martes, 21 de octubre de 2014

NUESTRA PRIMERA BANDERA, NO ES UNA BANDERA


 

Don José de San Martín dio un decreto el 20 de octubre de 1820, donde se especificaba nuestra primera bandera peruana. Según el decreto de esta fecha: “Se adoptará por bandera nacional del país una de seda, o lienzo, de ocho pies de largo y seis de ancho, dividida por líneas diagonales en cuatro campos, blancos los dos de los extremos superior e inferior, y encarnados los laterales; con una corona de laurel ovalada, y dentro de ella un sol, saliendo por detrás de sierras escarpadas que se eleven sobre un mar tranquilo. El escudo puede ser pintado, o bordado, pero conservando cada objeto sus colores: a saber, la corona de laurel ha de ser verde, y atada en la parte inferior con una cinta de color oro; azul la parte superior que representa el firmamento; amarillo el sol con sus rayos; las montañas de un color pardo oscuro y el mar entre azul y verde.”
Abraham Valdelomar escribió una tradición sobre el origen de la primera bandera, que cuenta que estuvo inspirada en el sueño de José de San Martín, que había observado a las aves parihuanas de color blanquirojo. Esta historia es una ficción de Valdelomar. 
Para comenzar, nuestra primera bandera fue en realidad un estandarte, o emblema vertical que reemplazaba al estandarte del rey que era paseado en Lima en fechas especiales.
La bandera tiene forma de aspa, símbolo de la cruz de San Andrés. La dinastía real española utilizó este símbolo.
San Martín quería una monarquía europea para el Perú, por eso se conservó el símbolo real en el primer estandarte.
Este primer estandarte fue realizado por José Arellano y el escudo de la bandera lo hizo Manuel Ramírez.
El diseño ha sido atribuido a un marino británico y pintor Charles Charcorthey Wood Taylor que vino en la armada libertadora.
Nuestro estandarte se convirtió en bandera a fines de 1821, pero tuvo una vida breve, pues fue cambiada por José Bernardo Tagle en 1822. 

                                                              Por: Juan José Pacheco Ibarra

lunes, 20 de octubre de 2014

Interesante estudio literario de Arturo Bolívar, sobre la obra de Darío Vásquez Saldaña

