domingo, 19 de enero de 2025

CRÓNICA DEL ORIGEN DEL NOMBRE SANTA CRUZ DE FLORES

 

CRÓNICA DEL ORIGEN DEL NOMBRE SANTA CRUZ DE FLORES

El año 1987, hace su aparición el primer texto titulado “Los peleadores y otros relatos florinos”,  escrito por José García Conde. Desde ahí se menciona que el pueblo tiene como nombre el apellido de un sacerdote español. Pero los florinos nombran a su pueblo como Santa Cruz de Flores, desde cuando un arzobispo pasó en visita pastoral, él puso al pueblo bajo la advocación de la Santa Cruz, debido a los numerosos relatos de apariciones, encantamientos producidos en La Ollería y el cerro Chicha, todos relacionados con el oro poseído por el demonio. Un dato relevante que muestra el folleto es: Santa Cruz de Flores tiene el privilegio de haber sido cuna del “Hombre de La Palapa”, que vivió hace ocho mil años antes de Cristo, en las lomas florinas de La Palapa y Azpitia. En la contratapa nos muestra una apreciación del lugar de parte de Luis Alayza y Paz Soldán a su paso por Flores, buscando datos para escribir su libro “Mi país”, producto de esa visita y atraído por la campiña escribió: Dios bendijo a Flores en forma de pájaros cantores y dulces frutos.

El primer florino en investigar sobre la historia de su pueblo es sin duda Don Orlando Germán, el año 2010 aparece un texto “Mitos Relatos y Leyendas de Santa Cruz de Flores”, en aquella época estaba como alcalde Don Fortunato Modesto Montoya, en realidad fue un concurso que llevó a cabo la Municipalidad para promover la cultura en el Distrito.

Orlando Germán, corrigió los trabajos y realizó un acertado enfoque interpretativo de los mismos, basado en Luis Guillermo Lumbreras, María Rostworowski y otros eminentes historiadores, quienes concuerdan en afirmar que la historia no puede hallar verdades sin recurrir a los mitos en los que subyacen referencias históricas comprobables en el plano racional e histórico. Desde este punto de vista es innegable la importancia de rescatar, antes de que pasen al olvido, los mitos y leyendas de los pueblos. Los relatos que se reunieron en esa colección, no tenían antecedentes escritos, tampoco pensaron que el libro editado por la Municipalidad sea el definitivo, estaban muy conscientes de la existencia de otros muchos relatos reclamando ser llevados a la escritura, antes que la estocada de las fuerzas foráneas los deforme en su estructura o en sus mensajes profundos. Llevar a la escritura estos textos de la tradición oral constituye una forma de salvar una característica del florino. Las recopilaciones hechas se referían con más recurrencia al Cerro “La Ollería” “Los cerros poseen espíritu y pueden contactar con seres humanos reconstruyendo el pensamiento panteísta aborigen de épocas pre-incas e incas”

El año 2013, la gestión del alcalde Pedro Riega Guerra, publicó “Santa Cruz de Flores para el mundo”, en su presentación consideran a la cultura como el eje transversal del desarrollo social, político y económico, en lo que concierne al nombre se puede leer: “Sus más antiguos pobladores, dicen que el nombre le viene dado por la acción del reverendo sacerdote apellidado Flores, el año 1865 colocó y bendijo la Cruz Misionera al ingreso de la población. Es un texto completo que abarca desde investigaciones arqueológicas, pasando por la gastronomía, folklore, la industria vitivinícola, fiestas religiosas, hasta algunas tradiciones orales.

El marzo 2014 la Revista Profesional (RP), presenta como invitado especial al maestro Félix Chumpitaz Camacho. En la revista manifiesta que “es conocido por todos los pobladores que el nombre tiene su origen en el apellido de un sacerdote español, fue él quien se esmeró en que la feligresía construyera su iglesia, apelando a un sin número de actividades para obtener fondos económicos para lograr tal fin. Dio ejemplo de perseverancia, de trabajo, esfuerzo y unidad, por eso, todos los consideraban, lo respetaban y le siguieron el propósito sin desmayar. Al parecer fue él quien propuso como patrón del pueblo a la Santísima Cruz”. Hipótesis que se contradice con la publicación florina de 1987, en ella manifiesta que se nombra al pueblo Santa Cruz de Flores, desde cuando un arzobispo, que pasó de visita pastoral, puso al pueblo bajo la advocación de la Santa Cruz. No manifiesta José García Conde que el cura español Flores construyó la iglesia, permaneciendo por un tiempo considerado, sino que un arzobispo pasó de visita pastoral. Hechas las averiguaciones con personas del lugar, nunca ha existido cura o sacerdote con ese apellido.

El apellido Flores viene del quechua Huayta (flor) o del Aymara Tika (Flor). Santa Cruz de Flores “tiene el paisaje de la Arcadia” definido así por Luis Alayza y Paz Soldán. Otras de las hipótesis que lanza Félix Chumpitaz Camacho es: “De todos los viajes realizados por el italiano Antonio Raymondi, vio admirado el verdor de la campiña y la llamó Miraflores”. Se puede colegir que siempre fue admirado el paisaje florino, por estar llena de colores, ni que decir de sus frutos.

Al llegar la ocupación inca el lugar se llamaba “Huayiata” - Traducido al castellano es flor o flores - desde ahí controlaron y administraron el área local, la producción, almacenamiento y redistribución de los recursos (Aquí la fuente “Santa Cruz de Flores para el mundo”, página 20, Raymondi 2012) Entonces es verdad que los españoles pasaban al castellano los nombres o apellidos difíciles de pronunciar, ejemplo: Wassi a Casas, Tikka a Flores o de la Flor, Mayu a Ríos, Pachicu a Pacheco, en ese sentido Huayta del quechua Flor paso a Flores, la prueba de ello es que existe el apellido Flores en quechua y castellano.

