El sol baja de la cordillera y la niebla sube desde el inmenso litoral. Nace así un nuevo día. Un espléndido despertar de la naturaleza.
Ya es el mes de mayo y el frío se siente en la piel de los pobladores de las comarcas que cotillean en las tardes sentados en alguna banca de madera del parque principal del pueblo.
Las uvas ya han sido cosechadas, los alambiques y falcas trabajan sin cesar. El mosto de la uva , aromático y embriagador es colocado en los alambiques de cobre, luego se calienta el brebaje bendito. El serpentín produce la magia del cambio físico. El estado gaseoso se transforma en líquido que cae cristalino y sabroso. El personaje llamado Pisco puro de uva ha nacido.
La naturaleza es sabia, luego del calor intenso que prepara las uvas con su mejor dulce y color. cuando llega el invierno ya estará listo el personaje perfecto, el caballero que calentará el espíritu y el cuerpo, el frío solo será un vientecillo fresco, un pretexto para saborear el aromático PISCO de la tierra del Huarango y los dátiles.
Luego de la plática, con el cuerpo y el alma amacerada de valor, se iniciará el baile en la campiña, entre las casas de campo, su gente buena, hospitalaria y el personaje. El brebaje bendito irá de mano en mano hasta que la fiesta se vuelva rocambolesca y los cholos saquen sus mejores pasos al ritmo de una cumbia tropical.
¡SALUD! con el pisco iqueño. Compañero inseparable, amigo fiel sin el cuál la vida no tendría magia ni verso, color ni fantasía.
Gregorio Uribe Guillén
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