jueves, 29 de mayo de 2014

Fragmento de "Canción del Silencio"

   

Eran aproximadamente las seis de la tarde; un repique de campanas alborotó a los comuneros del pequeño pueblo. Fue tan desconcertante que el sonido del agua se ausentó, dando paso a un tañer misterioso. Algunos pensaban que se trataba de una invasión; otros, unos niños, imaginando a extranjeros, recordando el día maravilloso que vivieron en contacto con la naturaleza. Aquel día la clase se hizo entre piedras y arena. ¿Habrán venido por el agua, reserva vital para el futuro? comentó su maestro; algún día tomaran sus territorios, sin pensar en la tierra, desde el ojo Siwincha hasta Luccumayocc. En Siwincha brotaba el agua por entre las rocas; aquel torrente hídrico llenaba la acequia principal que conducía al valle, y todavía sobraba. El caudal del río poseía vida propia hasta El Ingenio; a pesar de su paso por la mina de oro de Otoca, el líquido vital no era contaminado. El tema, escrito en quechua, decía: “El agua, fuente de vida”. Todos los alumnos participaron, en la pizarra se observaba la palabra “yaku”, salieron de las cuatro paredes; caminaron por el río. Los alumnos se mostraban tan alegres y comunicativos, ¡hasta el mudo se llenó de palabras!, no dejaron de conversar con su maestro. Los niños descubrieron un lugar donde el agua se perdía entre las rocas, ignorando su destino. Regresaron pensando haber descubierto el punto de inicio de los famosos acueductos de los Nascas. Dejaron de recordar y volvieron a la realidad, y esta les dirigió los ojos hacia el reservorio; por ese lugar bajaban hombres cubiertos con pasamontañas. Eran amigos de la noche, en ella se movilizaban envueltos con el manto protector del anonimato; con seudónimos que hacían imposible ubicarlos en los registros que, además, habían sido borrados. Los Municipios eran el blanco preferido, sobre todo sus archivos.  Algunos se habían adelantado y conducían a las personas hacia el local del Concejo Municipal; los niños eran reunidos en la escuela, en donde, como nunca, se había encendido un potente “Petromax”, traído por los visitantes para aquella ocasión. Todo estaba organizado con anticipación, el único que no se había enterado era el maestro Magno. Él, después de actuar en el pueblo vecino, descansaba en su cuarto. Era el mes de julio y el país celebraba el día de la independencia. En la víspera del veintiocho tendría visita. Mientras escuchaba una radio capitalina y se informaba del acontecer nacional, escuchó el sonido de las campanas. Quiso salir, pero las noticias económicas lo retuvieron. Los locutores hablaban de cultura y citaban una estadística:
-  Si una revista cultural valía, en 1980, nada menos que trescientos soles; hoy, después de ocho años, cuesta ciento cincuenta intis -completaba el interlocutor.
-  Al año siguiente Caretas valía siete mil intis…
   Esto fue lo último que pudo escuchar; el cansancio lo venció, quedándose dormido.
   El día amaneció gris, con un viento frio que penetraba la calamina. La naturaleza presagiaba el final. Toda la noche un centinela alto y enjuto observó el recinto donde vivía Magno. Él no había salido en la noche, no necesitaba salir. Era una persona que tenía el alma blanca, y le gustaba enseñar; sus únicos defectos eran ser dipsómano y practicar el deporte más popular. Tomando y jugando era feliz. Tocaron la puerta; habían pasado cincuenta minutos desde las cinco de la mañana; el pueblo estaba callado. De pronto, el perro Acca, bastante anciano, aullaría tristemente como un niño. De inmediato dio un salto, sentado sobre la cama divisó una sombra por la rendija. No estaba tan entusiasmado por la visita, ya que sabía que “los compañeros” estaban en el pueblo, en tal sentido, tenía que obedecer. Poco a poco su mente se iba llena de dudas y afirmaciones; se sentía raro, como estar a tiro de un penal. Sin poder calmarse completamente abrió lentamente la puerta. El hombre que entró en la habitación, acompañando a una dama, se mostraba amable; ella lo miraba desafiante. Ambos le pidieron que los acompañara a la plaza. Caminaron dos cuadras sin pronunciar palabra alguna, nuevamente el silencio volvía a inquietar la mente del profesor. Llegando a la esquina del campanario, vio gran cantidad de comuneros: la reunión iba a empezar con su llegada. Su cabeza analizó con frialdad lo que venía ocurriendo en el mundo: a fines del año pasado se realizó la tercera Cumbre Soviético-Norteamericana; los presidentes Mijaíl Gorbachov y Ronald Reagan hablaron de paz, de pasos para el cese de la carrera armamentista e iniciar el desmantelamiento nuclear. Sin embargo, China y Rusia, tardíamente, tenían sus pleitos en el Perú. No me agrada nada eso de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Me gustó el poder de convencimiento de Mao; quería culminar sus estudios y persuadió a su padre diciéndole “continuando mis estudios, puedo ser más provechoso para la familia que trabajando en la granja”. Haber leído su biografía me condujo hacia el magisterio; abandoné también a mi familia y encontré a otra, este año, en Uchumisca. Sé que la educación es lo más importante.
