificaba su ausencia... Aguilar se acercó a mi carpeta y dijo: Rodrigo no viene, de repente no viene más. Por primera vez entendí al ñaja ñaja, como le decían los otros. Las primeras dos horas de clase el profesor de Historia nos aburrió solemnemente contándonos los hechos de una guerra en la que, como siempre, el Perú perdió. Su clase acabó, salimos al recreo, y yo me aislé, no quise hablar con los otros, porque sabía que me iban a preguntar por el incidente del parque. Compré un paquete de galletas, quise deglutirlas, pero ese día mis dientes solo masticaron miedo. Regresamos al aula, esta vez le tocaba el turno a Química. Ya empezábamos a sacar los cuadernos, cuando tocaron la puerta. Una señora vestida de luto y el auxiliar hicieron su ingreso al salón. El auxiliar llamó a un lado al profesor, le dijo al oído el motivo de la presencia de la señora, vimos que el rostro del profesor se turbó, volteó, les hizo una seña con la mano a la señora y al auxiliar, y nos dijo: jóvenes, la noticia que les voy a dar es muy triste, espero que sepan comportarse al recibirla y que sobre todo mantengan la serenidad y la calma. Mientras hablaba el profesor, la angustia crecía y crecía, sus ojos se pusieron llorosos y no tuvo otra alternativa que comunicar la infausta noticia: su compañero Rodrigo Montoya ha fallecido la noche de ayer. ¡Qué!, gritamos al unísono. Fue algo fulminante para todos. El auxiliar gritó que nos calláramos, que guardáramos la compostura, pero no podíamos, el mudo, como le decían los otros, se había matado. Mi amigo, el poeta, se había ido para siempre. Yo estaba segurísimo del motivo de su muerte, lo tenía claro. Esa noche, al regresar, mientras caminábamos, había planeado todo. Iría a la cocina, buscaría el veneno para ratas, compraría una Coca-cola, la mezclaría con el veneno, escribiría una carta o un poema, se despediría de su madre, maldeciría a la chica. El veneno haría efecto poco a poco, le iría secando las lágrimas, se nublaría su mirada, la muerte entraría a su cuerpo por los oídos, por la boca, por los pies; en la mañana, su madre iría a despertarlo, abriría la puerta de su habitación, y no sigo porque duele. El auxiliar nos dijo que la dirección del colegio había autorizado que fuéramos al velorio. Llegamos a las cuatro de la tarde; la gente estaba fuera de la casa sentada en las bancas, tomando el pisco que la familia había creído conveniente repartir. Nos recibió su madre, cuya desolación nos conmovió tanto que algunos lloraron al verla; nos hizo pasar a la sala para que saludáramos el cadáver de su hijo. Nos fuimos turnando para ver el cuerpo de Rodrigo; yo fui el último. Su rostro estaba triste. Su pelo mojado le daba el aire de serio que siempre tuvo y que solo perdió cuando se enamoró. Su terno azul lo hacía más flaco, sus ojos estaban hundidos,con huellas de haber llorado hasta secarse, sus manos cruzadas sostenían el rosario y el libro de su primera comunión. Absortos y asustados, unos a otros nos mirábamos. Nos dieron de tomar café y pan. El auxiliar se había puesto a libar pisco con los parientes del difunto; aprovechando esa situación, uno de mis compañeros se agenció una botella de pisco para todos. Era la primera vez que probaba ese licor. Al pasar de mi boca a mi estómago, el aguardiente me quemó hasta las palabras, pero poco a poco fui viendo todo más claro. Entendí que nosotros habíamos ayudado a que se suicidara. La vergüenza no lo iba a dejar tranquilo y, para evitarla, se mató. Pero no hubiera sido así, te hubiéramos entendido, tú solo tenías 15 años, ¿por qué tomaste esa decisión? Te negaste a conocer otra boca, otra piel. Tú que eras tan serio, que aprendiste a reír por amor, no te dijeron que por amor también se llora. Dejaste a tu madre una herida que no cierra, arrojaste al recuerdo tus poemas. Esa noche pensé en tu tristeza, Rodrigo; el mareo que sentí fue a causa de tu pena. Mientras yo trataba de dormir, tú querías morir.
El auxiliar nos reunió a todos en un rincón de la sala, ya era hora de volver, él se quedaría en representación del colegio y por cariño al pisco. Antes de retirarnos del velorio, acordamos ir vestidos de negro al colegio; además, la misa de cuerpo presente se haría en la capilla de la escuela. La banda del colegio acompañó el sepelio por las calles de Ica. Las clases se suspendieron para quinto año.Luego de terminar la liturgia, el féretro fue paseado por el patio, hasta que llegó frente al salón, donde todos nos pusimos en la puerta para darle la despedida a Rodrigo. No pudimos aguantar las lágrimas y creo que hasta los profesores lloraron aquella vez. Yo cargué la corona de flores que mi salón compró. La banda de músicos esa tarde tocó de otra manera. A pedido de la madre, le tocaron la canción que de niño siempre bailaba. Las notas de Caballo viejo sonaron tristes aquella vez.

