Análisis del libro "Rebelión en los Andes" , Escribe Dante Castro
LÍNEAS AL PASO SOBRE EL LIBRO DE POLAY
Portada del libro 2025
Un libro censurado será siempre un libro leído. Aquel quien se sienta censurado, deberá agradecer al tiranuelo cultural que lo hizo más famoso. Esta vez censuraron la presentación del libro de Víctor Polay Campos, "Revolución en los Andes", el cual leí en su primera edición publicada en Colombia, en junio del 2020, por la editorial SAS. Digamos que solo conozco su primera edición de hace un lustro. Digamos que conozco bien el libro y que soportó 2 releídas más de un lector exigente. Es una interesante entrevista que puede servir a historiadores y politólogos para analizar el proceso insurgente en los años 1980-92. Pero no soy un lector incondicional, suelo sostener mis críticas porque aquí en Sudamérica nos hemos ganado (y bien) nuestro derecho a opinar incluso bajo dictaduras. Así que no creo en el culto a las vacas sagradas que practican ciertos socialismos, porque la revolución no es cambiar una religión por otra. Siendo iconoclasta, debo reconocer que de todas las presentaciones previas al inicio del texto, sobresale la de Pepe Mujica, expresidente de Uruguay y exguerrillero. Nadie más que el Pepe, con toda su honestidad, lo pudo decir mejor. Dos capítulos intensos son los referidos a la fuga del penal de máxima seguridad Castro Castro (de la cual fue protagonista) y el secuestro de la embajada de Japón (en la cual no participó). Y esto nos mueve a pensar en la sobrepenalización contra Victor Polay, porque la mayoría de cargos que se le imputan son por responsabilidad política o responsabilidad mediata, ya que casi toda la guerra se la pasó en prisión.
EL PASADO APRISTA
La biografía de Víctor Polay Campos (VPC) empieza en un hogar aprista y no será el único izquierdista que se desprendió de su cuna natal. Muy pocos de nuestra generación nacieron en un hogar comunista y otros que sí lo tuvieron derivaron en inicuos traidores. Por ejemplo: Vladimiro Montesinos. De modo que la cuna no determina. El revolucionario no nace, se hace. El proceso formativo que lo deriva al marxismo-leninismo es similar al de Luis de la Puente Uceda, Manuel Scorza, Alfonso Barrantes, etc. En el caso de VPC su padre fue uno de los fundadores del APRA y como aprista de tiempos duros, encarcelado, torturado, deportado. De modo que cuando la madre de VPC visitaba a su hijo en prisión, ya sabía cómo es la cruel rutina de los presos políticos. Ese amargo sabor de las mazmorras que jamás se olvida, estaba en la conciencia de una generación que padeció persecución de dictadores militares inclementes. Ya hemos dicho que el pasado aprista no condena ni tampoco el hogar comunista absuelve a nadie. La transformación de VPC queda bastante explícita en la entrevista y el más ácido lector se puede explicar porqué Alan García en su segunda presidencia no quiso indultarlo, a pesar de haber sido formados al mismo tiempo por Haya de la Torre. El deslinde con el APRA es un camino sin regreso y así lo cuenta Polay.
El único fundador y dirigente del MRTA con origen aprista fue VPC. La entrevista debe servir para enmendar errores acerca de la historia de las organizaciones alzadas en armas en los 80. Por ejemplo, para Sendero Luminoso, el MRTA era una organización montada por el APRA y los senderistas los motejaban como "revisionistas armados" o mercenarios financiados por el primer gobierno aprista (1985-1990). Estas páginas ilustran un amplio público acerca de los orígenes verdaderos del MRTA, su consonancia con otros grupos guerrilleros en América Latina y su ideología. Cuadros del MRTA ya tenían experiencia guerrillera en Nicaragua, Argentina y en Colombia. El MRTA a diferencia de SL pertenecía a una tradición histórica de lucha que evolucionó desde la revolución cubana hasta nuestros días. Quien trate de escribir otra narrativa, solo regurgitará epítetos, pero no acertará en el análisis. Es oportuno saber que así como (todos) los maoístas peruanos tenían en agenda el inicio de la lucha armada, igualmente los guevaristas trazaron ese desenlace estratégico con la misma anticipación. De modo que tenían que coincidir en la época, mas no que competir. Y esto último se dio. Una buena pregunta para sus detractores sería: ¿Cómo si Alan García promovía al MRTA, el MRTA secuestró al asesor del presidente y su compadre espiritual Héctor Delgado Parker, el magnate de la TV? Vamos, la respuesta está en este libro.
¿TERRORISTAS O REBELDES ARMADOS?