   Levantó la cabeza, el sol llegó a besar su rostro; miró a su lado izquierdo, se encontraba junto a él doña Irene, una mujer chismosa, especializada en crear intrigas; también actuaba a veces de celestina, cuando existía dinero de por medio; se defendía de otra mujer llamada Jesusa, ambas se acusaban mutuamente de manera furibunda. Una mujer minusválida, apoyándose en un bastón, consultó a los comuneros. El pueblo debía elegir “democráticamente” cuál de las dos damas debía de morir. En ese instante cantó un ave tres veces, nunca lo hacía de esa forma el pájaro conocido como Carpintero; Magno entendió que se trataba de una equivocación, una homonimia tal vez. Recién se convenció que iba a correr la misma suerte de las señoras chismosas. A una de ellas se la habían llevado, la otra permanecía atada en el suelo; para que no grite le habían amarrado la boca, se esforzaba y golpeaba su cabeza con la piedra enorme traída del corral de don Abraham. Era la mañana del veintiocho de julio, día de la patria; la hora, nueve con treinta del día. El maestro fue acusado de ser borracho y mujeriego; se decía que, a veces, tomaba y dejaba a sus alumnos solos, como era el único profesor sus hijos no recibían clases; se iba a cobrar hasta Ica un viernes y regresaba un miércoles; que dentro de su escritorio guardaba siempre una botella de cachucho, que eso era un mal ejemplo para los niños. De la primera acusación salió bien librado, con la intervención de sus colegas y algunos comuneros que abogaron por él; es más, cuando trabajaba en Huackalla, sus alumnos ocuparon los primeros lugares en el último concurso realizado por la Coordinación del Distrito. Todo eso lo sabían los cumpas. Era un buen profesor sin duda, el hecho de beber no lo iba a condenar. En eso, entre la multitud, aparece su colega Betty, una docente que había estudiado en el colegio Nuestra Señora de las Mercedes en la ciudad de Ica. Nunca supieron en aquél pueblo, de rostro pálido, cómo aprobó los cursos de Lenguaje y Matemáticas en el último año de sus estudios secundarios, si no dio los exámenes de aplazados en el mes de enero; luego, desapareció de la costa. Suponían que su certificado de estudios presentados en la Zona de Educación, con sede en Lucanas, eran falsos; pero fue nombrada interinamente, con cuarto año de secundaria, en el barrio de Chaupi, en la capital de la provincia de Lucanas. Así se conseguía trabajo en la sierra, no era necesario terminar de estudiar la universidad o el pedagógico. Mientras lloraba, se cubría el rostro con una toalla de color crema. Betty -corpulenta, de anchos brazos y cabellos lacios, un perfil romano, labios resaltantes a simple vista, ojos que miraban siempre hacia abajo, por vergüenza o por ocultar algo-, estaba comprometida con un joven del lugar. Ambos se habían conocido buscando trabajo; ella lo consiguió, pero él no. Ella y la toalla estaban mojadas completamente. Negó todo encuentro carnal con su colega, señalando a sus hijas y diciendo:
-  Mírenlas, son igualitas a su padre José; además, pertenezco a una de las familias notables de Huackalla, y si me ven salir algunos días del cuarto del profesor, es porque me ayuda a elaborar mi carpeta de trabajo; otras veces, a realizar la diversificación curricular. ¡Por favor, estoy diciendo la verdad! -y cayó desmayada sobre el piso empedrado de la plaza.
   Todo venía direccionado desde Puquio, el tal “Víbora” había hilado fino. Era bien conocido por no dar puntada sin hilo, y decía que, con Magno ausente, su padre ganaría en el litigio contra doña Nicolasa por algunos echaderos en la puna. En esos precisos momentos le envuelven la cabeza con una capucha. El llanto de la mujer recién le hizo perder la tranquilidad; se resistió, gritó su inocencia; ocho hombres y dos mujeres llegaron a tumbarlo al suelo y controlarlo. Los golpes lo mantenían en el piso. En ese instante, su imaginación vuela hacia su cuarto y encuentra su cuaderno de canciones. Canta en silencio un poema escrito a su amada Natalia:
Chiquilla linda eres la alegría:
tu ternura calma la herida.
Sonríe siempre mi palomitay,
pues yo me voy, sin besar tu piel.

