miércoles, 15 de julio de 2015

Cuento de Leonardo Quijandría Mendoza (13 años )

Leonardo recibiendo su premio de manos de la Directora: Luz Pantigoso Loayza.
EL AMOR QUE NADIE ME DIO 
Al comenzar la mañana los pájaros cantaban y yo un niño triste despertaba llorando, porque mi vida es un diario infierno, sufro de muchas maneras; una de ellas es en el amor. Dicen que en esta etapa de la vida (adolescencia) los padres deben brindar apoyo a sus hijos; pero yo no tengo a nadie excepto a mi perra, ella se llama Pelusa, ES UNA PERRA MUY HERMOSA, yo la quiero tanto a ella que cuando pasaba un sismo, lo primero que hacía era buscarla, cargarla y correr. Mi mamá me dice: 
- exageras mucho con esa perra,
 yo le respondo:
- esa perra que dices tiene su nombre, además esa perra me da más amor que tú.
Es cierto, porque un día un niño me quiso pegar, le hablé a mi mamá y no me hizo caso, me descontrolé,  hasta me amargue y me fui donde mi Pelusa. En ese entonces ella tenía entre cinco y siete meses, creo que me entendió porque cuando me resondró mi papá, mi Pelusa le ladró y se vino a mi cuarto, ahí me lamía mis lágrimas, hacía un ruido en el fondo de su cuerpo como expresando la incomprensión de los humanos, eso me ponía bien lo sé, ya que cuando lloro mi Pelusa hace lo mismo.
Pelusa ya tenía nueve meses y paraba inquieta, le pregunté a papá: ¿qué tiene Pelusa? me respondió que estaba alunada, volví a preguntar ¿y eso es malo?
-No hijo , me respondió, es su mes en que quiere aparearse.
-Yo no sabía, le dije....
Un día mi perro pitbull, le comenzó a lamer la parte de atrás, y lo espanté.
- ¡Ares safa!
No me hizo caso, salí a donde mi abuela, la pasé jugando con mi primo hasta el almuerzo, nos despedimos muy cansados, jugar es lo más bacán y si tu primo tiene tu edad , es pulenta. Al llegar a casa me asusté , vi a Pelusa con Ares, sus colas estaban atadas pensé, inmediatamente mi madre me dijo: "Ya la chifó".
- ¿Qué es eso? le respondí.
-  Es que ya le echó un hijo.
Mi madre a cada rato me repetía "ahora qué haremos con sus hijos". 
- Hay que criarlos mamá.
- Ni lo pienses; pero si sale uno como la mamá no los quedamos, me dijo.
Yo me puse contento y le pregunté.
- ¿Mamá cuánto dura la gestación de un perro?
- Tres meses.....
Estábamos en febrero, esperemos hasta mayo logré decir. Poco a poco mi pelusa engordaba, ella era baja de estatura, de color naranja, hocicona, es un peluche. Con el paso de los meses, mi perrita cambiaba más, ya no le importaba mi presencia, sólo se preocupaba de su barrigota, llegaron los dolores, mi Pelusa temblaba y lloraba, yo le hacía cariño y se calmaba.
Los cuartos de mi casa estaban deshabitados, no se encontraban mis padres y mis hermanos, yo y Pelusa la pasamos muy feo, eran las seis de la tarde y nadie llegaba, la perrita lanzaba un quejido desconocido para los lamentos, esos lamentables sonidos me ponían nervioso, tuve que ponerle el colchón de mi cama para que se acueste, ella mascaba el colchón. Por fin empezó a dar a luz, estuve asustado lo confieso. Cuando botó de su barriga un hermoso bebé logré tranquilizarme, entonces pude ayudarla con los otros críos, lloré de alegría con mis manos manchadas de sangre, vi de cerca el génesis de la vida, me lavé las manos y los conté uno por uno.¡Eran siete hermosos cachorros!
Mi mamá con el resto de la familia llegaron, vieron a los hijos de mi perra, les pude decir con todo el volumen de mi voz "toda la vida me dejan solo, nunca se quedan conmigo". Mi Padre se burló, quiso tomar un perro y mi Pelusa le mordió la mano, fue entonces que mi mamá dijo"no se acerquen a esa perra". Al día siguiente cuando todos se fueron, me acerqué a ella, tomé uno de sus cachorros y no me mascó, nuevamente logré oír ese sonido que siempre era una canción para mí.
Ahora vivo feliz, los hijos de Pelusa están con vida, son tres machos y cuatro hembras, ya caminan, abrieron sus ojos. Hoy le dije a mamá , soy tío de siete engendros, tengo siete sobrinos, después de eso vivo pendiente de mis consentidos, si gano el concurso podré comprarle sus galletas. aún no le digo a mis padres " si no fuera por mí la Pelusa estuviera loca", pero no sé como expresar mi alegría, estoy contento que al fin y al cabo termine criando a todos sus hijos, y eso es lo que me hace un tío feliz.

       Leonardo Quijandría Mendoza
         Segundo Año de Secundaria.

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