La aclaración también es necesaria, a través de la entrevista, sobre el carácter político del MRTA. Se ha dicho y se le ha juzgado como una "organización terrorista", pero a través de estas páginas verificamos lo que sus contemporáneos sabíamos. Una organización alzada en armas que cumple con todos los requisitos de exige el Convenio de Ginebra para ser calificada de "parte beligerante" no es un grupo terrorista. Pero la jerga o replana de las fuerzas contra insurgentes entrenadas y asesoradas por EEUU e Israel, ya insistían desde los años 70 en motejar como "terrorista" a cualquier guerrillero. El fin está claro: despojar al rebelde de su aurea de redentor y a su vez liquidar sus derechos, sean estos derechos humanos, penales o penitenciarios. Pero una organización que se diferencia de la población civil por el uso de uniforme, del emblema, de liderazgo conocido y que se sujeta al mencionado Convenio de Ginebra, en materias como el respeto a la vida de prisioneros, heridos y rendidos, no es una banda terrorista. Para los puros de corazón, se informa que toda revolución es un conjunto de delitos y quien no quiera cometer jamás un delito en su vida, pues que no se meta a hacer revoluciones. Entonces, ¿qué delito cometió el MRTA y Polay? Según el Código Penal, es delito de rebelión, no de terrorismo.
SOBRE EL TRABAJO DE MASAS.-
Nos interesa el deslinde que hace Polay con algunos conspicuos miembros del trabajo público abierto del MRTA y que con su estupidez perjudicaron a esa organización a nivel político. Tanto VPC como Alberto Gálvez Olaechea (disidente del MRTA que escribe sus propios libros) coinciden en señalar que el MRTA pensó siempre en una alianza natural con Izquierda Unida, por razones de coincidencia ideológica y programática. Pero la dirigencia de la UDP (organismo de fachada) pensó por su cuenta en oponerse a IU en los gremios y hasta en las universidades. Gálvez en entrevistas lo cuenta con más humor, pero VPC deja bien en claro que uno de los factores de aislamiento del movimiento se debió a este disloque con el aparato de masas y en medio de tal a la falta de homogeneidad ideológica de sus cuadros, procedentes de diversas experiencias políticas anteriores. Un sectario metido a guerrillero, seguirá siendo el sectario de antes si es que no ha pasado por una experiencia de rectificación. La razón es simple: los movimientos alzados en armas han fracasado por falta de una política marxista de frente único y el caso más patético es el de SL que comenzó y terminó su lucha armada sin un solo aliado. Entonces Polay reconoce el error: la dirección estaba a favor de la alianza con IU mientras que sus radicales trotskizantes dentro de la UDP estaban en contra de IU. Hay que agradecer a VPC por esta aclaración. De todos modos, la división del MRTA que facilitó su derrota, partió no solo de quienes se creyeron dueños de su parcela (libertad de fracción) como también de admiradores/as de Isaac Deutscher. Si sus contemporáneos ya lo sabíamos, gracias a este libro se confirma. No obstante, según enumera el autor, hubo notables resultados en el trabajo de masas, como ganar la Federación Minera, la Federación Agraria Selva Maestra, la CITE, Construcción Civil del Callao, etc. Esa es la diferencia con un grupo terrorista: el carácter político de la organización. Lo que nos lleva a reafirmar lo siguiente: un movimiento armado sin trabajo político de masas es solo una gavilla de bandidos, de modo que el cuadro armado debería respetar (y mucho) al cuadro de masas. Los hay quienes se desactivaron con armas y terminaron en la delincuencia común, así que el arma no hace al héroe. Dígame usted lector si estas declaraciones y autocríticas del autor no son necesarias para escribir mejor la historia.
LOS ERRORES EN LA FORMA
Sobre la historia que cuenta Polay a su entrevistador, hay observaciones que no se le hubiesen pasado a un buen corrector. Lógicamente a quien se encomiende corregir un texto en prosa debería ser experto en obras en prosa, sean de narrativa o de ensayo. Pero jamás alguien que su especialidad única es la poesía. Los poetas se permiten licencias que son incompatibles con el ensayo. Y luego, quien debía corregir este libro tenía que poseer conocimientos suficientes acerca de la historia de la izquierda en el Perú. Eso no ocurrió. Lamento que en tan buen libro se confundan siglas de diferentes partidos políticos y eso puede desorientar al lector de nueva generación que no fue testigo de la micro fragmentación de la izquierda peruana durante los 70-80. La historia tiene la obligación de ser rigurosa y esta entrevista a Víctor Polay tiene indudable importancia histórica. Así que espero que en esta nueva edición se hayan corregido tales pifias.
En la edición colombiana, se nombra continuamente al MIR-Voz Rebelde como VR. Sabemos por experiencia histórica y hasta por bibliografía existente que VR era la sigla o abreviatura de Vanguardia Revolucionaria, partido fundado por Ricardo Letts, Javier Diez Canseco, Edmundo Murrugarra, etc. Ese partido (VR) prometió la lucha armada pero nunca la hizo. Tanto el escritor como el corrector debe contar con algo seguro: la ignorancia del amplio público ajeno al tema. El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) fundado y dirigido por Luis de la Puente Uceda, fue protagonista principal de las guerrillas de 1965. Luego de su derrota y de la aniquilación física de los guerrilleros, los sobrevivientes intentaron recuperar la organización política para el reinicio de la lucha armada, pero las reformas del general Velasco, quien los amnistió, ya le llevaban la delantera en cuanto a revolucionar el campo. Surgieron las divisiones en mérito a la infiltración y también al sectarismo. Una de esas divisiones fue el MIR-Voz Rebelde, al cual pudo denominarse en esta entrevista como MIR-VR. Ese MIR-VR sí se fusionó con el MRTA. Igual pasa cuando se cita al Partido Socialista Revolucionario (PSR), del cual se desprendió un ala importante que se denominó PSR-ML y que sí se fusionó al MRTA. Hay veces que lo nombran como PSR simplemente. Un poquito más de tinta y se salvaba el dato histórico.