Fue en silencio nuestra agonía,
creció muriendo en la lejanía.
Triste sonido dame la vida,
no quiero olvidar el atardecer.

          Ahora tú, mi palomitay, volarás errante en lluvia eterna;
            Mojada en llanto encontrarás, tu libertad, tu libertad.
Lluvia eterna (MÚSICA latinoamericana)

jueves, 22 de mayo de 2014

MANUAL PARA SER NIÑO (Gabriel García Márquez)


 Aspiro a que estas reflexiones sean un manual para que los niños se atrevan a defenderse de los adultos en el aprendizaje de las artes y las letras. No tienen una base científica sino emocional o sentimental, si se quiere, y se fundan en una premisa improbable: si a un niño se le pone frente a una serie de juguetes diversos, terminará por quedarse con uno que le guste más. Creo que esa preferencia no es casual, sino que revela en el niño una vocación y una aptitud que tal vez pasarían inadvertidas para sus padres despistados y sus fatigados maestros.
Creo que ambas le vienen de nacimiento, y sería importante identificarlas a tiempo y tomarlas en cuenta para ayudarlo a elegir su profesión. Más aun: creo que algunos niños a una cierta edad, y en ciertas condiciones, tienen facultades congénitas que les permiten ver más alla de la realidad admitida por los adultos. Podrían ser residuos de algún poder adivinatorio que el género humano agotó en etapas anteriores, o manifestaciones extraordinarias de la intuición casi clarividente de los artistas durante la soledad del crecimiento, y que desaparecen, como la glándula del timo, cuando ya no son necesarias.
Creo que se nace escritor, pintor o músico. Se nace con la vocación y en muchos casos con las condiciones físicas para la danza y el teatro, y con un talento propicio para el periodismo escrito, entendido como un género literario, y para el cine, entendido como una síntesis de la ficción y la plástica. En ese sentido soy un platónico: aprender es recordar. Esto quiere decir que cuando un niño llega a la escuela primaria puede ir ya predispuesto por la naturaleza para alguno de esos oficios, aunque todavía no lo sepa. Y tal vez no lo sepa nunca, pero su destino puede ser mejor si alguien lo ayuda a descubrirlo. No para forzarlo en ningún sentido, sino para crearle condiciones favorables y alentarlo a gozar sin temores de su juguete preferido. Creo, con una seriedad absoluta, que hacer siempre lo que a uno le gusta, y sólo eso, es la formula magistral para una vida larga y feliz.
Para sustentar esa alegre suposición no tengo más fundamento que la experiencia difícil y empecinada de haber aprendido el oficio de escritor contra un medio adverso, y no sólo al margen de la educación formal sino contra ella, pero a partir de dos condiciones sin alternativas: una aptitud bien definida y una vocación arrasadora. Nada me complacería más si esa aventura solitaria pudiera tener alguna utilidad no sólo para el aprendizaje de este oficio de las letras, sino para el de todos los oficios de las artes.

La vocación sin don y el don sin vocación
Georges Bernanos, escritor católico francés, dijo: "Toda vocación es un llamado". El Diccionario de Autoridades, que fue el primero de la Real Academia en 1726, la definió como "la inspiración con que Dios llama a algún estado de perfección". Era, desde luego, una generalización a partir de las vocaciones religiosas. La aptitud, según el mismo diccionario, es "la habilidad y facilidad y modo para hacer alguna cosa". Dos siglos y medio después, el Diccionario de la Real Academia conserva estas definiciones con retoques mínimos. Lo que no dice es que una vocación inequívoca y asumida a fondo llega a ser insaciable y eterna, y resistente a toda fuerza contraria: la única disposición del espíritu capaz de derrotar al amor.
Las aptitudes vienen a menudo acompañadas de sus atributos físicos. Si se les canta la misma nota musical a varios niños, unos la repetirán exacta, otros no. Los maestros de música dicen que los primeros tienen lo que se llama el oído primario, importante para ser músicos. Antonio Sarasate, a los cuatro años, dio con su violín de juguete una nota que su padre, gran virtuoso, no lograba dar con el suyo. Siempre existirá el riesgo, sin embargo, de que los adultos destruyan tales virtudes porque no les parecen primordiales, y terminen por encasillar a sus hijos en la realidad amurallada en que los padres los encasillaron a ellos. El rigor de muchos padres con los hijos artistas suele ser el mismo con que tratan a los hijos homosexuales.
Las aptitudes y las vocaciones no siempre vienen juntas. De ahí el desastre de cantantes de voces sublimes que no llegan a ninguna parte por falta de juicio, o de pintores que sacrifican toda una vida a una profesión errada, o de escritores prolíficos que no tienen nada que decir. Sólo cuando las dos se juntan hay posibilidades de que algo suceda, pero no por arte de magia: todavía falta la disciplina, el estudio, la técnica, y un poder de superación para toda la vida.
Para los narradores hay una prueba que no falla. Si se le pide a un grupo de personas de cualquier edad que cuenten una película, los resultados serán reveladores. Unos daran sus impresiones emocionales, políticas o filosóficas, pero no sabrán contar la historia completa y en orden. Otros contaran el argumento, tan detallado como recuerden, con la seguridad de que será suficiente para transmitir la emoción del original. Los primeros podrán tener un porvenir brillante en cualquier materia, divina o humana, pero no serán narradores. A los segundos les falta todavía mucho para serlo -base cultural, técnica, estilo propio, rigor mental- pero pueden llegar a serlo. Es decir: hay quienes saben contar un cuento desde que empiezan a hablar, y hay quienes no sabrán nunca. En los niños es una prueba que merece tomarse en serio.