César Panduro Astorga (Ica - 1980)

jueves, 17 de abril de 2014

Otro Grande que nos deja en abril

Gabriel García Márquez
Entrevista a Gabo (Silvia Lemus) "Tratos y Retratos" 1993
 Hoy jueves 17 de abril, ha muerto a la edad de 87 años el periodista colombiano y uno de los más grandes escritores de la literatura universal. 

Isabel Allende (Escritora Chilena)
Acabo de enterarme con profundo pesar que Gabriel García Márquez ha muerto. El único consuelo es que su obra es inmortal. Muy pocas obras literarias sobreviven al implacable paso del tiempo, muy pocos autores son recordados, pero García Márquez esta en el panteón de los clásicos, junto a los grandes de la literatura universal. Es el más importante de los escritores latinoamericanos de todos los tiempos, el gran exponente del realismo mágico, el pilar del Boom de nuestra literatura, la voz que le contó al mundo quienes somos y nos mostró a los latinoamericanos nuestra propia imagen en el espejo de sus páginas. Todos somos de Macondo. El inmenso talento de García Márquez puso la vara muy alta para todos los escritores que vinieron antes y después, su influencia ha sido como la marea, va y viene en oleadas. Yo le debo el impulso y la libertad para lanzarme a la escritura, porque en sus libros encontré a mi propia familia, mi país, los personajes que me son familiares, el color, el ritmo y la abundancia de mi continente. Mi maestro ha muerto y para no llorarlo, seguiré leyéndolo una y otra vez.

Leoncio Bueno (Poeta Peruano)
Acaba de fallecer el "Miguel de Cervantes" de América Latina: Gabriél García Márquez. El mundo está de duelo. Es muy difícil que vuelva a nacer si es que nace, un escritor tan claro, tan grande de aventura. Recemos porque algún día que no esté muy lejano, tengamos en América Latina, otro genial novelista y mucho mas genial hombre amoroso y fraterno, lleno de locura como nuestro Gabo. Hasta la vista.

"Amaneció muerta el jueves santo. La última vez que la habían ayudado a sacar la cuenta de su edad, por los tiempos de la compañía bananera, la había calculado entre los ciento quince y los ciento veintidós años. La enterraron en una cajita que era apenas más grande que la canastilla en que fue llevado Aureliano, y muy poca gente asistió al entierro, en parte porque no eran muchos quienes se acordaban de ella, y en parte porque ese mediodía hubo tanto calor que los pájaros desorientados se estrellaban como perdigones contra las paredes y rompían las mallas metálicas de las ventanas para morirse en los dormitorios."  Muchas Gracias Gabo La verdadera historia de la enemistad entre Vargas Llosa y García Márquez

sábado, 12 de abril de 2014

Un cuento del libro "La última sombra del agua"