¿HAY ERRORES DE CONTENIDO?
Siempre los hay, máximo si quien está en prisión carece de todos los datos e informaciones que usted, lector, dispone por internet. En este caso, dentro de las limitaciones que le impone una prisión "especialmente segura", son explicables. Por ejemplo: escribe que Melisa Alfaro, periodista del semanario Cambio, asesinada con un sobre bomba preparado por oficiales del Ejército, fue "militante del MRTA". Debo decirlo con conocimiento de causa que Melisa Alfaro no fue militante del MRTA. Este error va en contra de la sentencia del megajuicio 2006 cuando los propios jueces antiterroristas absuelven a todo el personal de la revista Cambio del delito de apología del terrorismo y de pertenencia a grupos subversivos. Y mucho ojo: descartan los jueces que Cambio fue "vocero" del MRTA. El único vocero del MRTA fue el folletín "Voz Rebelde", de muy pocas páginas. Que esto quede claro para el pelotudísimo y absurdo caso de Las Gardenias.
BALANCE DE UNA DERROTA
Esto es lo más importante de "Revolución en los Andes", el balance de una derrota irreversible que no ha podido remontar una fuerza insurgente que puso en jaque alguna vez a todo el aparato represivo. Mao Tsetung lo dice claramente: "Aprendamos de nuestros errores" y en una época en que las guerrillas clásicas carecen de posibilidades, cabe la meditación profunda de uno de sus principales protagonistas. No ha fracasado un movimiento, ha fracasado un método y no solo en el Perú. El aparato represivo ha demostrado tener mayor eficacia en esa época -que hoy nos parece rudimentaria- y ahora, con la tecnología de punta, los mecanismos de intervención de las comunicaciones, seguimientos vía satélite, etc., es aún más improbable retomar el viejo estilo. VPC valora hoy con mayor rigor el trabajo político de masas e incluso la vía electoral, terrenos en los cuales ya se han dado en Nuestra América derrotas parciales del enemigo de clase y del imperialismo.
LA CÁRCEL: ¿JUSTICIA O VENGANZA?
Siempre dije y escribí en diversos artículos e incluso declaraciones: una cosa es la justicia y otra la venganza. El régimen carcelario al cual está sometido VPC y otros presos políticos no calzan con el derecho penitenciario ni con los derechos humanos que le corresponden al prisionero. Los presos civiles no pueden ni deben estar en penales militares. ¿Tanto miedo le tienen? VPC se encuentra a poco tiempo de cumplir su condena y de acuerdo a los principios generales del derecho penal la pena esta hecha para redimir al reo y reincorporarlo a la sociedad con todos sus derechos. La prisión de la Base Naval del Callao es incompatible con un estado de derecho y la incomunicación de VPC como su prohibición de escribir sus propios libros, publicarlos, escribir artículos, etc., no tienen justificativo a nivel jurídico, salvo con normas fuera de toda razón hechas por el continuismo fujimorista. Para los militares que exterminaron población civil inocente, se votan leyes de impunidad, mientras que para los subversivos aplican penas desproporcionadas con el delito cometido y además los condenan después de muertos a ser cremados y sus cenizas esparcidas al desagüe. Sabemos que a VPC ya le intentan abrir nuevos juicios con nuevos cargos para impedir que salga en libertad y esto nos parece injusto. La prohibición o censura de un libro es solo el anticipo de otras medidas que solo son concebibles en regímenes de facto, en dictaduras fascistas o en republiquetas bananeras. Dejen que escriba el siguiente libro desde la prisión, porque este es un derecho que no suele conculcarse en ningún país civilizado. Y para el zahorí lector, cabe un consejo: léalo y después opine. Es una buena recomendación para su salud intelectual.
Escribe: Dante Castro
Es un buen comentario a un libro censurado. Como dice el autor del comentario, si no lo hubieran censurado seguro el público hubiera sido reducido. Pero con la censura se ha ampliado el interés de su lectura. Hace muchos años, escuché a un dirigente sindical metaforizar este hecho de la siguiente manera: "La estupidez beneficia". ¿A qué se refería ese dirigente? A los hechos narrados por Genaro Ledesma Izquieta en su libro "Complot", que trata el caso de la redada que se hizo en los años sesenta del siglo pasado en el que a muchos peruanos acusados de ser comunistas, se les confinó en la prisión del Sepa. De no haber sido por esta redada y prisión, no hubieran tenido la oportunidad de hacer la más amplia convención de comunistas de esa época como la tuvieron en el Sepa, y ya sin temor de ser interrumpidos por la policía, pues, más bien, contaron con la protección policial que custodiaba la prisión del Sepa.
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