Las ventajas de no obedecer a los padres
La encuesta adelantada para estas reflexiones ha demostrado que en Colombia no existen sistemas establecidos de captación precoz de aptitudes y vocaciones tempranas, como punto de partida para una carrera artística desde la cuna hasta la tumba. Los padres no están preparados para la grave responsabilidad de identificarlas a tiempo, y en cambio sí lo están para contrariarlas. Los menos drásticos les proponen a los hijos estudiar una carrera segura, y conservar el arte para entretenerse en las horas libres. Por fortuna para la humanidad, los niños les hacen poco caso a los padres en materia grave, y menos en lo que tiene que ver con el futuro.
Por eso los que tienen vocaciones escondidas asumen actitudes engañosas para salirse con la suya. Hay los que no rinden en la escuela porque no les gusta lo que estudian, y sin embargo podrían descollar en lo que les gusta si alguien los ayudara. Pero también puede darse que obtengan buenas calificaciones, no porque les guste la escuela, sino para que sus padres y sus maestros no los obliguen a abandonar el juguete favorito que llevan escondido en el corazón. También es cierto el drama de los que tienen que sentarse en el piano durante los recreos, sin aptitudes ni vocación, sólo por imposición de sus padres. Un buen maestro de música, escandalizado con la impiedad del método, dijo que el piano hay que tenerlo en la casa, pero no para que los niños lo estudien a la fuerza, sino para que jueguen con él.
Los padres quisiéramos siempre que nuestros hijos fueran mejores que nosotros, aunque no siempre sabemos cómo. Ni los hijos de familias de artistas están a salvo de esa incertidumbre. En unos casos, porque los padres quieren que sean artistas como ellos, y los niños tienen una vocación distinta. En otros, porque a los padres les fue mal en las artes, y quieren preservar de una suerte igual aun a los hijos cuya vocación indudable son las artes. No es menor el riesgo de los niños de familias ajenas a las artes, cuyos padres quisieran empezar una estirpe que sea lo que ellos no pudieron. En el extremo opuesto no faltan los niños contrariados que aprenden el instrumento a escondidas, y cuando los padres los descubren ya son estrellas de una orquesta de autodidactas.
Maestros y alumnos concuerdan contra los métodos academicos, pero no tienen un criterio común sobre cuál puede ser mejor. La mayoría rechazaron los métodos vigentes, por su carácter rígido y su escasa atención a la creatividad, y prefieren ser empíricos e independientes. Otros consideran que su destino no dependió tanto de lo que aprendieron en la escuela como de la astucia y la tozudez con que burlaron los obstáculos de padres y maestros. En general, la lucha por la supervivencia y la falta de estímulos han forzado a la mayoría a hacerse solos y a la brava.
Los criterios sobre la disciplina son divergentes. Unos no admiten sino la completa libertad, y otros tratan incluso de sacralizar el empirismo absoluto. Quienes hablan de la no disciplina reconocen su utilidad, pero piensan que nace espontánea como fruto de una necesidad interna, y por tanto no hay que forzarla. Otros echan de menos la formación humanística y los fundamentos teóricos de su arte. Otros dicen que sobra la teoría. La mayoría, al cabo de años de esfuerzos, se sublevan contra el desprestigio y las penurias de los artistas en una sociedad que niega el carácter profesional de las artes.
No obstante, las voces más duras de la encuesta fueron contra la escuela, como un espacio donde la pobreza de espíritu corta las alas, y es un escollo para aprender cualquier cosa. Y en especial para las artes. Piensan que ha habido un despilfarro de talentos por la repetición infinita y sin alteraciones de los dogmas académicos, mientras que los mejor dotados sólo pudieron ser grandes y creadores cuando no tuvieron que volver a las aulas. "Se educa de espaldas al arte", han dicho al unísono maestros y alumnos. A éstos les complace sentir que se hicieron solos. Los maestros lo resienten, pero admiten que también ellos lo dirían. Tal vez lo más justo sea decir que todos tienen razón. Pues tanto los maestros como los alumnos, y en última instancia la sociedad entera, son víctimas de un sistema de enseñanza que está muy lejos de la realidad del país.
De modo que antes de pensar en la enseñanza artística, hay que definir lo más pronto posible una política cultural que no hemos tenido nunca. Que obedezca a una concepción moderna de lo que es la cultura, para qué sirve, cuánto cuesta, para quién es, y que se tome en cuenta que la educación artística no es un fin en sí misma, sino un medio para la preservación y fomento de las culturas regionales, cuya circulación natural es de la periferia hacia el centro y de abajo hacia arriba.
No es lo mismo la enseñanza artística que la educación artística. Ésta es una función social, y así como se enseñan las matemáticas o las ciencias, debe enseñarse desde la escuela primaria el aprecio y el goce de las artes y las letras. La enseñanza artística, en cambio, es una carrera especializada para estudiantes con aptitudes y vocaciones específicas, cuyo objetivo es formar artistas y maestros como profesionales del arte.
No hay que esperar a que las vocaciones lleguen: hay que salir a buscarlas. Están en todas partes, más puras cuanto más olvidadas. Son ellas las que sustentan la vida eterna de la música callejera, la pintura primitiva de brocha y sapolín en los palacios municipales, la poesía en carne viva de las cantinas, el torrente incontenible de la cultura popular que es el padre y la madre de todas las artes.