Edición agotada

CRISTINA
Me quedé huevón cuando vi a Cristina en el peaje. Para que no me reconociera me puse una gorra, me acerqué y le pregunté cuánto cobraba. Ella ni se dio cuenta que la estaba pulseando. Carajo, dije, qué pena, pero igual me la iba a levantar. Entramos al cuchitril de paja. Un colchón viejo tirado en el suelo presagiaba que el polvo no iba a ser agradable. Me sorprendió la tibieza de su voz. Comenzó a desnudarse, qué blanquita era su piel. Ella no se daba cuenta de que ni siquiera me sacaba la gorra. Cuando me la quité, se asustó, recogió sus ropas, las llevó a su pecho, y me dijo:
—¡Don Rolando, qué vergüenza!
Comenzó a llorar, a suplicarme que no dijera nada a nadie. Me dio pena, no me la tiré. Le pregunté por qué lo hacía. Me respondió que lo hacía por su madre, que el tratamiento del cáncer era carísimo... Mientras hablaba, su voz se entrecortaba, y yo le decía: tranquilita, Cristinita, no voy a decir nada, mamita. Y me la traje. Le di 50 soles, pa’ que tuviera algo, al menos pa’ justificar su noche. Pero no cambió, siguió yendo al peaje. No voy a mentir, terminé por tirármela. La primera vez me dio pena, pero ella sabía del asunto, la condenada era una fiera en la cama...
Muchas veces la saqué del peaje para que nadie la tocara, le rogué que dejara esa vida. Su madre ya no era pretexto para que ella siguiera en esa vida... su madre murió, aguijoneada por ese cáncer que primero la dejó calva, luego ciega y después coja. ¿Te acuerdas de esa Cristinita que pasaba junto a su madre rumbo al colegio? De esa niña que corría tras las mariposas del jardín de la señora Donatila solo quedan esos ojos negros inocentes, lascivos, que me matan. Puta mare’, tengo que confesarte que me he templado... ¡Que la olvide! Estás loco, si a veces la escucho decir:
—Roro, voy a cambiar, pero no dejas a tu mujer; además la conozco desde niña. Ella ha sido una de las pocas personas que se acercó a visitar a mi madre en vida. Roro, además tú eres celoso... me vas recriminar siempre.
—Pero, Tinita, te ofrezco convivir o viajar juntos en mi camión, pero ya no quiero que te toquen otros hombres, mi amorcito, si te doy todo Tinita, no seas mala, desde que estoy contigo ya no toco a mi mujer, porque mi mujer eres tú...
En una fiesta a la que fuimos terminé sacándole la mierda a un imbécil. La quiso sacar a bailar a la fuerza. Era claro que había usado sus servicios en el peaje. Pero ella no quería bailar con él. Me acerqué y sin preguntar le metí un puñete que acabó por llevarlo al suelo. No paré de patearlo hasta que los otros vinieron a separarme.
Nos fuimos. Por primera vez la insulté. Le dije:
—¡Eres una puta, Cristina! ¡Una puta! Por qué no entiendes que te quiero...
Pero ella no quiere a nadie. Ni a ella misma. Me miró como si estuviera mirando a un fantasma. No pude contenerme, terminé lloroso, abrazándola, suplicándole que me perdonara, que había sido un imbécil por tratarla así... Sí, sí, lo admito, me está volviendo loco, pero si pudieras verla cuando es frágil, cuando en la cama vuelve a ser la niña persiguiendo mariposas, la amarías como yo la amo, además, ya soy viejo, mis hijos ya son mayores, logrados, con mi mujer hace años que no tengo nada... ¿Que cómo se volvió puta? Yo qué sé. Quizá el barrio, la pobreza. Su madre se rompía el lomo lavando ropa de gente de San Isidro y la dejaba solita, no sé, no me preguntes más...

César Panduro Astorga ( Ica - 1980)

Entrada destacada

TODOS LOS SANTOS EN FLORES

  TODOS LOS SANTOS EN FLORES (El bebé que espantó a los muertos) Doña Luciana se encontraba cociendo en casa, tenía varios pedidos para ...