LOS RELATOS AMAZÓNICOS DE DARÍO VÁSQUEZ SALDAÑA




    Los procesos crecientes de urbanización, confluencia social y mestizaje, así como los avances comunicacionales del mundo de hoy, han producido, en las últimas décadas, una gran eclosión literaria regional en nuestro país.  Fenómeno nuevo en tanto, por primera vez, se manifiesta un ascendente protagonismo popular, de sectores medios y medios bajos (muchos docentes de escuela) como creadores y difusores. Si bien, con el neoliberalismo, la mercantilización ha copado todo el espacio cultural oficial y canónico, y ha normado una sociedad agreste e individualista, es en esta base social emergente, el  tradicionalmente marginado y provinciano, en el que se han preservado auspiciosas las expresiones literarias, las inquietudes culturales.
  Por provenir de esa raíz de tradición oral, y mestiza y popular, esta literatura ha preservado el  naturalismo, el vínculo vital con la realidad  -deformados por el costumbrismo o por indigenismo pasadista- pero, macerado por los nuevos procesos sociales de cambio, se ha elevado hacia puntos de vista panorámicos y críticos. Esa textura realista pero no ingenua, le ha distinguido también del formalismo de la llamada “modernidad literaria” iniciada en la segunda mitad del siglo XX en Latinoamérica, que  a veces ha sido letal en su influencia. 
   Nacido en el ambiente campesino de Piscoyacu, San Martín, en 1946, y profesor de escuela, Darío Vásquez Saldaña es un representante digno y audaz de esta reveladora y emergente literatura.  En sus tres libros publicados hasta ahora, Confesiones de un caballo (2004), Nuevos relatos amazónicos (2007) y El Tunchi enamorado (2010), Vásquez Saldaña recorre, con el humor  y  la picaresca popular muy amazónica, las vivencias y afanes cotidianos de los habitantes de su zona de origen, en la Selva Alta peruana. Como un aplicado discípulo que ha aprendido el arte de los cuenteros de su pueblo, o de los grandes conversadores como el personaje don Diofanto Fonseca, Darío Vásquez plasma en la escritura -y con la aguzada mirada que decíamos de los autores de esta tendencia- lo que sus antecesores hacían, o aún hacen, oralmente.
   Acontecimientos recurrentes de los pueblos son relatados por Darío Vásquez con la sazón popular y particularidad de nuestros pueblos selváticos, en los que están implicados los misteriosos y maravillosos mitos y leyendas tradicionales, el habla de la región que, bajo la predominancia del  castellano, se nutre de abundantes y mágicas expresiones y palabras de origen quechua o de las lenguas nativas de la zona. Pero además se reflejan  las actividades laborales, las costumbres, la idiosincrasia,  los valores de las gentes.
   En temas como el adulterio, por ejemplo,  la jocosidad se deriva  de las habilidades o astucias de los amantes  para no ser descubiertos, y en sus chascos. Así, en Shego, de libro Nuevos relatos amazónicos, el amante, oculto en un árbol, imita a un gallito madrugador para dar seguro aviso a la infiel, o, como en El Tunchi enamorado, del libro del mismo título, el personaje se da maña para imitar el lóbrego grito del Tunchi (un fantasma en la creencia popular) para alertar de su presencia a la amada. O están atravesados de convicciones o creencias, así un cornudo tolerante será compensado de fortuna futura, o simplemente superará a la larga ese mal trance. La percepción del adulterio o de la infidelidad transcurre como la de un pecado corriente, menor, del que ni mujer ni hombres están libres.
   En el tratamiento de los temas siempre está, como aspecto que refleja la crudeza y la picardía popular, las directas referencias carnales con sus elementos procaces pero divertidos que se dan en los sonidos corporales, en las situaciones inesperadas, en el doble sentido,  en los malentendidos  Nos revelan además, de manera zumbona, ciertos comportamientos y psicología de las gentes  como su inocultable erotismo y sensualidad, la conducta desenfadada y, de manera subyacente, un machismo internalizado en su cultura popular y tradicional.  Las festejadas aventuras sexuales puede llegar a su clímax, a veces lindantes con el humor negro,  cuando se abordan ciertas costumbres de zoofilia (con animales domésticos) de los personajes de la comunidad, principalmente jóvenes. Así ocurre en los cuentos Caldo de micarahua (del libro Confesiones de un caballo) y en Los yegueros (de Nuevos relatos amazónicos).
   Con el mismo tono son abordados muchos otros temas pueblerinos, como las escenas divertidas y sorprendentes a raíz del hurto que se produce entre vecinos; la sorna y el sarcasmo provocadas por el sentido escatológico que se da a nombres de raíces quechuas o de lengua nativa que llevan  pueblos o personas (así en el relato Pucacaca vs Cacatachi , o en Ismael Isminio, del libro Confesiones para un caballo); o los relatos que revelan la fuerza inapelable de lo ancestral, como en  Por diez soles, de Nuevos relatos amazónicos, en el que sólo el brujo es capaz, apelando a una pócima, asequible y barata, de curar a un enfermo desahuciado por la medicina moderna.
   Otro tema es la entrañable comunión que tiene el hombre de campo  con sus animales, hasta humanizarlos, como en el cuento Confesiones de un caballo del libro del mismo título, o como el fabuloso y enternecedor relato, narrado en tono autobiográfico, El Cholo, de Nuevos relatos amazónicos,  inspirado en la capacidad increíble de fidelidad y sentimiento de amor demostrado por el caballo hacia su amo. “En la fidelidad de un amigo o hasta en la de un pariente, siempre cabe alguna duda; en la del animal, nunca”, reflexiona el protagonista en una parte, y recordando un aserto dice, “el animal no sabe mentir”. Relato en donde el autor revela una veta de subjetividad, de nostalgia, de exploración de la sensibilidad humana y, acaso, de la inextricable e inquietante sensibilidad animal.