¿Con qué se comen las letras?
Los colombianos, desde siempre, nos hemos visto como un país de letrados. Tal vez a eso se deba que los programas del bachillerato hagan más enfasis en la literatura que en las otras artes. Pero aparte de la memorización cronológica de autores y de obras, a los alumnos no les cultivan el hábito de la lectura, sino que los obligan a leer y a hacer sinopsis escritas de los libros programados. Por todas partes me encuentro con profesionales escaldados por los libros que les obligaron a leer en el colegio con el mismo placer con que se tomaban el aceite de ricino. Para las sinopsis, por desgracia, no tuvieron problemas, porque en los periódicos encontraron anuncios como éste: "Cambio sinopsis de El Quijote por sinopsis de La Odisea". Así es: en Colombia hay un mercado tan próspero y un tráfico tan intenso de resúmenes fotostáticos, que los escritores armamos mejor negocio no escribiendo los libros originales sino escribiendo de una vez las sinopsis para bachilleres. Es este método de enseñanza -y no tanto la televisión y los malos libros-, lo que está acabando con el hábito de la lectura. Estoy de acuerdo en que un buen curso de literatura sólo puede ser una gema para lectores. Pero es imposible que los niños lean una novela, escriban la sinopsis y preparen una exposición reflexiva para el martes siguiente. Sería ideal que un niño dedicara parte de su fin de semana a leer un libro hasta donde pueda y hasta donde le guste -que es la única condición para leer un libro-, pero es criminal, para él mismo y para el libro, que lo lea a la fuerza en sus horas de juego y con la angustia de las otras tareas.
Haría falta -como falta todavía para todas las artes- una franja especial en el bachillerato con clases de literatura que sólo pretendan ser guías inteligentes de lectura y reflexión para formar buenos lectores. Porque formar escritores es otro cantar. Nadie enseña a escribir, salvo los buenos libros, leídos con la aptitud y la vocación alertas. La experiencia de trabajo es lo poco que un escritor consagrado puede transmitir a los aprendices si éstos tienen todavía un mínimo de humildad para creer que alguien puede saber más que ellos. Para eso no haría falta una universidad, sino talleres prácticos y participativos, donde escritores artesanos discutan con los alumnos la carpintería del oficio: cómo se les ocurrieron sus argumentos, cómo imaginaron sus personajes, cómo resolvieron sus problemas técnicos de estructura, de estilo, de tono, que es lo único concreto que a veces puede sacarse en limpio del gran misterio de la creación. El mismo sistema de talleres está ya probado para algunos géneros del periodismo, el cine y la televisión, y en particular para reportajes y guiones. Y sin exámenes ni diplomas ni nada. Que la vida decida quién sirve y quién no sirve, como de todos modos ocurre.

Lo que debe plantearse para Colombia, sin embargo, no es sólo un cambio de forma y de fondo en las escuelas de arte, sino que la educación artística se imparta dentro de un sistema autónomo, que dependa de un organismo propio de la cultura y no del Ministerio de la Educación. Que no esté centralizado, sino al contrario, que sea el coordinador del desarrollo cultural desde las distintas regiones del país, pues cada una de ellas tiene su personalidad cultural, su historia, sus tradiciones, su lenguaje, sus expresiones artísticas propias. Que empiece por educarnos a padres y maestros en la apreciación precoz de las inclinaciones de los niños, y los prepare para una escuela que preserve su curiosidad y su creatividad naturales. Todo esto, desde luego, sin muchas ilusiones. De todos modos, por arte de las artes, los que han de ser ya lo son. Aun si no lo sabrán nunca.

                                                                   Gabriel García Márquez

Editorial Imago: Juan Ojeda, una sombra ardiente

Editorial Imago: Juan Ojeda, una sombra ardiente: Por Hildebrando Pérez Grande UNMSM Aún no sé bien por qué extraña razón o vigencia de algún pacto secreto me ha tocado el duro oficio...

sábado, 17 de mayo de 2014

ICA, 50 AÑOS DESPUÉS..

Al iniciar la década, después de un siglo de arduo trabajo, las aguas de las lagunas Choclococha y Orcococha besaban suelo iqueño, aquél acontecimiento es el más importante para Ica, y debe ser recordado, debido a que seguimos siendo un pueblo que vive de la agricultura. En el campo educativo, la gestión más recordada es la creación de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga, Institución de nivel superior, que fue obra exclusiva de un pueblo, guiado por Don: Antonio Castillo Astorga, quien iba de casa en casa por toda la Provincia reuniendo firmas, para solicitar Universidad para Ica. El Colegio Abraham Valdelomar, fue el Centro Experimental de Aplicación, de la primera casa de estudios, fue fundado para dichos fines, por el Dr. César A. Caballero en 1963 (año de una de las inundaciones más devastadoras que tuvo la ciudad). Un año anterior se habían fundado las Instituciones Educativas: Julio C.Tello en San Joaquín y José Toribio Polo en la calle Maúrtua, todas se ubicaban en la periferia de la ciudad.
La década del 60, tal vez la mejor de nuestra vida Republicana, tenía a Ica como protagonista de la historia patria, se celebraban 400 años de Fundación española (1563 - 1963). En 1961 se publica el libro: "Origen y fundación del Colegio e Iglesia de San Luis Gonzaga" , cuyo autor fue Don: Cornelio, QUIJANDRÍA ALVAREZ, documento imprescindible , en el cual se encuentran todas las propiedades que heredó la actual Institución Secundaria. El año 1964, el Pbro. br. P. Alberto ROSSEL CASTRO, publica su libro "Historia Regional de Ica" (Época Colonial), mediante el cual, hace muchas precisiones en relación a lo antes escrito sobre historia de Ica, aborda los orígenes de las Provincias de la Región actual, excepto Palpa.Un año después (1965) siendo Alcalde del Concejo Provincial de Ica Don : José A. Oliva Razzeto, sale a luz el "LIBRO DE ORO DEL DEPARTAMENTO DE ICA". En 1968, el Profesor: Alejandro, PEZZIA ASSERETO presenta su libro "ICA Y EL PERÚ PRECOLOMBINO", en sus páginas se encuentran los estudios de las Expediciones Científicas de la Universidad de Columbia de New York; la Universidad de California en Berkeley, incluye a las Expediciones Científicas Nacionales dirigidas por el Dr. Jorge C. Muelle y el Dr. Toribio Mejía Xesspe.
Desde el año 1962, Israel Gonzales Herrera dirigía la revista semanal TIEMPOS, semanario de Literatura, Historia, Arte y Política. En el número tres (3), página 17, con el título de "Síntesis de hechos y fechas notables de la historia de Ica" dice: "El 01 de setiembre de 1534 - en Pachacamac - Don Francisco Pizarro entregó a su mejor amigo. Don Nicolás de Ribera, El Viejo, la Encomienda de Ica (Urín  - Ica) llamado también Ocachi. Han pasado 50 años y debemos hacer una revisión etimológica a su nombre, ya que, el vocablo CACHI significa "cerco" en el Idioma Pukina, en tal sentido, estamos hablando del entorno natural de la ciudad de ese entonces, un pueblo (valle) rodeado de cerros de piedra y de arena...