Volvemos al estudio de Orlando Germán, cuando cita a Lumbreras y Rostworowski (La historia puede hallar verdades cuando recurre a los mitos y leyendas). Felix Chumpitaz Camacho ya había trabajado un texto “Mitos y Leyendas” de la zona norte de Cañete (Chilca, San Antonio, Santa Cruz de Flores, Mala, Calango, Coayllo), dentro del aquel texto se encuentra la leyenda “El oro de la Ollería”, la cual nos relata la resistencia del guerrero “Tika”, para no ceder y dar información sobre el filón de oro oculto por los incas. Ya está escrito el relato “El secreto del reloj de la Plaza de Armas” la estudiante tendrá más de 20 años, su nombre: Estrellita Cuya Acuña. Según esta versión el túnel se inicia en la plaza de armas y desemboca en La Ensenada, todo indica que hasta el momento existe ese túnel, ya que los pobladores más longevos afirman que esa versión es conocida desde muy antiguo. En ambos casos concuerdan en el nombre actual de “Flores”, sea Tika o Huayta. La leyenda que nos dio a conocer Don Félix Chumpitaz, nos da una pista por el lado de la lengua aymara.

 

“Del libro relatos con historia” 2025  “Cañete tiene su norte” 2026











 

 

lunes, 13 de enero de 2025

JOSÉ DOLORES (primeros boxeadores cañetanos)

 

JOSÉ DOLORES



Era un joven alto y de cuerpo bien proporcionado, fuerte en la pegada y la asimilación. Aproximadamente el año 1923, se comenzaba a practicar el futbol en el valle de Mala; pero la pelea de los guapos siguió siendo el deporte favorito entre los hombres. Entonces el futbol solo era un pretexto para estos eventos de golpes varoniles.

José Dolores se convirtió en unos de los valientes del valle, cuando el pueblo de Flores fue invitado a jugar futbol al otro lado del río, en Tutumo. Ahí residía un peleador, que había acabado con los más bravos luchadores de la margen izquierda del valle, mientras José Dolores empezaba a dar sus primeros golpes en Flores.

El propósito de los organizadores del partido de fútbol fue dar oportunidad a su ídolo de peleas, para que logre otra victoria ante el florino Dolores, ya los tenía acostumbrados a verlo ganar en cada combate. Cuando los florinos llegaron a Tutumo, la gente preguntaba por José Dolores, porque a ellos no le interesaba el fútbol, sino el choque de estos hombres.

Desde que comenzó el partido de fútbol, ambos defendían  ardorosamente los colores de su cuadro, hasta que degeneró en insultos, el joven peleador no aguantó. Se paró en seco cuando avanzaba con el balón, y aceptó el duelo de pelear con su desafiante. El partido de fútbol se interrumpió, terminó para dar paso a la pelea.

De inmediato, el público se fue acercando al centro del campo y formó un círculo humano. En medio de ellos los dos hombres pusieron en juego todo su coraje, también todos sus recursos de lucha. La pelea era todo un espectáculo, se prolongaba demasiado, porque ninguno de los dos se rendía. Hasta que por fin José Dolores quedó dueño de la cancha, ante la sorpresa de propios y extraños.

El vencedor sangraba de una oreja pero se le veía feliz. Entonces pidió un espejo y una tijera. Al verse roto parte del pabellón de una oreja, por el cobarde mordisco de su contendor, (parecido a la mordedura de Mike Tyson a Evander Holyfield, en junio de 1997) él con mucha estética se dio un corte, y para emparejarlo con la otra oreja, se cortó igual.

Desde ese momento, José Dolores exhibió  con orgullo y como señal de triunfo, sus orejas cortadas. José Dolores Chumpitaz, volvió a Flores como un héroe, fue ídolo de los jóvenes, más tarde un ciudadano notable del pueblo.

Recopilado el 2024, “Los peleadores y otros relatos florinos” José García Conde.

(Pertenece al libro Cuentos con historia 2025)

LA SAPA QUE EMBRIAGÓ AL DIABLO

 

LA SAPA QUE EMBRIAGÓ AL DIABLO



Demonio que llega a Flores se va “al diablo”, si bebe pisco de este pueblo. Cierta vez Satán quiso llevarse a un florino pero no pudo, porque llevaba una sapa en la mano y una mona encima.

Antes se solía invitar a probar los chicharrones, a quienes habían ayudado apisonar las uvas en los lagares, cuando se destilaba el pisco en las falcas o alambiques. Se llama chicharrón al pisco que en alto grado comienza a destilar. Es agradable pero trepador. El que sabe solo lo prueba y espera que se ponga a punto, más o menos de 20° grados.

Cuando se retiraban los invitados, a cada uno le daban una sapa, o botella de pisco, como retribución a su colaboración. Todos volvían a sus casas a medianoche por el callejón que va al cementerio. Don Fred Caycho andaba medio retrasado en la hora, a mitad del camino vio a un hombre recostado a una pared. Al entablar conversación bebieron pisco de la sapa, caminaron un trecho no tan pequeño, el músico acompañado del extraño llegaba al pueblo, según creía él, cuando cayó a una zanja exclamando el nombre de Dios. El ocasional “amigo” desapareció dejando en el ambiente un olor a azufre quemado.

Fred, al incorporarse se vio solo, en un descampado lugar distante de Flores. Despavorido, con los pelos de punta, corrió rezando, saltando acequias, adobones de los huertos y cementeras, en dirección a sus casa.

José García Conde

(Folleto:  “Los peleadores y otros relatos florinos”)

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