   Pero sus historias adquieren una dimensión todavía mayor cuando se ven imbricados, con más proclividad, de un elemento profundo de su región de origen: los mitos, o las leyendas y  creencias, de la tradición nativa o comunal. El bufeo o los yacurunas son los personajes mitológicos recurrentes, comparecen  como beldades irresistibles, sin son hembras, a la voluptuosidad del hombre de la selva, como en La pusanga (Nuevos relatos amazónicos), o si son machos, como elegantes conquistadores y aventureros, como en Al duelo por una  morocha (de El Tunchi enamorado). En la creencia tradicional estos son seres de una dimensión trascendente, la aventura sexual con éstas, con las “bufeos” o las “ninfas amazónicas”, tienen una connotación supra humana y de ensoñación. Son una comunidad de seres que viven en sus palacios en las profundidades del río y que, dadas las circunstancias, seducen y raptan para perder a sus víctimas en las profundidades del agua. En el cuento La Reina del Yacuruna, una adolescente que cae al río es raptada por éstos, uno la pretende para casarla con su heredero.  Cuando la muchacha emerge del río en hombros de un yacuruna transfigurado en un “neptúneo anciano, pucacho y calvo”, ella misma anuncia a su familia que no sufran más, que no la olviden pero que convivirá con ellos para siempre. Sólo el brujo de la comunidad es el que puede tener algún conocimiento, o un vínculo de comunicación, con esta misteriosa comunidad yacuruna.  
   Toda esta mitología nos revela la cosmovisión del hombre selvático, su relación con la naturaleza, la que por serle pródiga y vital, le merece profundo amor, pero por serle insondable a la vez, le intriga y le teme; tiene una profunda comunión con ella y le es indeciblemente atractiva, pero a la vez está llena de misterios  y sorpresas, por lo que no se puede actuar con temeridad ante ella  ni dañarla. El fantástico relato El arpón (Nuevos relatos amazónicos) abona también en esa dirección, no se puede dañar la naturaleza, en su defecto la tienes que restañar, que reparar.  En este cuento, los yacurunas, transfigurados en figuras humanas –policías-, conminan a un nativo –que había herido a un bufeo con un arpón-  llevándolo con engaños a que cure a un policía herido, quien resulta ser el bufeo que éste había dañado.
   En ese mismo sentido de la visión de una naturaleza misteriosa pero viva, capaz de responder y defenderse, se cuenta por ejemplo el de un ser llamado Chullachaqui, un duende, en la memoria popular, cuya misión es la de liberar o sanar a animales silvestres heridos o en peligro. Así, en el relato Por ambicioso (de El Tunchi enamorado), el protagonista, un apremiado profesor que va de caza para compensar su magro sueldo, no se detiene y va tras una y otra presa, pero descubre, extrañado, que las piezas cazadas y dejadas cerca, una a una han ido desapareciendo de manera inexplicable, por lo que regresa espantado al pueblo, sabe que no le han sido arrebatadas por mano humana, es el Chullachaqui.
   En esta línea, uno de los mejores relatos es El Piñón (Nuevos relatos amazónicos), por la riqueza –y el hilarante sarcasmo- con que captura los ritos y creencias populares, esta vez del sustrato mestizo, de la influencia religiosa hispánica, como son la cantidad recreada e inventada de santos patrones de los pueblos, hasta para cada inquietud y necesidad popular. El San Piñón a que alude el cuento se origina de una figurilla de madera hallada por casualidad debajo de una planta de piñón, que la fe popular convirtió en un santo milagroso a pedido. Si en los relatos mitológicos o de las creencias de influencia nativa el autor denota el asombro, la profundidad que éstas evocan, en lo referente a las creencias religiosas de la herencia española, el autor deja entrever una inocultable ironía e irreverencia. “Quiere decir que de habérsele encontrado en un papayo, en un plátano… hoy tendríamos una Santa Papaya ,  un San Plátano…”, le dice el protagonista –un osado muchacho- a su creyente y católica tía, que estalla en ira.
   De los tres libros publicados por Darío Vásquez es en Nuevos relatos amazónicos donde esta diversidad temática está mejor repartida y quizás este libro resume mejor su valioso aporte literario.
   Una última temática que autores de esta tendencia narrativa tampoco han evadido –y donde ponen a prueba su sino crítico y progresista- es cuando abordan el tema doloroso de la violencia  armada sufrida en las décadas de los 80 en sus regiones. Si esa corriente de la literatura andina que se había ocupado de la “guerra interna”, la heredera de la llamada “literatura moderna latinoamericana”, había devenido –con la sutileza de su estilo- algo ambigua en la visión política de lo acontecido, o mesiánica en el peor de los casos, la literatura que representa Darío Vásquez Saldaña entona mejor con la realidad padecida por el pueblo y con sus aspiraciones de cambio y de progreso. En Revivir (Nuevos relatos amazónicos), el protagonista, un profesor de origen campesino, que ha devenido alcalde del pueblo, se niega renunciar a su cargo ante las amenazas del grupo subversivo a quienes  les responde “he sido elegido por mi pueblo, aquí tengo mis alumnos, mi familia, mi propiedad…”. En la carta que escribe a un amigo, luego de haber salvado milagrosamente la vida, dice el personaje  “Todas las víctimas del terror de esa zona eran gente humilde del pueblo cuyo único delito fue negarse a colaborar y ser partícipes de su ideología. A tal grado había llegado la sevicia que, con el aberrante mote de justicia popular, hasta los sacavuelterillos de tres al cuarto, antes de recibir el tiro de gracia, tenían que sufrir la castración…”.
   Los personajes que relatan en primera persona estos hechos, a través de una carta como el protagonista de Revivir, o por medio del recuerdo, como en Poderoso Pawá,  (de El Tunchi emamorado), no son de las élites provincianas, sino, al contrario, profesores de la zona muy ligados a la comunidad donde han ido a trabajar y con un grado de conciencia social. En Revivir el protagonista dice “Ninguna idea que pretenda la elevación del hombre puede sustentarse en la perversidad. Su nefasta ideología y sus abominables métodos me repugnan”.  Por eso con igual o más fuerza denuncian la letal intervención de las fuerzas armadas del Estado tras los hechos subversivos. En Poderoso Pawá, el protagonista, otro profesor lugareño dice, “Lo que siguió a la instalación del campamento militar cercano a la localidad de Tambopata, fue aún peor… Las orillas del río y de la carretera se convirtieron en una macabra exhibición rutinaria de cadáveres abandonados”.
    Si bien en los textos últimos mencionados, por la complejidad del tema, el relato puede haber discurrido por momentos un poco expositivo, nunca deviene pobre o maniqueo, pues está protegido raigalmente por la realidad vivida; puede sí denotar una literatura testimonial y, en ese sentido, evidencia su riqueza y su verdad; como ocurre, por lo demás, en todos los relatos de este auténtico representante de la narrativa  peruana actual.