Después de medio siglo, ya no existen investigaciones científicas, los pocos que escriben sobre historia copian a los citados autores, algunos con más ganas a Alberto Casavilca, Ezequiel Sánchez Elías y José M. Vélez Picasso. El Museo Regional, que antes tenía objetos de gran valor, hoy los tiene en fotografías, desapareció el manto Paracas, los responsables de este robo todavía caminan libremente por las calles de la ciudad.Se tenían registrados 650 pozos tubulares y en funcionamiento, hoy están llegando a los dos mil. 
La inmensa masa estudiantil de la ciudad y la campiña, ahora estudia en Instituciones Privadas de muy baja calidad, absorbieron parte del alumnado de los mencionados Colegios, es muy complicado recuperar la jornada laboral completa (mañana y tarde) en las Instituciones Públicas, más complicado aún la dedicación exclusiva de los Maestros a sus alumnos.Se habla  que en Ica no hay pobreza.
Por último, preguntemos a los candidatos al Gobierno Regional ¿conocen de la existencia de dichos libros? seguro responderían al igual que un Alcalde que quiere ser Presidente del Perú: "Yo no leo".

El Género Lírico (Literatura)

Después de 50 años la Universidad Nacional "San Luis Gonzaga"  viene albergando a muchos estudiantes iqueños y de otros lares, principalmente de las zonas altoandinas. La presente generación de Poetas, ya egresados de sus aulas, continúan los pasos de la generación dos mil, siendo liderados por el joven Profesor: William Mitchel Siguas Suárez (Cañete - 1990). Vate que ha publicado el libro "EL HOMBRE TRIANGULAR SOBRE UNA PIEZA DE BARRO", posteriormente obtuvo una Mención Honrosa  "I Juegos Florales Nacionales de Huancayo" con su Poemario "COMO ERRANTE QUE NO QUIERE NADA". William es un hombre triangular, místico, actualmente labora en una Institución Cristiana; pero también es errante, su poesía va marcando su sendero, en cada paso deja una huella profunda, sobre todo en los lugares de su niñez, evoca con ternura la presencia de su Maestro, quien antes de iniciar sus clases leía con sus alumnos, sus abuelos y sus primeros libros leídos aparecen retratados en su versos. Sin duda su Infancia en PALPA es la que continúa jugando con su pluma.
La cantidad de producción literaria que se presenta a continuación , nos hace pensar y preguntarnos ¿Por qué los mejores alumnos no se encuentran enseñando en su Universidad?

LOS DEL 2010 ( EL ORIGEN DE SU POESÍA)

Las plaquetas tiene un origen francés (plaquette), este instrumento ha servido a la generación del 10 o el grupo de esta provincia a relucir o dar por lo menos en mínimo, un movimiento de cultura, pero también tenemos antecedentes como los poemarios de Helmut Jerí, César Panduro y Navale Quiroz, que han sido la influencia más cercana, sobre todo por sus lecturas, charlas y claro está los gustos literarios personales.
Hay diversas noticias y soy testigo de poemarios como: "Poemas de un grito" de Eduardo Moyano, "Amor en la villa" de Santos Morales Aroní, "Voz hazte ave" de Eddison Enciso, "Esperma de Dios" de José de la Roca, "A - las rosas" de Stefani Garayar, "Yo no quiero ser poeta" de Saúl Sivirichi, "Écy" de Juan Carlos García, "Susan li" de José Ramírez, este último un cuentario. Todo esto es un claro ejemplo que con defectos de ediciones en papel, la mano esquiva del destino los  hace crear a sus integrantes. Generación del 10 o como quieran llamarlo queridos lectores, siguen en camino y ya se encuentran lejos de las generaciones anteriores al  dos mil.