                                                                 Por: Arturo Bolívar B.

                                                                                                               Lima, Octubre de 2014

viernes, 3 de octubre de 2014

Poema de César Panduro


César, con una estudiante de Chincha (Ica)

PASITA

Jesús se llama pasita
y oramos para que no llegue a alias
Jesús tiene dientes de leche (aunque no la toma)
corazón de cera y los pies dispuestos a correr al mar
mide 112 centímetros de tristeza
y pesa 26 kilos de sonrisas.
A  sus seis años ya de larga vida
sabe oler perfectamente el té que tomará junto a dos panes
que mamá traerá muy temprano antes de partir.
Jesús nunca dirá miss ni teacher
y se sorprenderá cuando las estadísticas
digan que él es un dígito más de los niños
que no saben ni sabrán leer, escribir, pedir por favor
ni usar correctamente los cubiertos
Pasita esta tarde camina indiferente
A sus seis años ya de larga vida ha roto el farol de una estrella
se ha colgado en el cuello a la luna
y se ha prometido ser feliz esta tarde junto a otros niños dígitos
con la pelota que patearan en la pista.
Pasita se limpiará el sudor con la camisa
que le sirve a la vez de pijama, uniforme y estuche
de un corazón niño
que camina de vuelta a casa
ignorando eso que dicen las estadísticas.

                                                                       

COMPRENDER EL ORIGEN DE UNA LÁGRIMA

JOHN OCHOA 


Disculpe señor,
hay días en que me dan las ganas
de ponerme los ojos.

Ganas de mirar ahí adentro
El hambre terrible y feroz del lustrabotas
Mirar los llantos desesperados
de la madre que perdió al hijo

Me dan las ganas de ponerme los ojos
y entender el origen de una lágrima

Entender, el bolsillo hueco, del obrero
Comprender, a la olla, vacía al mediodía
Interpretar el sueño fabricado sin catre.

Ganas de ponerme los dos ojos
y encarar frente a frente
el caminar latente de la pobreza

Y encontrarle sepulcro a la miseria
y buscarle cementerio al cadáver de la muerte
e interpretar las sobras vacías del dolor.

Me dan las ganas de ponerme los ojos
y entender el origen de una lágrima

miércoles, 1 de octubre de 2014

CLEOPATRAAMORE (Diana Benites Meneses)

Diana Lizeth Benites Meneses (Lima, Perú, 1986) Poeta y escritora. Semifinalista del Concurso Centro de Estudios Poéticos Madrid-España (2007-2009). Ha sido antologada en Lluvia de palabra de los Andes (2010), Selección de artes Poéticas (2010), Grafiti de jilgueros en el capulí de tus sueños (2011), Sacra cofradía (2011), Punto & Aparte (2012), Territorio Huarco(2012), Eros y Tánatos(2012). Publicó el poemario Versos apasionados como flores Salvajes (2012). Cuando los caminos se juntan. Muestra de cuento peruano (2012).Todas las voces muestra de poesía mundial (2013). Versolibrismo poesía y artes contemporáneos (2013) Tendiendo puentes Muestra de cuento peruano (2013).Sinfonía Lírica Muestra de poesía total (2014)


 El amor es una sublime caricia


Hacer el amor
Contigo
Es unir mi alma a tu alma.
Dos corazones que laten
Al unísono.
Es dejarme tentar por tus delicias,
Recorro tu cuerpo,
Como quien recorre andenes.
Y bebo de ti,
De la miel de tus besos.
Me embriago
Escuchamos la  sublime
Melodía de nuestros corazones.
Soñamos
Agitados,
Respiramos
Vibramos
Sentimos
Gozamos y
Navegamos  agitados en olas de intenso amor
Amándonos,
El amor es una sublime caricia
Que  nos embelesa a la hora de  la dulce entrega.



Al roce de nuestras caricias


En nuestra habitación existe un cielo colorido,
 El edén prometido esta en nosotros.
Tu eres la fruta exquisita que me apetece a cada
Instante  y amarte es un placer.

Tú eres deseo, materia que mi carne ansia,
Eso de estar juntos los dos,
Es hacer planes por el itinerario de tu piel.

Estar a tu lado, es embriagarme
 De tus caricias envolventes,
Cada vez que te miro a los ojos.
Nuestras almas se besan.
El amor conjuga con el verbo amar,
Y   despierta el placer, como flores salvajes
Al  roce de nuestras caricias.
Estoy ardiendo de sueños
De lirios húmedos,
Que transpiran por mi piel
Te suspiro  y respiro
Intenso es nuestro querer a la hora de amarnos.

Dios

Es la fuerza del corazón
Es poesía sublime,
Caricia que brindamos y abrazamos.
Dios es la energía del universo.
Dios es vida,
Dios es salud, alegría
Dios es el canto de aves matutinas,
Dios es el suspiro inquieto del viento,
Dios es agua,
Dios es vida, fuente de luz interminable.
Dios es toda creación del alma,
Dios no se ve, no se toca,
Su grandeza está en la intensidad de uno mismo,
En la intimidad como la flor y su corola,
En el centro de nuestros corazones, de nuestro sexo.
Donde se inicia la vida empieza el soplo de la creación

Música melómana, es la voz de nuestro padre omnipotente
Cierra los ojos y óyelo venir,
Bésalo glorifícalo con nobles proezas
Esas luces del corazón déjala aflorar
Deja que bese y alimente a los demás hermanos
Da siempre todo lo que puedas ofrecer,
La bondad es un arte de amarnos más,
De congraciarnos con uno mismo
De abrir las manos y dejar soltar mariposas,
Para que coloreen vidas, almas.
Se vive más cuando se ama bien,
El amor es una necesidad
Y al mismo tiempo una libertad.


Mío

Mío cuando me buscas y me hallas,
Mío si tu cuerpo es un lecho de caricias apacibles,
Mío si me deseas por siempre,
Mío cuando me acaricias,
Mío si me besas indefinidamente,
Mío cuando a mi lado permaneces.
Mío cuando copulamos sin horarios previstos
Mío cuando me abrazas y lo olvidamos todo,
Mío cuando te embriagas en mí,
Mío si a mi lado vienes,
Mío cuando susurras versos encendidos en mi piel,
Mío eternamente cuando me haces tu mujer y me atas a tu cuerpo
Mío cuando nos acariciamos en esta sinfonía de amor.