LOS GRUPOS

El Círculo poético Arawiy, saco a la luz en el 2011 una antología de poesía contemporánea, con sus integrantes que no pasaban los 25 años, estamos hablando de Martín Gala, José de la Roca, Sthefany Garayar, Santos Morales Aroní. El Círculo José Carlos Mariátegui que pese a sus escasos recursos, en el año 2009 publicó "Antología poética Iqueña", esta publicación pudo demostrar que: muchos escribían clandestinamente y hoy ya no le temen a que sus escritos sean criticados por criticones, de ambos grupos también ha nacido las charlas domingueras o sabatinas, lecturas que han servido ,sin duda, a que no estén en el anonimato. (bibliotecas, librerías, son testigos de todo ello).
Entiendan funcionarios de la palabra y la paleta, la palabra ya cambió desde hace mucho en Ica, lo pasado como historia y lo del mañana venga lo que venga será muy bien recibido.
William, con el Director Académico de la Facultad de Educación.

jueves, 15 de mayo de 2014

JAVIER HERAUD





Nació en Lima (Miraflores) el 19 de enero de 1942. Estudió en el colegio Markham y en la Universidad Católica del Perú.

En 1960 publicó su primer poemario “El Río” el cual lo reveló como una gran promesa de la poesía peruana, ese mismo año ganó con César Calvo el premio “El poeta joven del Perú.

Fue profesor de inglés en el Colegio Guadalupe y de literatura en la Gran Unidad Escolar “Melitón Carvajal”.
En 1961 se afilió al Movimiento Social Progresista (MSP). Participó en las manifestaciones contra la visita del vicepresidente norteamericano Richard Nixon al Perú. Estuvo cada vez más influenciado por las ideas revolucionarias y anti-imperialistas.
Viajó a Moscú representando al MSP, allí fue influido por el comunismo. Viajó a China, Paris y Cuba donde conoció a Fidel Castro.
En 1963 regresa al Perú y renuncia al MSP e inicia una guerrilla con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).  Como guerrillero era de armas tomar, en una interesante investigación - la mejor - que realiza Jan Lust "Lucha revolucionaria Perú, 1958 - 1967". Se puede notar los problemas que tuvieron el MIR y el ELN (Pág.176) en esta pregunta:"Compañero Fernández Gasco, yo quisiera saber si en determinado momento ya en el Perú y en acción, nosotros tenemos un objetivo, por ejemplo un fuerte militar a tomar y por ahí nos encontramos en las inmediaciones el MIR y el ELN ¿podrían ustedes coordinar con nosotros una acción para tomar ese cuartel?. La respuesta fue no. (un grupo era de la Juventud Comunista y el otro apristas rebeldes) "
El 15 de mayo de 1963, cuando se dirigía a Puerto Maldonado en compañía de Alaín Elías (Iqueño) fue acribillado por policías de la Guardia republicana del Perú. Murió en el río Madre de Dios, tenía 21 años de edad. El poeta ya había presagiado su muerte en un poema. Años después Elías relató lo siguiente:"En el año 1963 entramos por Puerto Maldonado porque el Partido Comunista Boliviano, en coordinación con el partido peruano, nos distrajeron, nos mandaron por la selva porque el partido peruano no quiso que entráramos. Entonces ellos escogieron una ruta que no habíamos escogido nosotros, porque queríamos pasar por La Paz, Puno, por toda la sierra directo, sin dar toda esta vuelta increíble". Ambos estaban en una canoa, los revolucionarios estaban entre dos fuegos. La bandera blanca en señal de rendición no causó ninguna impresión. Durante aquel tiroteo Javier Heraud murió y Alaín Elías fue gravemente herido. Se dice que la orden de un capitán, era matar a los dos. Las balas utilizadas para este objetivo fueron las que normalmente se disparan a las bestias.
Con la muerte de Heraud, perdimos a uno de los grandes poetas de su generación y a un gran intelectual.
Entre sus obras se encuentra: El río (1960), El viaje (1961), Poesías completas y homenaje (1964), Poema a dos voces (1967) con César Calvo.

martes, 13 de mayo de 2014

Ocaña - Perú ( Primera parte o apunte)

Ahora en Ica , con menos tiempo que allá, al leer encontré demasiadas coincidencias en relación a sus primeros pobladores, voy a empezar citando al Maestro Luis E. Valcarcel: " Los antiguos peruanos formaron en las bocas de los ríos núcleos de población (...)comienza entonces el trabajo agrícola desde las playas del mar pacífico para remontarse por el curso del río hasta sus cabeceras. Cada valle costeño viene a ser de este modo un jardín que cuelga de la montaña y se extiende por los llanos hasta tocar el océano. En el mismo libro titulado "Ruta cultural del Perú", nos habla del poblador de América Latina, en el capítulo PERÚ EN LA AMÉRICA ANTIGUA escribe:" Es muy probable que la primera de estas corrientes pobladoras la integraran hombres de cráneo alargado, que fueron ocupando todas las zonas geográficas". "La segunda inmigración parece más bien constituida por sujetos de cabeza ancha" ¿Tuvo conocimiento del lugar Sonconche?, les muestro las evidencias, donde se demuestra, que es la ocupación más antigua de la zona denominada "Las Cabezadas" y de la Región.
"Un nuevo estudio de decenas de cráneos de la zona centro-sur de los Andes examinó la práctica de la trepanación, o la extirpación quirúrgica de una parte del cráneo. Los investigadores teorizan que la práctica surgió a raíz de la caída del Imperio Wari alrededor del año 1000, que pudo haber traído el incremento de problemas de salud y violencia que requerían nuevo y, a veces radical tratamiento. El estudio muestra que los hombres principalmente adultos fueron elegidos, que el raspado ofrece mejores resultados que la perforación, y que algunos cráneos fueron utilizados para la práctica después de la muerte. -Samir S. Patel"