domingo, 7 de septiembre de 2014

DEBATE POLÍTICO EN SAN PEDRO DE SONCONCHE


Actualmente no cabe ninguna duda, que el Distrito Ocaña se ha posesionado como líder en Las Cabezadas de Lucanas. La presencia de sus hijos postulando a cargos públicos de mucha relevancia así lo demuestran. Con el lema "Un Cabezadeño a la Región", el Movimiento Regional Qatun Tarpuy lleva como candidato a la Presidencia del Gobierno Regional Ayacucho, al Ing. Carlos Herencia. Por otro lado, el Partido Aprista Peruano presenta en su lista de candidatos a una Consejería Regional al Prof. Celino Pardo.
Ocaña, Distrito de la Provincia de Lucanas, cuenta con dos Centros Poblados ( San Pedro de Sonconche y San José de Tomate) de ambos pueblos postula un ciudadano a la Alcaldía del Distrito, Ocaña capital de Distrito, también tiene su candidato y va a la reelección. El otro pueblo que tiene candidato es Chuya. De esta manera están distribuidos los candidatos en la parte interna.
La Institución Educativa "San Pedro", del Centro Poblado Sonconche , fiel a su tradición de valorar la cultura, la formación de ciudadanos y desarrollar las competencias comunicativas, viene organizando el debate político de los candidatos al sillón Municipal. Uno de los objetivos trazados en su Proyecto es: Proponer políticas públicas a las autoridades como alternativa de solución a los grandes temas del Distrito como son: Educación, Cultura y Deporte, Salud y Medio Ambiente y de fondo Agricultura y Ganadería. Sin duda es un trabajo coordinado entre las áreas pedagógicas del currículo actual, cuyo aprendizaje fundamental, es que tanto los futuros ciudadanos y los actuales, ejerzan plenamente su ciudadanía.
Ellos, los alumnos, cansados de los regalos y propuestas poco convincentes, han planteado a sus maestros organizar un debate político, para conocer los verdaderos lineamientos, programas, propuestas y proyectos de envergadura, al mismo tiempo, ver la parte organizativa y liderazgo de cada candidato. Los señores candidatos podrán aprovechar este espacio público de participación, basados en los principios democráticos. 
El día domingo 21 de septiembre, a las 9 de la mañana, el local en esta oportunidad será, el de la "Comisión de Regantes del Valle de Sonconche". Esperando que los invitados a la mesa de honor, cumplan con el PACTO ÉTICO, también, con las bases generales de Proyecto Educativo, para reforzar el desarrollo social y político de la comunidad. Están invitados a participar:  Los ex alumnos, vecinos, comuneros y profesionales de las dos comunidades del Distrito.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Víctor Jara y Littré Quiroga, fueron asesinados en un estadio de Santiago

Un juez chileno dictaminó un nuevo procesamiento contra tres exoficiales del Ejército de ese país por el caso del homicidio del popular cantautor Víctor Jara y del exdirector de cárceles Littré Quiroga. Otros nueve militares también han sido acusados por ese caso.
El juez Miguel Vázquez "sometió a proceso a los exmiembros del Ejército Hernán Chacón y Patricio Vásquez, en calidad de autores, y a Ramón Melo como encubridor", indicó un comunicado del Poder Judicial, difundido este miércoles.
Los tres exoficiales están acusados por los delitos "de secuestro simple y homicidio calificado" de Víctor Jara y de Littré Quiroga.
Según la investigación, Víctor Jara recibió 44 impactos de bala y Quiroga sufrió 23 impactos de bala, ambos casos con armas de calibre 9,23 milímetros. Los cadáveres aparecieron días después junto a otros cuerpos cerca del cementerio general de Santiago.
"Escuchamos simplemente dentro de un proceso judicial lo que pasó con Víctor y Littré en el Estadio Chile, después de 41 años. Eso hay que celebrarlo a pesar de todo", dijo Joan Jara, viuda del cantante que estuvo presente durante el fallo judicial.
Jara y Quiroga fueron asesinados en un estadio de Santiago que hoy lleva el nombre del popular artista el 16 de septiembre de 1973, cinco días después del golpe de Estado a Salvador Allende y liderado por Augusto Pinochet, con apoyo político y militar del Gobierno de los Estados Unidos.
La brutal dictadura de Pinochet acabó con la vida de más de 3 mil 200 personas y dejó a 38 mil torturadas, según cifras oficiales. Muchas familias todavía buscan los restos de víctimas, desaparecidas hace ya 40 años.
Tele sur


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