San Pedro de Sonconche , se ubica en  el Distrito Ocaña, Provincia de Lucanas, al sur de la Región Ayacucho.

Cráneo Markulla.
De lo primero, debo manifestar que ya está comprobado la presencia de los Paracas y Nascas en Sonconche, como lo demuestra el cultivo de la calabaza, incluso para elaborar instrumentos musicales como la quena.
Se puede ver en el museo de la Institución  Educativa Secundaria.(Sonconche)

El Período Lítico Peruano o Cazadores Nómades. Forma parte del período precerámico, época donde no se había desarrollado la cerámica. Se denomina período lítico al período comprendido entre 15,000 a 7,000 a.C. Es el momento en que llegan al territorio andino los primeros cazadores y recolectores, que utilizaban puntas de piedra, conocían el fuego y vivían en cuevas. En los andes se alimentaron de animales pequeños y camélidos americanos. En la costa recolectaron fauna de las lomas y del mar. La característica principal de la zona denominada "Las Cabezadas", es la existencia de dos grandes cuencas hidrográficas, una se inicia en Laramate y la otra en Sonconche. El pueblo sabio lo dice "Donde hay agua , hay vida"
Puntas de obsidiana (cuchillos)
Los ilustres visitantes del presente año 2,014, deberán tener en cuenta el enorme esfuerzo desplegado por los estudiantes , profesores y comunidad, para mostrar parte de su legado, al mismo tiempo aprovecho para pedir el apoyo de las autoridades de la región Ica y Ayacucho, con la finalidad de contribuir en una investigación macro, con financiamiento, hecho que permitirá reconocer el Museo Escolar por el Ministerio de Cultura. Sonconche está de fiesta, admire toda su belleza.
Foto Ambar Gavilán

miércoles, 7 de mayo de 2014

José Toribio Polo


http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/historica/article/view/8698/9070
José Toribio Polo
 El sabio José Toribio Polo Valenzuela, nació en Ica el 4 de mayo de 1841. Tuvo una infancia triste porque perdió a su madre y luego a su padre. Fue criado por su hermano mayor.

Logró convertirse en un profesor muy reconocido, enseñó en la Escuela Normal Central y en colegios de Lima, Callao, Huanuco y Huaraz.

En su juventud estudió en el seminario de Santo Toribio y estuvo presente en el combate del 2 de mayo de 1866. Durante la guerra con Chile participó en la batalla de Miraflores. Durante la ocupación chilena emigró a Panamá.

Muchos lo han confundido con Ricardo Palma, tiene cierto parecido físico y tienen varias cosas en común: ambos son estudiosos del pasado peruano, asimismo Ricardo Palma fue director de la Biblioteca Nacional y recomendó a José Toribio Polo para ser subdirector de la biblioteca entre (1884 y 1885). Un año después Polo renunció a este cargo, nunca se supo la razón, se dijo que fue porque le pagaban muy poco. Ricardo Palma nunca se pronunció sobre este episodio. Al parecer ambos no pudieron llevarse bien. Después de la renuncia de José Toribio Polo el cargo de subdirector fue suprimido.

Polo era un gran erudito y sabio, se le encargó organizar el archivo del Ministerio de Hacienda y del Tribunal Mayor de Cuentas. 

La vida del historiador Polo fue difícil, pues no era un intelectual de familia acomodada, siempre vivió con estrechez económica, vivía prestándose dinero en una casa alquilada. Felizmente pudo obtener una pensión del gobierno que le permitió vivir decentemente.
Vivió sus últimos años dedicado a la investigación histórica, visitando la biblioteca nacional. A pesar de sus graves problemas a la vista, no dejaba de leer. Siempre recibió la visita de su amigo Manuel Gonzalez Prada. Polo falleció el 4 de setiembre de 1918.
Sus estudios históricos han sido olvidados. José Toribio Polo estudió el castillo de Chavin y bautizó como “Lanzón monolítico” a la famosa piedra. Estudió a los uros, pueblo de Perú y Bolivia. Criticó la obra histórica más importante de la época: el diccionario histórico-biográfico del general Mendiburu. Estudió las memorias de los virreyes, las epidemias en el Perú, los obispos de Trujillo, la historia de la minería peruana, las momias de los incas, los temblores y volcanes del Perú ( un gran número de apuntes biográficos). El historiador Joseph Dager investigó a este intelectual olvidado en su tesis de licenciatura, que fue publicada el año 2000. En Ica, su tierra natal, una Institución Educativa lleva su nombre.


(Juan José Pacheco Ibarra)





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